El director de Riesgos de Ebury considera que una revisión de las proyecciones de inflación más agresiva de lo esperado debería impulsar al euro
MADRID. En la rueda de prensa del BCE en abril, Draghi reiteró el mensaje moderado de la reunión de marzo donde los responsables de política económica modificaron las previsiones de crecimiento e inflación a la vez que anunciaron una nueva ronda préstamos condicionados a largo plazo (TLTRO) por el que el BCE emitirá préstamos a largo plazo a bancos y que se extenderá de septiembre a marzo de 2021. Si bien los detalles técnicos del programa aún no se han anunciado, es posible que conozcamos más detalles en la reunión de junio.
En abril, el presidente Draghi mantuvo la puerta abierta a la flexibilización adicional de políticas en caso de que las condiciones macroeconómicas empeorasen. Los datos económicos de la zona euro han sido confusos desde entonces. La inflación, que se describió en las actas de la reunión de abril del BCE como "incómodamente baja", ha mostrado algunas señales alentadoras de avanzar hacia el objetivo del banco de “cercano pero por debajo del 2%”. La importante inflación subyacente, finalmente, rompió su reciente estrecho rango en abril, volviendo a un 1,3% desde el 0,8%, su nivel más alto en conjunto desde finales de 2015. Las cifras de inflación de mayo, que se publicarán solo dos días antes de la reunión del BCE de esta semana, serán clave y podrían tener una influencia significativa en el tono del mensaje del banco.
Por el contrario, los indicadores de actividad comercial se han mantenido débiles y muy por debajo de los niveles que el BCE consideraría deseables. El índice PMI compuesto se ubicó en un nivel un poco peor de lo esperado en mayo, con la actividad manufacturera en territorio contractivo en cada uno de los últimos cuatro meses. Dicho esto, estamos empezando a ver una dicotomía entre los datos débiles del PMI y los indicadores fuertes del PIB y la producción industrial. Vale la pena señalar que el crecimiento del primer trimestre sorprendió al alza, mientras que el promedio móvil de tres meses de producción industrial se encuentra, actualmente, en su nivel más alto desde diciembre de 2017. Desde luego, no creemos que la zona euro esté, de ninguna manera, en camino de una recesión.
Los riesgos externos para las perspectivas de la zona euro se han intensificado en las últimas semanas, lo que creemos que mantendrá la presión sobre el BCE para mantener su postura moderada. La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha empeorado en el último mes y ya se está reflejando en los débiles indicadores del sentimiento alemán, algo que no sorprende dada la gran dependencia del país de la demanda de China. También parece que no hay un final a la vista para la saga del Brexit, con el mayor riesgo de que un 'no acuerdo' sea un riesgo a la baja potencialmente significativo. Por último, el aplazamiento de los aranceles de los automóviles en EE UU proporciona, al menos, algunas noticias positivas.
Si bien la mejora en la inflación subyacente será una fuente de optimismo, la incertidumbre del exterior, es decir, las preocupaciones sobre cómo las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China podrían afectar el frágil sector manufacturero de Alemania, es probable que dominen las discusiones del Consejo de Gobierno. Por lo tanto, esperamos que Draghi se adhiera al guión durante su rueda de prensa, mantenga un tono cauteloso y continúe reiterando que no habrá alzas en los tipos de interés durante el resto de 2019. No creemos que haya ningún cambio en la orientación a futuro y, como hemos mencionado anteriormente, es probable que obtengamos más detalles sobre el programa TLTRO. Creemos que es improbable que se realicen ajustes adicionales en política monetaria.
Dado lo anterior, el euro podría ser impulsado, en gran medida, por las presiones actuales de crecimiento e inflación del BCE. Es probable que cualquier cambio en las proyecciones sea muy pequeño aunque una revisión de las proyecciones de inflación al alza más agresiva de lo esperado, a la luz de los recientes datos, podría ayudar a desencadenar un repunte en la recuperación de la moneda común.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury