el paspartú

Elga Fernández Lamas dibuja un 'País Valencià' sin tapujos

La ilustradora gallega Elga Fernández Lamas realiza una serie de ilustraciones que pone en valor diferentes aspectos, oficios y costumbres de la cultura valenciana bajo el título, sencillo y contundente, de País Valencià

17/11/2020 - 

VALÈNCIA. En ocasiones, cuando los opuestos nos dedicamos a helarnos el corazón los unos a lo otros, lo más efectivo suele ser que alguien externo interceda y que nos haga ver las bondades que tenemos en común. Sucede, por ejemplo, cuando un hispanista como Ian Gibson reivindica a Lorca con más pasión que decenas de académicos patrios juntos, o cuando el pianista James Rhodes aprende alguna ñoñería nueva en castellano y nos lo cuenta en Twitter con el entusiasmo de un niño. Es entonces cuando algo muy parecido a un orgullo adormecido se despierta y, aunque sea por un momento, nos olvidamos del auto-odio y de aquellas cosas que nos separan.

Elga Fernández Lamas (Ferrol, A Couña, 1976) se sorprende de la repercusión que está teniendo su última serie de ilustraciones sobre diferentes aspectos de la cultura valenciana y que tiene como protagonistas —por el momento— a cuatro mujeres: la arrocera, la barquera, la segadora y la jugadora de pilota. Una serie amable y emotiva, colorista y sencilla pero también reivindicativa y empoderadora. ¿Su “excentricidad”? Su título: País Valencià.


Todo empezó hace unos meses con un encargo de la organización Joves País Valencià - Compromís. Como cuenta su secretario general, Francesc Roig, “cada año hacemos varios encuentros de formación y el de este verano giraba sobre el eje de la lucha antifascista en el País Valencià para frenar a la extrema derecha; una lucha que ha pasado por momentos oscuros y muy complicados pero que siempre ha resistido.” Con el fin de anunciar estos encuentros con una imagen potente estudiaron los trabajos de diferentes ilustradoras: “teníamos claro que queríamos que la imagen tuviera nombre de mujer y que estuviera enraizada en el territorio”, agrega. Finalmente, aunque las jornadas no pudieron celebrarse según lo previsto por el rebrote de la COVID-19 en la la Ribera, “quisimos recuperarla como imagen para conmemorar el Día del País Valencià, el 9 d’Octubre. La colgamos en redes sociales y empezó a ser compartida rápidamente. De repente teníamos más de 400 peticiones de láminas que enviar a lugares como Cataluña, Baleares, Euskadi, Andalucía… incluso al extranjero”.

La imagen de la recolectora de alcachofas con la hoz en alto y su inusitada buena acogida animó a la ilustradora gallega a continuar investigando y a hacer, esta vez por iniciativa propia, una serie que homenajea algunos de los aspectos más relevantes del patrimonio de su tierra de acogida y sus habitantes. “Para la imagen del encargo se pensó en añadir algún eslogan pero nos dimos cuenta de que poner sencillamente ‘País Valencià’ ya englobaba una concepción del antifascismo, del feminismo, de la noción de pueblo que avanza…”, explica Elga para Culturplaza. Y añade: “es un término que, lamentablemente, no se usa lo suficiente y que es precioso seas de la ideología que seas”.

Es precisamente el término “País Valencià” —ligado tradicionalmente a la izquierda nacionalista— el elemento que ha suscitado los recelos de algunos usuarios en redes sociales. “Hay quien me pregunta irónicamente si es un país inventado, otros que por qué no hablo mejor del ‘Reino de Valencia’… pero al final todos somos personas y, si no se ponen faltonas, les digo ‘¿pero no me negarás que son preciosas?’ y hay quién me ha dicho ‘la verdad es que sí, pero no lo cuentes’. Ahora me sigue y es súper amable”, bromea. 

La ferrolina llegó a València hace quince años para trabajar en la elaboración de monumentos falleros: “En 2001 el pintor Sigfrido Martín Begué y el artista fallero Manolo Martín López hicieron la espectacular falla «La pinotxada universal» para Na Jordana. La vi desde Galicia y me quedé fascinada. Gracias a una beca pude venir y me quedé un año trabajando en las fallas, después en decoración para publicidad en la antigua Canal 9 y ya me quedé aquí, aunque trato de vivir entre València y Ferrol y mantener la presencia de mi trabajo y mis clientes en ambos lugares”.

Ilustradora autodidacta, se dedica por completo a la ilustración gráfica y compagina los encargos de carteles, portadas de libro o packgaging con sus proyectos propios. “Es en los trabajos personales en los que el grado de libertad es total y haces lo que te nace de dentro. Por eso intento que siempre tengan un contenido social o político”. Convencida de que la ilustración es un medio “sencillo y eficaz para lanzar un mensaje y hacer pedagogía”, por lo general trata temas en los que las mujeres son las protagonistas. “Por ejemplo, en esta serie, introduzco mujeres realizando trabajos que a veces se asocian con lo masculino aunque, en realidad, la tierra siempre la han trabajado mujeres”. Sin embargo, en ocasiones sí se basa en mujeres que realizan trabajos masculinizados como el caso de la barquera Rosa Marco Puchades “que tuvo que pelear para poder salir con su barca a pescar en la Albufera.” 


En casos como este en el que busca ser muy rigurosa la labor de investigación previa es la parte que más tiempo del proceso creativo ocupa, “acudiendo a archivos, fotografías antiguas, artículos de investigación… para recrear, por ejemplo, las ropas o las herramientas de trabajo; de hecho, estoy descubriendo que hay todo un mundo por recuperar en cuanto los sombreros típicos valencianos”.

Hija de sindicalistas, sus obras acostumbran a tratar el imaginario del compromiso social y político. Para ello se sirve de un estilo sencillo y de tintas planas, no especialmente beligerante o agresivo sino todo lo contrario: de una forma positiva y llena de color. Así, en su Galicia natal, sus manos han dibujado infinidad de postales que van, por citar a algunas, desde un homenaje a los buzos de los trabajadores de los astilleros hasta la denuncia del presunto expolio de dos esculturas del Pórtico de la Gloria en manos de la familia Franco, pasando por la reivindicación de figuras históricas como la de la revolucionaria Antonia Alarcón —decapitada por liderar un motín en Ferrol en 1811—, o la del ceramista Isaac Díaz Pardo, renovador junto a Luis Seoane de esa maravilla que es la cerámica de Sargadelos. De este modo, sus ilustraciones —hasta las que podrían resultar más incómodas— gozan de una buena acogida y son fáciles de encontrar en tiendas, librerías e incluso boutiques de moda. 

La ilustradora cuenta que está teniendo problemas para encontrar un establecimiento comercial dispuesto a vender su última serie en València. “Ya he contactado con varias tiendas y me dan largas o directamente me dicen que no. Yo quería que se pudiera encontrar en tiendas, no sólo en centros sociales, porque si no es siempre igual y llegas a un público que ya está sensibilizado.” A la pregunta acerca de si le preocupa la censura y la autocensura, zanja con una sonrisa: “Aquí ya me avisaron de que el tema del ‘País Valencià’ me podía costar clientes pero qué le vamos a hacer; tenemos mucho trabajo por delante”.

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