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El cine es más infantil y yanqui que nunca

Aunque 'Un monstruo viene a verme' lidera la taquilla del año, ocho de las 10 películas que más recaudaron son estadounidenses; el cine de animación y para niños copa los puestos más altos

6/01/2017 - 

VALENCIA. “¿Cuántas películas de habla no inglesa y que no sean españolas han recaudado más de un millón de euros este año en España?”. La pregunta retórica la formula el productor castellonense Fernando Bovaira en el café Antique de Valencia. Bovaira se encuentra en la ciudad visitando a la familia y ultimando aspectos de uno de sus proyectos más inminentes, el debut en el largo de Roberto Bueso (Valencia, 1986), que por ahora tiene como título provisional Volver a casa y que supondrá la carta de presentación de esta joven promesa del cine español. Bueso rodará en localizaciones de Valencia y alrededores. Bovaira le apadrina y cree en él.

Hombre fuerte de la industria nacional, Bovaira acaba de llegar de Los Ángeles donde, como miembro de la Academia de Hollywood, ha podido ver algunas de las películas que aspiran a los Oscars y ha vuelto enamorado de un film, Manchester frente al mar, de Kenneth Lonergan. Es la gran joya de un año en el que, volviendo a la pregunta, la cartelera se ha comportado de manera muy explícita. La respuesta, claro está, es cero. Ninguna película sudamericana o europea (que no sea en inglés) ha superado el millón de euros. Las que más cerca han estado han sido El ciudadano ilustre (Mariano Cohn y Gastón Duprat) y Elle (Paul Verhoeven), protagonizada por Isabelle Huppert, probablemente la mejor actriz del mundo. Son las excepciones.

El listado de las 10 películas más taquilleras del año resulta descorazonador para aquellos que ven en el cine algo más que un mero entretenimiento. Cierto es que, como cada año, ha habido una ración de buen cine, con algunas obras maestras y piezas de orfebrería fina. Pero no es la norma. Y, por supuesto, ninguna de estas buenas películas ha obtenido un gran refrendo entre la audiencia. Ni siquiera es un consuelo el hecho de que sea un largometraje español el que lidere la taquilla: Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona.

Aunque esta película es la más firme candidata a arrasar en los Goya, sus excelentes 26,1 millones de euros de taquilla están muy lejos de los 41,2 millones que logró el anterior largometraje de Bayona, Lo imposible (2012). No sólo eso. En estos momentos, y a la espera de la carrera estadounidense, el film es técnicamente un fracaso ya que tuvo un coste de 25 millones de euros. Para poder ser rentable sólo con la exhibición en cine debería lograr aproximadamente tres veces más. Y para ello depende mucho del público americano. Hasta el momento Un monstruo… sólo se ha exhibido en dos festivales y ha tenido un estreno limitado. Será justo hoy, 6 de enero, cuando inicie su andadura comercial en el mercado estadounidense y las previsiones hablan de una recaudación en torno a los 10 millones en esta primera semana, en la que estará en 1.500 salas. Si bien este tipo de producciones suelen rentabilizarse a la larga con sus ventas de derechos, el éxito en EE.UU. se deviene como perentorio para que no acontezca la paradoja que ya sucedió en su día con Ágora (Alejandro Amenábar, 2009). Este film, pese a recaudar casi 40 millones de euros en todo el mundo, fue una decepción porque partía de un presupuesto de 70 millones.

Este miércoles el presidente de la Confederación de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), Ramón Colom, celebraba los datos de asistencia a las salas de cine españolas. En 2016 se han superado los 100 millones de espectadores por primera vez desde hace siete años. Sin embargo la realidad habla de una cartelera condicionada por las grandes majors. Los largometrajes que componen el top 10 son en su abrumadora mayoría estadounidenses (8) y de temática infantil o juvenil (7); las excepciones son dos películas españolas (la citada Un monstruo viene a verme y la adaptación de Palmeras en la nieve) y el largometraje El renacido, que se ha beneficiado del tirón de la que quizás sea la mayor estrella del orbe: Leonardo DiCaprio. Otro matiz importante es la falta de diversidad. Así, la recaudación se incrementó en más de un 5% hasta situarse en 601,7 millones de euros, pero las diez primeras películas acapararon el 26% de la taquilla, con 157,4 millones. Es decir, que uno de cada cuatro espectadores fueron a ver los 10 filmes más populares; el resto, a repartirse lo que quedaba del pastel.

