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De la laxitud a la adicción  

El problema de los emprendedores con la productividad

6/03/2017 - 

MADRID. En España tenemos un problema con la productividad. Solemos trabajar más que la media europea, pero nuestros niveles de productividad son más bajos. No obstante, el análisis difiere mucho cuando se aborda el tema desde la perspectiva de trabajar por cuenta ajena a trabajar en tu propio proyecto. La causa puede parecer obvia. Mientras que en el primer caso la productividad apenas implica variaciones en cuanto a ingresos y tiempo libre, en el segundo sí las hay. 

Un estudio realizado por la compañía especializada en eficiencia empresarial Workmeter, ponía de manifiesto que los trabajadores españoles pasan de media 9 horas y 19 minutos en su puesto de trabajo cada día, pero su productividad es sólo de 6 horas y 34 minutos, “con lo que el 30% restante es tiempo perdido”. La misma investigación situaba la franja horaria de entre las 12.00h y las 13.00 h como la más productiva de la jornada y el viernes como el día de la semana que más rendimos. El CEO de Workmeter, Joan Pons, señalaba que “el hecho de que muchas empresas hagan jornada intensiva los viernes hace que los trabajadores sean más eficientes esa mañana”.

También los organismos internacionales alertan de la situación. Pese a la mejora de las previsiones de crecimiento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigía a España hace unas semanas medidas que acentuasen el fortalecimiento de las políticas de innovación y educación para elevar la productividad.

Las causas 

Para Rafael Delicado, consultor de Equipo Humano, pueden ser varias las causas de ese seudoabsentismo laboral que padecen algunas empresas. “Un contrato psicológico débil entre trabajador y empresa e incluso desigual (donde el trabajador perciba una situación de desequilibrio entre lo que produce y lo que recibe a cambio) contribuye a generar una percepción más favorable hacia el absentismo”, afirma.

A grandes rasgos, tres son las principales variables que determinan, según Delicado, la tendencia a la laxitud laboral: el grado de compromiso con la organización y el propio trabajo, la satisfacción laboral hacia el trabajo desempeñado y la propia motivación. Situaciones donde la significatividad del trabajo sea pequeña o nula, exista un grado de reconocimiento bajo o no existan elementos de superación personal o profesional, podrán dar lugar a insatisfacción laboral, pudiendo entenderse así la importancia que desempeña la organización sobre el contrato psicológico”.

La receta

Al margen de ese ejercicio de introspección que corresponde a las empresas, los expertos suelen añadir a la receta de la productividad mayor flexibilidad y racionalización de horarios, mejor gestión, mimar las instalaciones y el clima laboral, y altas dosis de comunicación interna. “La falta de comunicación es la causa del 99% de los problemas que sobrevienen en una organización”, afirmaba Álex Ríos, CEO de Happyforce. 

Claro que existen ya organizaciones donde todas estas prácticas se aplican y motivan a sus empleados a través de sinergias, cumplimiento de objetivos y bonificaciones, pero la ventaja de las startups es que parecen llegar con la lección aprendida. A diferencia de un proyecto empresarial ya rodado, en este caso se trata de proyectos que hay que arrancar y hacerlo, generalmente, con pocos recursos. Ni hay contemplaciones para la falta de compromiso ni licencias con el tiempo. 

 “Llevo ya meses en Estados Unidos y lo primero que aprendí es el valor del tiempo. El propio y el de los demás”, iniciaba Pablo Pantaleoni, de Medtep, su intervención en un foro de emprendedores. En términos similares se expresa Carlos Jiménez, de Valeet. “Todo lo que me rodea gira un poco en torno a esa paranoia que tengo con no perder el tiempo. Mi mujer dice que debería frenar, pero cuando sé lo que quiero, lo tengo que hacer”. Ambos representan ese discurso de muchos profesionales independientes y de las startups donde imperan dinámicas para la planificación, ultraproductividad,  comunicación intensa y autogestión del tiempo. Frecuentes son también el uso de metodologías como GTD o técnicas de concentración y rendimiento.

La búsqueda disciplinada de ganar tiempo

Experto en productividad es el emprendedor Isra García. Autor del libro Ultraproductividad. Trabajar menos, producir más y vivir mejor, asegura haber aprendido a trabajar menos de 5 horas al día obteniendo, cada vez, resultados más rentables. Entre sus recomendaciones incluye todo un kit con medidas que van desde segmentar el día por horas, hasta imponerse una dieta digital y sistematizarlo todo. Tal es su obsesión por ganar tiempo al tiempo que hasta reconoce haber decidido vestir de negro en todas sus conferencias para no tener que plantearse el ‘qué me pongo’ cada vez que le ofrecen pronunciar alguna. 

Palabras como voluntad, esfuerzo y disciplina configuran también el mantra de estos emprendedores. “La palabra disciplina suena mal, pero ser disciplinado es la clave para tener éxito”, dice en su libro Cuenta contigo la psicóloga Patricia Ramírez. Puede que así sea, pero no siempre resulta fácil poner los límites. La misma psicóloga advierte de que “la fuerza de voluntad es un músculo que se puede desarrollar, pero tampoco conviene forzar la máquina demasiado y aplicar a todo la ley de la fuerza de voluntad porque al final ese músculo se atrofia”.

Pero este es el ritmo que parece haberse impuesto en el entorno de las startups. Plazos  permanentes que cumplir, fechas y horas para todo, priorización y categorización de tareas, constantes revisiones de objetivos y medición de todo, incluidos los clientes…Advierte Jordi Sánchez, de organización personal, que a veces se corre el riesgo de obcecarse con la planificación en detrimento de la acción aunque, desde su punto de vista, “la productividad es trabajar mejor para vivir mejor”.

Ninguno habla del riesgo de la adicción al trabajo, pero otro autor, esta vez el británico Greg McKeown, alerta en su libro Esencialismo, la búsqueda de lo importante, del peligro de obsesionarse con la productividad. No sólo en lo que respecta a motivos de salud, sino también en cuanto al riesgo de que la misma obsesión se convierta en un catalizador para el fracaso ya que conduce a la búsqueda indisciplinada de hacer cada vez más. El antídoto sería, pues, el que anunciaba en su blog a finales de año el COO de Carto, Miguel Arias: “Para 2017 tengo solo un objetivo: hacer menos, pero mejor”. 

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