Quedaba una semana para disputar el Preolímpico de Llíria. Desde hacía más de un año soñaba con los Juegos Olímpicos de Tokio. Tuve la suerte de estar en Río en los últimos Juegos Olímpicos y desde entonces soñaba con Tokio 2020. Cuando conseguimos la medalla de plata en el Mundial el pasado diciembre, la ilusión y las ganas eran cada vez mayores, cada vez veía más cerca y más real el sueño de estar en Tokio.
Durante todo este tiempo, cada día al levantarme e ir a entrenar, rondaba por mi cabeza ese Preolímpico, esos Juegos… me recordaban día a día el porqué de tanto esfuerzo, sacrificio, es una motivación extra.
Cuando se decretó el estado de alamar estaba en Besançon (Francia), donde juego con mi equipo. Fueron días de mucha incertidumbre, pocos días después se canceló el clasificatorio para el Europeo 2020, y seguidamente el Preolímpico… Todo quedaba en el aire… Pero no era eso lo más importante, la situación que empezábamos a vivir no solamente era nueva y desconocida, sino que cada día descubríamos su gravedad.
Decidí bajar a España y pasar el confinamiento con mi familia en Santa Pola, tuve realmente miedo durante el viaje, cogí el último vuelo directo a Alicante. Me bajé con lo puesto...
Una vez en casa, más calmada, decidí aceptar la nueva situación tal y como venía. No mirar más allá del día a día, Aunque se había cancelado el Preolímpico, de Francia llegaban noticias contradictorias, no sabíamos si se reanudaría o no la liga, ni cuándo, ni si se iba disputar el clasificatorio de junio, ni si iban a haber Juegos Olímpicos… Muchas preguntas e incertidumbre.
En aquel momento decidí centrarme en recuperar al 100% el hombro, que últimamente me había dado problemas, y seguir un plan de entrenamiento individualizado para mantener el ritmo en la medida de lo posible, ante el posible reinicio de la competición.
No fue hasta mediados de abril, cuando nos confirmaron, la suspensión definitiva de la Liga, y la reubicación del Preolímpico y Juegos Olímpicos al 2021. Desde entonces estoy mucho más relajada y segura, sigo entrenando para recuperar poco a poco el nivel, y mantenerme lo más en forma posible, el objetivo es volver más fuerte.
Este tiempo lo he aprovechado no solo para entrenar, también para dedicar tiempo a mí misma y a actividades que siempre me han gustado. Inicié clases de pilates y baile para desconectar. Aproveché el tiempo para terminar el TFG (trabajo de fin de Grado CAFD), para leer, para iniciarme en la cocina (ahora hago unos postres… buenísimos).
Ahora, iniciada la desescalada, he salido a correr por la playa, con la bicicleta por la sierra… el primer día fue una sensación increíble, de felicidad y libertad. Empezamos a valorar las pequeñas cosas.
Tengo que agradecer públicamente al Proyecto Fer por el apoyo que nos da año tras año, pero especialmente en momentos tan difíciles, de tanta duda e incertidumbre como estos, el saber que están detrás de cada uno de nosotros. No tenemos palabras suficientes de agradecimiento, por todo lo que nos aportan y ayudan. Es un honor para los deportistas de la Comunidad Valenciana tener un respaldo tan importante y confiamos en responder responder con muchos éxitos deportivos.