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'ritmos, etc.'

El año de Manu Blázquez

25/05/2021 - 

VALÈNCIA. Dicen que el diablo está en los detalles, aunque en el caso de Manu Blázquez (València, 1978) la endiablada obra da pie a un espacio casi celestial. El artista valenciano protagoniza una de las grandes apuestas artísticas de la galería Luis Adelantado en esta temporada, Ritmo, etc, un proyecto que plantea bucear en los soportes del arte, a los que dirige todas las miradas. Lo hace con un trabajo sobre los formatos estandarizados para lienzo, una serie de dibujos que remiten -aunque desde una visión contemporánea- al antiguo tratado sobre pintura de Gérard de Lairesse, una obra de 1707 que plantea las reglas académicas de la pintura desde el punto teórico y práctico. Estos dibujos geométricos que plantea Blázquez van cambiando de soporte conforme avanza el recorrido de la muestra, pasando del papel al algodón hasta una tela de saco que da otros matices a la obra, en un juego que cambia el tablero en lugar de las fichas. En conjunto dan forma a un recorrido marcado por los blancos y los silencios, piezas que, en su desnudez, revelan procesos tímidos que apelan a la idea de origen. 

Esta exposición le llega a Blázquez en uno de los años más importantes de su carrera. Fruto (o no) de la casualidad, en los últimos doce meses se han concentrado no pocas buenas noticias para el artista. Por un lado, su triunfo en la tercera edición de la Bienal Miquel Navarro, en la que se alzó con el Premio Adquisición por 10 pinturas grises y una constelación de fondo, que pasará a formar parte de la colección de arte de la ciudad. Casi al mismo tiempo se convirtió en uno de los receptores del premio de artes visuales Alfons Roig, junto a Ángela García Codoñer, en una edición especial, pues la Diputació de València quiso renovar la convocatoria conectándose con profesionales de la talla de Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, o Ferran Barenblit, del MACBA. Y la cosa no acaba ahí. 

La muestra que levanta en Luis Adelantado, que se podrá ver hasta este viernes, es una suerte de primera parte de la que será su primera gran exposición en una institución pública. Fruto del premio Alfons Roig, Blázquez trabaja en una exposición que llegará el próximo mes de julio al Centre del Carme, un proyecto que remite de manera más explícita al tratado de Gérard de Lairesse, pues de él toma el nombre, y que se conecta de manera directa con Ritmos, etc.. Será la configuración de un libro de artista uno de los pilares de esta nueva exposición, en una “revisión” de la propia acción artística. Blázquez continúa así su investigación en torno a los sistemas, revelando los elementos fundamentales del arte, en un ejercicio al que se enfrenta con honestidad matemática. 

Foto: KIKE TABERNER.

-¿Por qué Ritmo, etc.
-Es el título de un ensayo de John Cage, autor al que admiro mucho. Considero que es un título perfecto para esta exposición y, también, para todo mi trabajo. Me gusta la idea de usar algo que se siente pero no se ve, así como ese etcétera que nos lleva a un lugar desconocido y amplifica esa idea de ritmo. Es una sensación más que un contenido. 

-El proyecto pone el foco en los soportes del arte.
-Esta inquietud está en más o menos todos mis proyectos, esa idea de ir a los esencial, al medio que se utiliza. Ya sea dibujo, pintura, etc. Me interesa mucho el tema de los límites de la superficie. Es la base de todo, sin embargo solemos tomar una actitud cómoda ante ello. Lo dotamos de contenido, de sentido, pero sin pasar por la estructura. 

-Esta es una reflexión que pasa por la pintura.
-Sin duda hay una base conceptual del hecho pictórico, hay un guiño muy particular a la pintura, pero con una vuelta de tuerca. Al final, esta idea nace de un estudio teórico precedente al mío, El gran libro de la pintura, de Gérard de Lairesse, que generó ese tratado a modo de manual del buen pintor. Esa idea de trabajar con los formatos estandarizados de lienzo, tan enciclopédica, tiene mucho que ver con ese periodo. Yo quiero generar, con un espíritu casi irónico, una suerte de anexo contemporáneo a ese libro. Quería tratar de conocer más ese medio a partir de un análisis pseudocientífico. El guiño a la pintura es literal pero también muy ontológico.

Foto: KIKE TABERNER.

