MADRID (EP). La economía española creció un 2,5% en 2018, medio punto menos que en 2017 y su menor alza desde el ejercicio 2014, pese a avanzar en el último trimestre del año un 0,7%, una décima por encima de lo que progresó en los tres trimestres anteriores, según el avance de datos de la Contabilidad Nacional Trimestral publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esta tasa del 2,5% coincide con las estimaciones del Banco de España, del FMI y con el consenso medio de los principales servicios de estudios, no así con las previsiones oficiales del Gobierno, que apuntaban a un crecimiento del 2,6% en el conjunto de 2018. En todo caso, los datos son aún provisionales y se conocerán a nivel desagregado el próximo 29 de marzo.
Según el INE, el crecimiento del 2,5% logrado en el conjunto del año pasado se debe a una aportación de la demanda nacional de 2,9 puntos, similar a su contribución en 2017, en tanto que la demanda externa restó cuatro décimas al avance del PIB, cinco décimas por debajo del dato de 2017.
El consumo de los hogares subió por quinto año consecutivo al incrementarse un 2,4% en 2018, una décima menos que en 2017, mientras que el gasto público registró un crecimiento anual del 2,3%, su mayor alza desde 2009. La inversión aceleró cuatro décimas su avance anual, hasta el 5,2%.
El valor del PIB a precios corrientes alcanzó un nuevo máximo en 2018 al situarse en 1.206.878 millones de euros, un 3,5% superior al de 2017.
El crecimiento del 0,7% registrado en el cuarto trimestre de 2018, que sí coincide con lo esperado por el Gobierno y la AIReF (el Banco de España estimaba un alza menor, del 0,6%), se ha acelerado una décima respecto a los experimentados en los tres trimestres anteriores. Con este avance trimestral del PIB se acumulan ya 21 trimestres consecutivos de alzas.
Por su parte, la tasa interanual del PIB se mantuvo en el 2,4% en el cuarto trimestre de 2018 y encadena así 20 trimestres consecutivos en tasas positivas.
El crecimiento del 0,7% en el último cuarto de 2018 se ha producido tras acelerarse cuatro décimas el crecimiento del gasto público, desde el 0,8% al 1,2%, en contraste con la moderación del consumo de los hogares, que creció un 0,5% entre octubre y diciembre, tres décimas menos que en el trimestre anterior. El gasto en consumo de las instituciones sin fines de lucro y al servicio de los hogares retrocedió un 0,5%, frente al avance del 0,2% del tercer trimestre.
La inversión, por su lado, entró en tasas negativas en el cuarto trimestre del año pasado rompiendo así con cinco trimestres de alzas. En concreto, se anotó un retroceso del 0,2%, en contraste con al crecimiento del 0,8% registrado en el trimestre anterior.
Al contrario que la inversión, las exportaciones y las importaciones volvieron a tasas positivas entre octubre y diciembre, mostrando avances trimestrales del 1,9% y del 1,1%, respectivamente, frente a los descensos del 0,9% y del 0,2% experimentados en el tercer trimestre.
Por su parte, la tasa interanual se mantuvo en el cuarto trimestre del año pasado en el 2,4% debido exclusivamente a la demanda nacional, pues la externa contribuyó de manera negativa al crecimiento.
En concreto, la demanda nacional aportó 2,7 puntos al crecimiento del PIB interanual en el cuarto trimestre de 2018, una décima menos que en el trimestre anterior, en tanto que la demanda externa restó tres décimas al crecimiento, frente a las cuatro décimas negativas del trimestre anterior.
En términos interanuales, el gasto en consumo aceleró dos décimas su crecimiento, hasta el 2,3%, con un avance del gasto en consumo de los hogares del 2,2% (una décima más que en el trimestre anterior) y un aumento del gasto público del 3% (nueve décimas más y su mayor alza en nueve años). En el caso de las instituciones sin fines de lucro, su gasto en consumo moderó su crecimiento siete décimas, hasta el 0,3%.
La inversión también desaceleró su ritmo de crecimiento interanual en el cuarto trimestre de 2018, desde el 5,5% del trimestre anterior al 4,6%. En cambio, las exportaciones y las importaciones aceleraron el ritmo y mostraron avances interanuales del 1,8% y del 3,1%, respectivamente, cinco y seis décimas por encima del crecimiento que registraron en el tercer trimestre.
Desde la óptica de la oferta, la agricultura y los servicios presentaron en el cuarto trimestre de 2018 un mejor comportamiento interanual que en el trimestre anterior. Así, el valor añadido bruto de la agricultura creció un 3,2%, frente al retroceso del 1,5% registrado en el trimestre anterior, mientras que los servicios aceleraron tres décimas su tasa interanual, hasta el 2,9%.
Por contra, el crecimiento de la industria retrocedió un 1,1% después de muchos trimestres en tasas interanuales positivas, mientras que la construcción moderó su avance desde el 7,1% del tercer trimestre al 6,3% en el cuarto trimestre.
El empleo, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, desaceleró una décima su crecimiento trimestral, hasta el 0,6%, mientras que amplió una décima, hasta el 2,6%, su avance interanual, lo que supone la creación en un año de 463.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo.
En el cuarto trimestre de 2018, la ocupación en la construcción y los servicios aceleró su ritmo de crecimiento interanual, desde el 8,7% al 11,5% en el primer caso y desde el 2,5% al 2,7% en el segundo. Por el contrario, la agricultura y la industria destruyeron puestos de trabajo, con descensos de la ocupación del 1,5% y del 1,4%, respectivamente.
El empleo asalariado, por su parte, creció un 3,2% interanual en el cuarto trimestre, una décima menos que en el trimestre anterior.
La productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo se situó en el -0,2% y la productividad por hora efectivamente trabajada registró un retroceso del 0,6%, encadenando ya tres trimestres consecutivos de caídas.
En este contexto, la remuneración de los asalariados pasó de crecer un 4,4% a aumentar un 4,7%. Este crecimiento es consecuencia de la evolución del número de asalariados y del aumento en cuatro décimas de la remuneración media por asalariado (del 1,1% al 1,5%). Así, el crecimiento del coste laboral por unidad de producto (CLU) se situó en el 1,6%, ocho décimas más que la variación experimentada por el deflactor implícito de la economía (0,8%).