el cudolet / OPINIÓN

El otro mundial, el de la Costa Blanca  

6/07/2019 - 

El otro mundial, el oculto, el del fútbol base, lo que el ojo no ve, se ha celebrado esta semana en la Costa Blanca. Más de trescientas equipaciones de veinte países diferentes han participado en la torre de babel del balompié o mundialito, nombre adoptado cariñosamente por los lugareños de la Marina Baixa al formato del campeonato. Daniel Artíguez y Fernando Brotons, son los promotores de Toursport, empresa que desde hace tres décadas organiza el torneo en el litoral alicantino. La solvente empresa de capital valenciano, especializada en las promociones deportivas, domina muchas lenguas e idiomas. La Costa Blanca Cup es un referente mundial en el planeta fútbol. Son pioneros en el turismo deportivo. Altea, L’Alfás del Pí, Benidorm, Villajoyosa, Calpe, La Nucía, Polop e incluso Alicante, sedes oficiales para la práctica del deporte rey. El buen clima, las playas, el sol, las instalaciones deportivas y la colaboración con los Ayuntamientos locales, ingredientes necesarios para encumbrar a lo más alto el campeonato del fútbol de naciones de la costa alicantina. El principal motor que empuja al torneo a saltar al césped es el del fair play, valor que practican más de 4.500 jóvenes desembarcados estos días junto a familiares y amigos en la Costa Blanca. Es el premio al arduo trabajo de todo un ejercicio escolar, un triunfo al mérito académico.

Para llegar a la Costa Blanca, imperio del sol, la tarea no ha sido fácil. Ni pagando el alto coste del peaje de la AP-7. Los dos socios valencianos cursaron su formación académica en el colegio de los Hermanos Maristas, ubicado en la calle Salamanca, obra de Marcelino Champagnat. Vistieron la camiseta blanca de las tres violetas. Patearon todos los campos de tierra del antiguo cauce del Turia. Exento de lujo, el césped quimera artificial de una España de Cuéntame. Por aquel entonces el plantel de entrenadores de los Hermanos Maristas lo dirigía Antonio López Entrena. En 1985 los Maristas se embarcaban en un austero viaje de Gulliver, colonizando las costas danesas con la difícil misión, pero no imposible, de participar por primera vez en el torneo de fútbol de Copenhague. La plantilla deportiva, en su gran mayoría, se componía de estudiantes de la escuela, más algún comodín repescado de última hora. El desplazamiento costaba cerca de las antiguas 30.000 pesetas, dos días enteros de viaje en pulman y soñar abrigado por las plumas de un saco de dormir en el interior de un polideportivo. Sueño llevado a buen término por el sacrificio recaudatorio de la cantidad destinada para el desembolso del costoso desplazamiento gracias a los fondos propios donados por padres, tíos, abuelos y a la venta de rifas o loterías. Maristas era un colegio privado. No existía la fórmula del concierto. A tanto San Bruno.

El mundial de futbol base organizado en Suecia, país fronterizo, disputado en la ciudad de Goteborg, era el más importante de todos los que se organizaban hasta el momento. Las finales se disputaban en el estadio de Ullevi. Había que participar primero en el de la ciudad pedal de la sirenita y al año siguiente jugar la soñada Gothia Cup. El fútbol femenino ya gozaba de gran prestigio entre las jóvenes suecas y danesas, estrellas de la competición. Años de bonitas experiencias, de aperturismo a Europa. Al regresar a tierra firme de aquella grata aventura un grupo de padres de alumnos del colegio, con el patrocinio de los lubricantes aceites E-1, empresa de Pedro Codina, encontraron la fórmula de incluir a la ciudad de València en la ruta de torneos veraniegos de fútbol base. Fuimos pioneros junto a la localidad de Palencia. En 1989 el balón echó a rodar en el Cap i Casal en el formato arenoso de la tierra de la Copaval. Por desgracia, la ciudad no albergaba infraestructuras adecuadas para la práctica de la alta competición del fútbol base. La Copaval duró cinco años. El proyecto valenciano fracasó. La ciudad costera de los rascacielos de Benidorm sustituyó a València como lugar de preferencia en el desarrollo del nuevo campeonato del otro fútbol, convirtiendo hoy a la Costa Blanca Cup en el torneo más importante que se disputa en España.

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