MADRID (EP). La economía estadounidense puede ser clave para impulsar la economía de cara al próximo año. Las últimas noticias que se están dando en la economía mundial están provocando alta volatilidad en los mercados. Los diferentes frentes abiertos parecen innumerables como son el Brexit, la guerra comercial, la tensión entre Italia con la Unión Europea, las renovadas sanciones de Estados Unidos contra Irán, una posible burbuja de deuda en China, los mercados de valores con elevada incertidumbre y las fugas de capital intermitente que se están dando en los países emergentes.
Ante esta situación que podríamos llegar a considerar delicada, por el volumen de focos de incertidumbre y la importancia de los mismos, debemos de sumarle la valoración real de la economía. Según las últimas estimaciones publicadas por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento durante este 2018 está en torno al 3,7% lo mismo que creció en 2017 y lo que se estima que crecerá en 2019.
Dicha linealidad podría valorarse como una circunstancia de estancamiento, pero debemos verlo también como un crecimiento estable. En Estados Unidos la expansión económica se ha fortalecido a medida que han incrementado la tasa de crecimiento y se han generado nuevos empleos. Aunque estos datos son alentadores debemos tener en cuenta que la fuerza laboral tiene un crecimiento más lento y el crecimiento de productividad también es preocupante. Aún con este punto negativo la recesión está lejos para Estados Unidos y la tendencia alcista en los mercados de renta variable supera ya los diez años siendo ya la más larga desde 1857.
Buenas perspectivas
Por todo ello, las perspectivas para 2019 son mejores de lo que cabría esperar, a pesar de todas las minicrisis que se están dando globalmente y que anteriormente hemos enumerado. El fuerte crecimiento en Estados Unidos no sólo es bueno para sus ciudadanos sino también para los países que producen bienes y servicios para su venta en el mercado norteamericano. De hecho, EE UU es en gran medida responsable de mantener el crecimiento mundial a un ritmo constante, pese de la desaceleración de muchas otras economías importantes.
Este buen comportamiento de EE UU produce también desventajas como la presión a naciones vulnerables como Argentina y Turquía, que dependen de la entrada de capital extranjero. Los inversionistas globales, que ponen su dinero donde creen que obtendrán el mayor rendimiento, son más propensos a elegir a Estados Unidos en lugar de otros países. A esto hay que sumarle también el atractivo de los rendimientos de la renta fija estadounidense, que poco a poco sigue incrementando tipos de interés.
Por el momento, Estados Unidos parece un oasis donde invertir con relativa tranquilidad, pero a la que los factores tanto externos como internos le pueden seguir ocasionándole volatilidades puntuales. Dejando de lado lo anterior y centralizándonos en la realidad fundamental, Estados Unidos plantea una inversión interesante tanto en renta variable como fija.
Jorge López es analista de XTB