El listado, encabezado por Un monstruo… con sus 26,1 millones de euros, tiene en segundo lugar a Mascotas (21,3 millones) y completando el podio a la secuela Buscando a Dory con 17,6 millones. El libro de la selva (16,8 millones), un remake, ocupa el cuarto lugar. El renacido el quinto, con sus meritorios 14,2 millones, seguido por Zootrópolis, con 13,4 millones. El spin-off de la saga Harry Potter Animales fantásticos y dónde encontrarlos (13,1 millones) se sitúa en séptimo lugar, por delante de Palmeras en la nieve que logró 12,2 millones; en noveno lugar, el estreno de mayor éxito de las Navidades, Rogue One: Una historia de Star Warscon 11,4 millones; y cierra el listado con 11,3 millones el film sorpresa del año, Escuadrón Suicidaque contó con una generosa campaña publicitaria.

Si bien desde FAPAE se ha querido destacar el hecho de que haya dos películas españolas entre las 10 más taquilleras, y de que se volvió a superar la barrera de los 100 millones de euros de recaudación (109 millones), el análisis de esos 18,1 millones de espectadores da datos muy reveladores. El primero de ellos, que tanto Un monstruo… como Palmeras… tienen en común el ser la apuesta fuerte de los dos grandes grupos televisivos nacionales. La primera contó con una campaña exhaustiva por parte de Mediaset, con presencia del largometraje en la parrilla de todos sus programas en todos sus canales; la segunda fue la jaleada por el grupo A3 Media de idéntica forma. Una observación que comparte el director del Instituto Valenciano del Audiovisual, José Luis Moreno, quien ratifica ese hecho. “La gran película española de cada año es siempre una apuesta de una de las dos cadenas”, comentaba este jueves. De lo que se puede extraer que mientras las televisiones privadas sigan apostando por el cine español, éste tendrá futuro. Con ello quedará de manifiesto que aquella exigencia lanzada en su día por el Gobierno de Rodríguez Zapatero de obligar a las cadenas privadas a financiar cine español era más que oportuna. Si hoy el público ve de una manera diferente al cine nacional, en gran parte es por esto.

Así, frente al optimismo de Colom, quien hablaba este miércoles de cifras “positivas que representan una tendencia determinada”, en declaraciones recogidas por Europa Press, son muchos los que señalan que el vaso no está ni medio lleno. Para los optimistas como Colom, el éxito de estos filmes y el de otros certifica que “se ha cambiado el rol que tenía el cine español, dejando atrás la españolada y el no fiarse de las películas españolas”. Para los pesimistas, que como dice el viejo adagio suelen ser optimistas bien informados, hay matices. El contexto no es tan halagüeño, como demuestra que hay más de 20 películas que no han llegado siquiera a los cien espectadores. Escrutando los triunfos en taquilla, en el caso de Un monstruo…, además, se da la circunstancia de que es una película de corte estadounidense, con estrella americana incluida (Sigourney Weaver).

Durante su paso por Valencia para presentar Lejos del mar, el cineasta Imanol Uribe se refirió al hecho de que hay toda una generación de cineastas españoles que se han quedado en tierra de nadie, con cada vez menos público. El director de filmes como Días contados no quería culpar a nadie y lo atribuía a que el público no parecía interesado por sus historias. “Quiero hacer películas que lleguen a la gente, pero que sean también historias que quiera contar. Igual las cosas que hago no son para todos los públicos, no son para masas, es para públicos más restringidos; pues bueno, eso es lo que me ha tocado”, comentaba. Sin embargo la experiencia de estos años demuestra que si alguna de sus películas hubiera contado con el apoyo decidido de alguno de los dos grandes grupos mediáticos españoles habría conseguido abrirse un hueco destacado en la taquilla. “Al final el público va a ver lo que conoce antes", dice Moreno. "Hay más películas en cartelera, pero el espectador medio no sabe de ellas si no tiene un interés específico por el cine”. 

Por si fuera poco, el top 10 está compuesto un año más de filmes que son secuela, remake o sucedáneos de otros éxitos anteriores. Al igual que pasará en 2016, la originalidad ha sido una rara avis en el mercado nacional e internacional. Los dos únicos argumentos que han sido originales han sido los de dos filmes de animación. Todo lo demás son adaptaciones ya sea de libros, comics o, incluso, nuevas versiones de películas anteriores. En este contexto, cabe preguntarse si estamos asistiendo a una infantilización de la oferta cinematográfica, si el cine se ha vuelto una distracción menor y corre el riesgo de sumirse en la más completa irrelevancia. Ante el pesimismo hay un rayo de esperanza, como hace ver Moreno. “El hecho de que el público infantil siga considerando el cine como su principal forma de entretenimiento garantiza el relevo en la audiencia. Y ese mismo público, cuando tenga más edad y por ende más educación visual, demandará un cine más adulto, acorde a su edad”. Quizás por una vez se pueda cumplir ese viejo deseo de que lo mejor está por llegar. Pero eso es algo que sólo el tiempo lo dirá.

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