VALÈNCIA. El acto de proclamación de Sandra Gómez como candidata del PSPV a la Alcaldía de València se había convertido en un examen autoimpuesto para medir la temperatura de la formación socialista ante el preocupante ascenso de la extrema derecha y los distintos sondeos que apuntan a la posibilidad de que un hipotético pacto entre PP, Ciudadanos y Vox pueda desalojar al Govern de la Nau del consistorio.
El mitin, celebrado este domingo en el pabellón del Poliderportivo El Cabanyal-Canyamelar, tenía además otras connotaciones y retos añadidos. El primero, ver la capacidad de movilización de la dirección socialista y, en especial, del secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, al que algunos cuestionan su capacidad para mantener activo el partido. El segundo, comprobar la capacidad de que las dos principales corrientes del partido 'ximismo' y 'sanchismo' puedan remar en la misma dirección. Y, en tercer lugar, ver el estado del músculo del PSPV de cara a diseñar la futura campaña con el correspondiente mitin central que tradicionalmente se ha celebrado en la Plaza de Toros de València.
El examen, en sus tres apartados, se superó con éxito. Organización correcta y afluencia notable, con unas 2.500 personas en el recinto -con la reaparición de la exministra Carmen Montón incluida- y algunas decenas de simpatizantes que quedaron fuera.
En este punto, conviene recordar que los mitines, en especial en lo que se refiere a los grandes partidos, han sufrido una cierta transformación en los últimos años. En la era Zaplana y Camps, el PPCV rompió la baraja: celebrar actos políticos en Mestalla o llenar hasta los pasillos de la Plaza de Toros bajo la lluvia, eran hazañas de movilización que casi nadie se atreve a acometer hoy en día. Los populares, de hecho, presentaron días atrás a su candidata a la Alcaldía de València, María José Catalá, en el auditorio del Oceanográfico, un escenario que no alcanza las 500 plazas. Sobre esto, los populares vienen limitando los riesgos de pinchazo desde hace años con recintos mucho más comedidos de los que emplearon en su época de dominio.
De la misma manera, en general todas las fuerzas son menos atrevidas en este aspecto. Sin ir más lejos, la alianza Compromís-Podemos en las elecciones generales de 2016 optó, en aquel caso para su mitin central de campaña en València, por el mismo escenario que el PSPV este domingo,, cuando en la anterior cita habían apostado por la Fuente de San Luis, con el triple de capacidad y que, en aquella ocasión, se les quedó pequeño.
Así pues, puede decirse que el partido que lidera Ximo Puig cambió este domingo el ritmo y subió el listón al abarrotar un escenario relativamente exigente al no encontrarse todavía en plena campaña electoral
Ahora bien, el aparente salto al vacío estaba relativamente controlado. Además del tirón del líder del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, su presencia obligaba a la corriente del ministro José Luis Ábalos y de la secretaria general provincial, Mercedes Caballero, a animar a la participación de los suyos. El equilibrio fue medido al milímetro: de hecho, Muñoz entró en pista junto a Ábalos; Gómez con Caballero y, lógicamente, Puig con Sánchez.
A ello hay que unir la propia tropa de la candidata Sandra Gómez que, además, jugaba en casa -es del Cabanyal- y la fórmula de acto municipalista ideada por la cúpula del PSPV que implicó a los grandes alcaldes socialistas de la Comunitat, lo que provocó la presencia obligada de varias decenas de autobuses.
No obstante, al margen de los trucos propios de este tipo de eventos y la coyuntura de artistas principales invitados, el mitin convenció a los dirigentes del PSPV de que el reto de la movilización plena por la irrupción de la extrema derecha en el mapa político va por buen camino.
La candidata del PSPV a la Alcaldía, además de tocar diversas cuestiones de política local, fue insistente en apelar a la movilización frente a la extrema derecha: "Que nadie se quede en casa para elegir entre convivencia y fanatismo", sentenció la concejal, quien también convirtió en blanco de sus críticas a la candidata del PP, María José Catalá. "El otro día le prometió a Pablo Casado que le devolvería València al PP. València es de los valencianos, no del PP", sentenció, en lo que apunta a ser una estrategia de polarización frente a la aspirante popular.
Por otro lado, Gómez se comprometió, de ser la más votada, a no abordar pactos políticos hasta convocar "una gran mesa social, donde estén todas las voces sociales, económicas y democráticas para pactar las cuestiones más importantes de nuestra ciudad y sacar del partidismo lo que no puede ser partidista, para que acordemos juntos y juntas hacía donde va esta ciudad".
Por su parte, el líder del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, lamentó que en estos momentos vuelvan a "cabalgar los jinetes del racismo y la xenofobia" por Europa y también en España, y aseguró que los socialistas no mirarán "hacia otro lado ante cualquier provocación de la extrema derecha ni de las derechas que apoyan a la extrema derecha", porque está en juego la paz. "Sois las mujeres las que vais a frenar la derecha", sentenció.
Además, el secretario general de los socialistas valencianos destacó el "cumplimiento de su palabra" al contemplar en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2019 el 10% de las inversiones para la región valenciana y también recordó la condonación de la deuda de la Marina de València por el Gobierno central.
En esta línea, reivindicó un nuevo modelo de financiación que sea "justo" para la Comunitat y se mostró "convencido" de que llegará "más pronto que tarde". Un asunto que Pedro Sánchez no llegó a mencionar en su discurso.
Sánchez acusa a PP y Cs de contorsionismo y de no tener escrúpulos para pactar con la ultraderecha