VALÈNCIA. La dirección del PSPV que lidera Ximo Puig ha decidido prescindir de los servicios del politólogo y consultor Aleix Sanmartín, quien venía trabajando en diversos aspectos de estrategia y contenido desde semanas atrás de cara a la inminente campaña electoral para los comicios del 28 de abril.
Así, según explicaron fuentes de la cúpula socialista, días atrás se tomó la decisión de no continuar la relación con el mencionado consultor tras cumplir la primera etapa de trabajo centrada en las tareas previas a la campaña electoral, una parte de los servicios que Sanmartín y su equipo podían prestar.
Si bien oficialmente no se ofrecieron más detalles sobre la no continuidad del citado politólogo, otras fuentes socialistas apuntaron a la "falta de conexión" entre Sanmartín y las diversas patas que dirigen el diseño de la campaña del PSPV, centrada en que Ximo Puig revalide su cargo de presidente de la Generalitat.
Así, tanto desde el Palau, como desde la dirección de campaña en el PSPV y otros colaboradores externos coincidían en su desacuerdo respecto a algunos enfoques de la estrategia y la forma de ejecutarlos de la consultora, lo que habría sido la causa de adoptar la decisión de prescindir de sus servicios.
Aleix Sanmartín venía de ser el 'gurú' en la campaña del candidato del PP en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ahora presidente de la Junta gracias a su acuerdo con Ciudadanos y Vox. Además, el consultor conocía a Puig desde años atrás cuando colaboró con el líder de los socialistas valencianos asesorándole en su campaña de las primarias de 2014 en las que se impuso con claridad a Toni Gaspar.
El politólogo comenzó su carrera en Córdoba y trabajó posteriormente con distintos referentes del PSOE como el ministro de Exteriores de Miguel Ángel Moratinos, si bien en los últimos años intensificó su presencia en el mercado latinoamericano, sobre todo en México, donde su labor en varias elecciones presidenciales ha sido especialmente valorado.
Es sabido que la canícula veraniega recalienta las meninges a más de uno. Lo tórrido de la estación no disculpa a los políticos. Más de un ciudadano se pregunta para qué va a las urnas si luego sus representantes no se ponen de acuerdo para gobernar. Y ya no vale que estemos en tiempo de tanteo y de juegos más o menos florentinos. Aún no lo hemos visto todo