-Hablas no tanto de una contraposición al tratado de Lairesse sino una suerte de actualización. 
-Con este tratado nos situamos en el Siglo de oro holandés, desde el que tratan de comprender todo de una manera muy global, muy basta. Es un intento fallido porque al final siempre hay elementos que no podemos acotar. Tiene capítulos, eso sí, muy interesantes, como el que se refiere a la distancia que tiene que tener un determinado lienzo con respecto al espectador según el género de ese cuadro. Es en este tipo de cuestiones donde encuentro correspondencias con mi forma de entender y analizar las cosas. 

-Este tratado es el centro de tu siguiente proyecto expositivo, en el Centre del Carme, y que se antoja como una suerte de segunda parte de esta exposición. 
-Eso es. Ritmo, etc. es una suerte de preámbulo en ese proyecto que es El gran libro de la pintura, la exposición del Centre del Carme. En Luis Adelantado vemos los originales de lo que veremos más tarde en esa segunda exposición, basada en un libro de artista a partir de los dibujos de esta exposición. Será de una forma muy diferente. El proyecto quiere desplegar todo el contenido de un libro en una sala, con una forma muy inmediata pero muy narrativa. La idea es poder pasear ese libro. La instalación se compone de dos salas, en una se muestra ese libro desplegado en ocho mesas, aunque en esta ocasión en formato digital, y en otra presentaremos una serie de esos ensayos a escala real. 

-Esta muestra será tu primera exposición individual en un gran centro público, además como consecuencia de haber ganado el Alfonso Roig, ¿cómo se lleva?
-Todavía no puedo valorarlo. Al estar dentro de la sopa es complicado. Sí puedo decir que es un proyecto importantísimo por lo que al contenido y a mi investigación está suponiendo, supone y supondrá. He tenido muy bonitos encuentros durante este proceso y creo que ese ritmo enérgico se ve en las exposiciones. 

-Casi toda la obra se ha generado durante el confinamiento...
-En mi caso, tengo la sensación de que paso muchos periodos de confinamiento, con lo que estaba en cierta medida preparado. Mi trabajo siempre ha tenido esa necesidad de, no sé si reclusión, pero sí de soledad, de estar enfrentado al papel. 

-Eres uno de los creadores implicados en iniciativas como La Hora del Vermut, ¿En qué lugar quedan ahora los proyectos fuera la institución?
-Se han visto mermados, no cabe duda. En el estudio que comparto con otros artistas estamos pensando en hacer un open studio, pero es cierto que es más difícil. Se siguen haciendo cosas muy interesantes como las exposiciones de Pols o el proyecto Luz de domingo, con Fermín Jiménez Landa, aunque sin el bullicio de antes. 

-En 2019, en una conversación con Culturplaza, decías que València "tiene el reto de la internacionalización. Nos falta esa visión, que también pasa por traer aquí [artistas extranjeros]". ¿Lo sigue siendo?
-Quizá no diría tanto internacionalización. Bombas Gens o el IVAM tienen buenos programas a nivel internacional, con artistas como Mona Hatoum o Absalon. Quizá sí falta un poco de sensibilidad en cuanto a artistas actuales, que estén activos, artistas que se están programando a nivel internacional pero que aquí cuesta un poco. Falta un ente que se ocupe de esa escena internacional activa. Si no me equivoco, cuando el IVAM tenía la sede del Centre del Carme, acogía proyectos muy vibrantes y muy actuales, ¿por qué no exponer aquí a David Ostrowski, Peter Doig o Rachel Whiteread? Bastaría con coger el programa de la Secesión de Viena y ver qué están proponiendo. 

-¿Qué fotografía haces de la escena valenciana?
-Es muy activa a nivel de creación, pero es verdad que creo que desde fuera no existimos, no se hace eco de lo que pasa aquí. No sé si es porque estamos en un sistema muy centralizado, si es por nosotros... No estamos en ningún 'mapa'. A la larga no se dónde nos va a llevar. Compartimos muchas cosas entre nosotros, pero falta ese empuje. 

-Para compensar, dime algunos nombre de esos artistas que no debemos perder de vista. 
-Por supuesto todos aquellos con los que comparto taller, como Alberto Beltrán, que tiene un trabajo muy bueno, muy auténtico. Me gustó mucho el trabajo de Joan Sebastián en Rosa Santos, o Marina G. Guerreiro. También el proyecto de Andreu Porcar para Pols. Hay muchas propuestas muy interesantes. 

Foto: KIKE TABERNER.

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