La obra critica cómo los poderes usan el miedo colectivo para controlar a la sociedadALICANTE. La ficción es puerta de entrada hacia el surrealismo. Permite elementos de los que no se puede 'echar mano' en la realidad para construir y lanzar un mensaje. Da la posibilidad de colocar animales muertos como presentadores de un programa de televisión. Y de que ese mismo espacio televisivo amarillista se emita en directo sobre un escenario, dentro de una obra de teatro contemporáneo. Excalibur y otras historias de animales muertos es el espectáculo de la compañía Hermanas Picohueso (Gal·la Peire, Lluki Portas, Diego Ingold y Marc Homar) que visitará el alicantino Teatre Arniches el viernes 5 de marzo.
Se trata de una obra teatral disfrazada de programa de televisión que se vale de la voz de animales famosos de la historia para criticar una realidad: "Cómo las farmacéuticas, las grandes corporaciones y los gobiernos utilizan el miedo masivo para conducir sociedades", resume Gal·la Peire, una de las creadoras del espectáculo. Estos apuntes se hacen siempre desde la visión de los animales, que sirven a la compañía como "bufones" para reprochar, también, que son "los últimos de la cadena y los perjudicados con algo que ni les va ni les viene".
La oveja Dolly, el perro Excalibur, una gallina que representa la gripe A, un reno siberiano que se descongeló y murió por el ántrax y una vaca que es testimonio de las vacas locas son los protagonistas de este programa amarillista, que tiene como corresponsal a la perra Laika. En definitiva, aparecen "animales asesinados que están muertos por culpa de la inocencia y la desconfianza de los humanos", señala Peire.
Con un despliegue de tres cámaras y distintas marionetas con aspecto de animales, el programa se va proyectando en una pantalla situada en el escenario. Una performance en la que el público puede ver tanto el resultado final como el detrás de las cámaras: "Queríamos hacer una doble lectura de la manera en que nos llega la información, que es como las personas que la generan quieren que nos llegue", apunta una de las Hermanas Picohueso. "Es por ello que el espectador puede estar mirando la pantalla -que es lo que nosotros queremos que vea-, pero, al mismo tiempo, puede ver cómo nosotros estamos creando esa escena".
Bajo un título tan literal asoma un humor punzante que está presente a lo largo de la obra, la cual, aunque incluye marionetas de animales, no es ni mucho menos un espectáculo para menores. De hecho, en las fiestas de la Mercè, en Barcelona, se topó con la censura después de realizar un primer pase debido al lenguaje malsonante de sus protagonistas, pues "son personajes malhablados y sin pelos en la lengua", reconoce. Y aclara que "no se puede rebajar el tono porque es una elección artística".
Una decisión que no se ha cambiado en los casi dos años de vida de la obra, que nació en mayo de 2019 y sí se ha madurado y amoldado tras comprobar la reacción del público. Al tratarse de un show que contiene un programa de prensa amarilla -y que habla sobre pandemias- "el espectáculo se construye con el día a día, por lo que se van añadiendo sucesos de actualidad, entre ellos, el coronavirus". Un elemento que hizo a la compañía reformularse "lo que decía el espectáculo; la realidad ha cambiado y, con ella, la manera en que el público recibe la obra".
Tras su visita este viernes al Arniches, Excalibur y el resto de historias concluirán la gira de invierno/primavera en Lleida durante este mismo marzo. Y reanudarán la marcha en octubre, entremezclándose con una nueva obra de la compañía, a la que ha titulado La comunidad idiota. "Es un espectáculo de calle -formato al que teníamos muchas ganas- en el que presentamos una religión que hemos descubierto que estaba silenciada desde hace más de 2.000 años. Hemos estado investigando durante la pandemia y ahora vamos a pasar dos meses encerradas creando", adelanta Peire.
