VALÈNCIA. Siete días antes de Nochebuena el Consell daba un golpe de timón y endurecía las recién flexibilizadas medidas contra la covid-19. “Es el cuarto día consecutivo con más de 2.000 casos”, reconocía el president de la Generalitat, Ximo Puig, quien anunció, entre otras restricciones, un cierre de la autonomía que impedía incluso los desplazamientos para visitar a familiares o allegados. La Comunitat afrontó pues la Navidad con el perimetraje más duro del país, un escenario que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) facilitados a Valencia Plaza, se tradujo en un contundente descenso de la movilidad exterior. No obstante, esta caída no se percibió al mismo nivel en los viajes interiores ni evitó la dureza de la tercera ola.
De este modo, solo el 3,5 % de los residentes en la Comunitat se encontraba fuera del territorio valenciano el 25 de diciembre, lo que refleja una caída del 57,5 % respecto a la Navidad de 2019. Los datos del INE, que analizan la ubicación de los teléfonos móviles con numeración nacional, revelan así que el desplome de las salidas solo fue mayor en una comunidad, Baleares (-58,7 %), mientras que a nivel estatal la disminución de los viajes no alcanzó siquiera el 48 %.
“Se ha constatado que la movilidad es un elemento clave a la hora de la propagación del virus”, sostenía también Puig, quien tras enumerar las nuevas medidas expuso que la Generalitat se reuniría “con las fuerzas de seguridad” para intentar que el perimetraje tuviera “la mayor consistencia posible”. Como recordó, solo contadas excepciones, como la asistencia a mayores o el retorno de los empadronados que se encontraban fuera por trabajo o estudios, justificaban el cruce de los límites autonómicos.
En este sentido, y aunque el INE no puede determinar la razón de los desplazamientos, sí revela que casi uno de cada cuatro residentes que salieron de la Comunitat por Navidad lo hizo hacia la Comunidad de Madrid, seguida de autonomías limítrofes como Castilla-La Mancha (14,2 %), Murcia (11,7 %) y Cataluña (11,6 %), y también Andalucía (11,6 %). Del mismo modo, se aprecia que los desplazamientos largos, como los que tenían como destino a Asturias, Cantabria o País Vasco, fueron los que más se resintieron en relación a 2019.
Pero los efectos de este cierre perimetral severo fueron incluso más evidentes en las llegadas a la Comunitat. De hecho, el número de habitantes de otras regiones que entró por Navidad en territorio valenciano se desplomó más de un 60 % respecto al año anterior, lo que supuso la mayor caída del país. De entre quienes entraron en la autonomía, más de un 9 % lo hizo desde Cataluña o Madrid.
La Comunitat superó además en casi siete puntos a la segunda región que más acusó el descenso de las llegadas, Cataluña (-53,4 %), a la vez que se situaba a casi trece puntos de la media estatal. En el lado opuesto, Castilla-La Mancha (-39,6 %), Navarra (-42,1 %) y Baleares (-42,8 %), donde se permitieron todas las llegadas siempre y cuando se contara con una PCR negativa, sufrieron las caídas menos relevantes. Y como resultado de todo ello, la valenciana fue con diferencia la comunidad donde más se redujo el número total de movimientos de entradas y salidas, más un 58 % respecto a 2019.
Estas tendencias varían, sin embargo, cuando se analiza el porcentaje de la población que, según los datos del INE, no salió de su área de residencia durante la noche del 24 al 25 de diciembre. En la Comunitat Valenciana creció hasta alcanzar el 69,7 % del total, un registro elevado pero superado, tal y como ocurrió en 2019, por otras ocho regiones. Así, cuestiones como la reducción del límite de personas inicialmente permitido en las reuniones privadas, el adelanto del toque de queda o la preocupante incidencia de los contagios no habrían tenido un efecto adicional visible sobre la ya esperada caída de la movilidad.
Tampoco hubo una respuesta más contundente por parte del Consell en las semanas sucesivas, cuando el coronavirus ya se había disparado en territorio valenciano y dejaba cifras de contagios y defunciones de récord a comienzos de enero. Finalmente, el día 5 de ese mes, Puig reconocía que la covid-19 había llevado a la Comunitat “a una situación grave” que obligaba “a tomar decisiones”. Ello se tradujo en el adelanto del toque de queda a las 10 de la noche, el cierre de la hostelería a las 17.00 horas y el confinamiento perimetral de más de 25 municipios, medidas que entrarían en vigor el día 7.
Respecto a la población de otras comunidades que permaneció en sus domicilios en Nochebuena, el mayor aumento respecto al año previo se sitúa en Baleares, una de las regiones más condicionadas por la movilidad en pandemia. Allí, donde se había alcanzado también la incidencia acumulada más elevada del país, un 72,5 % de los residentes decidió quedarse en casa. Por el contrario, Galicia fue la comunidad donde menos varió la proporción en relación a 2019, con un 66,6 % de sus habitantes. Y pese a que su crecimiento fue igualmente notable en Madrid, que contaba además con la segunda mayor incidencia del Estado, esta comunidad volvió a ser de nuevo una de las autonomías con mayor movilidad.
En el conjunto nacional, el 67,9 % de la población pasó la noche del 24 al 25 de diciembre en su domicilio, casi 17 puntos más que el año anterior (51,1 %). Ello evidencia que, en términos generales, la crisis del coronavirus y las restricciones asociadas sí conllevaron, como era previsible, un descenso generalizado de la movilidad en Navidad. No hubo tampoco grandes diferencias entre las tres provincias valencianas, ya que en las tres el porcentaje de su población que se quedó en su área de residencia rondaba el 69,5 %.
Aunque los resultados del INE, por razones de confidencialidad, no permiten conocer al detalle dónde pasaron la Nochebuena todos aquellos que se movieron a otras zonas, sí es posible identificar los principales flujos de movilidad entre distintas ciudades. En este sentido, los únicos dos destinos a los que se desplazaron más residentes de València que en 2019 fueron Torrevieja (12 %), y Sagunto (2 %). No obstante, los movimientos entre diferentes zonas de la propia ciudad de València fueron también relevantes.
En términos cuantitativos, y pese a perder peso respecto al año anterior, el destino al que más se movieron los valencianos fue la colindante Paterna, que recibió a más de 3.500 personas de València. Le siguieron Madrid, con más de 3.100 desplazados, y Sagunto, con casi 2.000. Por detrás, Alicante, Castelló, Torrent y Gandia son otras de las ciudades de llegada más destacadas.
Por su parte, en la ciudad de Alicante el desplazamiento más frecuente tenía como destino a Sant Vicent del Raspeig, seguida de Elche. No obstante, también se registraron flujos relevantes de población moviéndose hacia Madrid, València y Murcia. Además, en Castelló fue València la ciudad a la que más personas se trasladaron y, siempre en términos cuantitativos, otros de los destinos más populares fueron Madrid, Vila-real, Zaragoza y Barcelona.
Del mismo modo, y más allá de las tres grandes capitales de provincia, se encuentran también algunos patrones desde distintas ciudades costeras hacia varios puntos de la Comunidad de Madrid. Como ejemplo, más de 350 personas se desplazaron hasta allí desde Dénia y Xàbia, así como desde lugares como Oropesa, Santa Pola, Guardamar del Segura o incluso Orihuela. Menos cuantiosos pero igualmente reseñables fueron, en este sentido, los viajes entre municipios limítrofes, como Morella y Ulldecona (Tarragona) o Villena y Yecla (Murcia).