Los temores sobre la propagación del coronavirus han causado una fuerte venta de activos de riesgo como explica el experto
MADRID. Los mercados están experimentando su segundo episodio de volatilidad del año por los renovados temores en torno al Covid-19. La postura de riesgo se está traduciendo en una fuerte acción de precios sobre el oro y los bonos gubernamentales. Nuestra principal conclusión sigue siendo que el Covid-19 tendrá un impacto muy significativo en los datos económicos de los próximos meses, pero que la mayoría (aunque no toda) la actividad económica debería recuperarse a medida que el riesgo del virus se desvanezca.
Nuestras dos suposiciones clave desde el brote de coronavirus fueron que las medidas adoptadas por las autoridades chinas lograrían controlar la epidemia hacia el final del segundo trimestre y que las medidas internacionales, como las restricciones a los viajes, conseguirían mantener el brote contenido en gran medida en China. La primera hipótesis se ha visto respaldada por los datos que muestran un descenso constante de los nuevos casos notificados desde principios de febrero en China.
Sin embargo, las noticias recientes sobre los nuevos casos en Corea del Sur, Irán e Italia sugieren claramente que los riesgos globales han aumentado significativamente desde la semana pasada. La rápida propagación del virus en Italia, desde el primer caso notificado la semana pasada hasta los más de 200 casos confirmados actualmente y el creciente número de muertes, es especialmente preocupante. La escala del contagio en Italia significa que probablemente se necesitarán medidas estrictas para contenerlo, y el precedente chino sugiere que esas medidas pueden durar más de lo previsto inicialmente. Los riesgos para la actividad económica derivados de esos cierres pueden resultar importantes, especialmente porque la región afectada se encuentra en el corazón industrial de Italia. El riesgo se ve agravado por el margen relativamente limitado de relajación de las políticas en la zona del euro.
Mientras tanto, la actividad económica en China se está reanudando, aunque lentamente. Las autoridades chinas, tanto a nivel nacional como los municipios han comenzado a adoptar medidas para mitigar los efectos negativos de las restricciones a los viajes y el consiguiente cierre de empresas. El discurso de Xi Jinping el 23 de febrero incluyó la promesa de intensificar la flexibilización fiscal y monetaria. Inicialmente, el gobierno central recortará y aplazará los pagos de impuestos y tasas, impulsará la emisión de bonos especiales y aplicará la flexibilización monetaria. Es probable que el seguimiento sea un estímulo más directo en forma de gasto en infraestructura (especialmente en atención sanitaria) e investigación y desarrollo (especialmente en biotecnología y farmacia).
Creemos que el tamaño combinado de todas las medidas fiscales será equivalente al 1,0-1,5% del PIB. También es probable que se produzca una relajación sustancial de la regulación macroprudencial en el sector de la vivienda. Ahora esperamos que las restricciones a la compra de viviendas en las ciudades de primer nivel se levanten en el segundo semestre de 2020. Además, los bancos centrales occidentales están vigilando la situación en China y han confirmado su postura acomodaticia. Están dispuestos a actuar si es necesario. Hemos previsto dos recortes por parte de la Reserva Federal este año. Nuestro escenario base está claramente apoyado por el hecho de que el actual shock está empezando a afectar la confianza de los negocios.
A pesar del daño causado por las estrictas medidas adoptadas para contener la propagación del brote, y dado el supuesto de que estas medidas acabarán teniendo éxito (además del impulso positivo del estímulo), consideramos que el riesgo-recompensa en este contexto actual está más o menos equilibrado. En general, antes del comienzo del brote se produjo una laboriosa recuperación, como lo confirma la última temporada de ganancias que arrojó cifras positivas, superiores a las expectativas, con un crecimiento de las ganancias en territorio positivo tanto en Estados Unidos como en Europa. Consideramos que esta recuperación se está retrasando por la situación actual en China, pero no se ha descarrilado.
En un entorno de bajo crecimiento, caracterizado por unos rendimientos previstos moderados y unas valoraciones elevadas, deberíamos estar preparados para tales episodios de volatilidad. De ahí nuestra recomendación desde hace varios trimestres de mantener un perfil de riesgo acorde con nuestra asignación estratégica de activos y un equilibrio entre los activos cíclicos y las coberturas.
Nuestra ligera infraponderación en renta variable, nuestra sobreponderación en las estrategias de carry (la deuda de los mercados emergentes en divisas y los diferenciales de alto rendimiento han demostrado ser especialmente resistentes), así como las coberturas en oro y en bonos del Tesoro de EE UU, ayudarán a nuestras carteras a navegar por esta volatilidad.
Stéphane Monier es CIO de Lombard Odier