ELCHE. El Elche CF está haciendo de la irregularidad su forma de vida durante esta temporada. El equipo franjiverde empieza a ser conocido en Segunda División, por sus rivales, como ese conjunto capaz de lo mejor y de lo peor. Una de cal y otra de arena. Las dos caras marcadas de los franjiverde, incluso, durante un solo partido, muestran de manera estridente y alarmante la bipolaridad en la que nada el conjunto de Alberto Toril. Nunca un grupo tuvo tantas versiones, y tan distintas, para dejar sensaciones tan contrapuestas. Los ilicitanos necesitan crecer en torno al resultado, si, pero también de la mano de las sensaciones. Mezclarlas de forma tan antagónica no parece la mejor fórmula para subir el nivel de la confianza.
La imagen ofrecida en la primera mitad en Los Pajaritos choca de frente con la reivindicación de la segunda. Mismos hombres pero distinta idea, también planteamiento. Que no se nos olvide, también planteamiento. No es lo mismo ver a Matilla correr voluntarioso detrás del balón que ver al balón correr con la voluntad de Matilla. Tan parecido como distinto. El de Toledo le cambia la cara al juego del equipo y con sus galones, este Elche CF es mucho más Elche CF. Algunos pensarán que el centrocampista no es tan diferencial, o si, pero para este equipo lo es todo, más aún en una categoría en donde los detalles se inclinan hacia un lado u otro de la balanza con un único suspiro.
El Elche de Soria tiró de corazón según Toril. Los jugadores hablan de orgullo, yo veo sentido común. Cada uno en su sitio rinde mejor y si alguno no lo tiene, se le sustituye. Va siendo hora de que al técnico franjiverde le entre en la cabeza que su persistencia puede salirle cara, pero también al equipo y eso es imperdonable. La justicia en el fútbol se dirime sobre el verde y de momento la opinión es unánime, el Elche CF con Matilla es el Elche de la cal. El de la arena… Lo que Toril no puede es agudizar la bipolaridad de su Elche CF. Apostar por el balón largo cuando prescindes de Pelayo, con Matilla y Álex Fernández sobre el césped, mata las opciones de un equipo que debe bajarla al pasto para jugarla.
Los franjiverde regalan minutos, algo que en esta categoría es una oda al sufrimiento y a la condena. Encontrar la regularidad durante un partido, al menos, debe ser la cruzada franjiverde. El equipo lo ha conseguido ya durante este curso, cierto es que menos de lo que no lo ha hecho, pero se ha demostrado a sí mismo que si quiere, puede. Duelos ante Real Zaragoza, Gimnastic, CD Numancia deben quedar absorbidos como lo que no se debe hacer, partidos ante Rayo Vallecano, SD Huesca o Córdoba CF deben prevalecer. Los jugados ante Lugo y Alcorcón, mejor los olvidamos.