VALÈNCIA. Josh Rouse (1972) lleva más de veinte años componiendo y acumula casi una veintena de discos. Nació en Nebraska y estudió en Texas, pero tras sus estudios universitarios decidió mudarse a Nashville, una ciudad "por y para la música", según dice. Allí empezó a moverse entre los garitos y salas de música de la ciudad guitarra en mano, y en 1998 lanzó el primero de muchos discos: Dressed up like Nebraska. Tiempo después, en el año 2006, el amor le trajo a la capital del Turia, una mudanza que ha dibujado también su música.
Se suele decir que sus mejores discos son Nashville (2005), Subtítulo (2006) y Country Mouse City House (2007), pero a él no le importa demasiado. No es un artista del todo fácil de clasificar. Su trayectoria musical le ha llevado a viajar del indie-pop, el folk y el soft rock a influencias de la música electrónica, el jazz o incluso la bossa nova. En 2014 ganó el Goya a mejor canción por su Do You Really Want To Be In Love? en el filme La gran familia española. Ese no es su único trabajo en cine. Anteriormente, en 2011, su conocido tema Quiet Town sonó como banda sonora de la película de Daniel Sánchez Arévalo Primos.
Hoy hace quince años desde que lanzó su disco Subtítulo, que además coincidió con el momento en que se mudó a València, un recopilatorio de diez canciones que hablan del lugar que le acogió durante un tiempo nada más llegar a España: Altea. Se trata de un álbum fundamentalmente acústico, tranquilo, pero con su hálito de vitalidad característico. Con este disco, Rouse huye de los artificios y trata sus canciones con gran delicadeza instrumental.
-Se cumplen 15 años de tu álbum Subtítulo. Aquel disco supuso un punto de inflexión para ti. Fue el momento en que viniste a vivir a València. ¿Qué te hace querer celebrarlo?
-En realidad, el único motivo es que toqué el disco en Facebook Live en verano y me gustó mucho (ríe). Bromas aparte, ahora que está arrancando la primavera, es un disco que evoca mucho al verano. Creo que tiene un aire que invita a estar fuera de casa, con una sonrisa y una cerveza en la mano.
-La base de tu música está en Nashville, pero llevas muchos años escribiendo en València. ¿Cómo confluyen estas dos ciudades en tu música?
-Muy sutilmente. València y Nashville son ciudades muy distintas. Más que confluencia, la influencia más grande soy yo (ríe). Es mi imaginación, que juega con factores de alrededor. Esto es algo que suele costarme explicar. Me gustan muchas cosas de aquí y de allí. Cada lugar tiene algo maravilloso. Crecí como hijo único en el campo, con poca cosa. Cultivaba una imaginación bastante fuerte. Esto es la influencia, siempre integrada en el lugar en el que escriba. Porque he vivido en muchos sitios. Hay un reflejo de todos ellos en mis canciones. Subtítulo, por ejemplo, son mis memorias de Altea. Grabé el disco con Paco Loco en el Puerto de Santa María. Es un capítulo más en mi libro.
-¿Cuándo empezaste a componer?
-Cuando tenía dieciséis años escribí mi primera canción. Empecé a tocar el violín con nueve años. Luego el trombón durante cuatro años más. En el instituto me inicié con la guitarra, y desde ahí empecé a tocar con bandas. A los dieciséis decidí que quería dedicarme a la música.
-Llevas muchos años componiendo y tu música siempre ha huido del drama, ha sido siempre optimista y alegre. De hecho, en alguna ocasión has dicho que resulta mucho más complicado escribir una canción alegre que una triste. ¿Qué me puedes decir de esto?
-Creo que en los momentos más melancólicos de uno, etapas en las que te ocurre algo difícil, es más fácil componer. Cuando estás solo o triste las cosas salen. Creo que esto le ocurre al 95% de la gente que compone. Que mi estilo sea más alegre me gusta, porque con mi música quiero animar a la gente. De todas maneras, es algo que intento no pensar mucho. Trato de no evitar lo que viene de forma natural de mi subconsciente.
-¿Qué te apasiona tanto de la ciudad de València para que le dediques un papel tan importante en tus canciones?
-La palabra 'València' suena bien. Tiene mucho color. En realidad es por eso. Me gusta la ciudad, tengo familia y amigos aquí, pero no voy a poner una palabra como 'Burgos' en una canción, porque no suena bien (bromea). València es una ciudad perfecta para cantar. Y por otro lado, mi mujer es de aquí. Me gusta la playa, el cauce del río Turia.
-Han pasado veintitrés años desde que lanzaste tu primer disco, Dressed Up like Nebraska. ¿Qué valoración haces de tu carrera?
-¿Veintitrés años ya? ¡Guau! Cómo pasa el tiempo... Tengo mucha suerte, la verdad. Encontré algo que me encanta hacer y me gano la vida con ello. Como conclusión, puedo decir que no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi carrera, lo cual, con tantos años a las espaldas, no es poco. Estoy en paz (ríe). Siempre podemos elegir caminos. Intentas hacerlo lo mejor posible, dar lo máximo de ti. Me alegro de tener 23 años de carrera en la música. Es que hago lo que quiero. Invento cosas y alimento a mi familia con ello. El único jefe que tengo son los fans.
-Tu música ha cambiado mucho a lo largo de todos estos años. En un principio creabas sonidos que venían más del softrock, el folk, un pop muy tranquilo… Con el tiempo has ido renovándote y apostando por nuevos sonidos como la música disco, el jazz, la bossa nova, los arreglos electrónicos… ¿Siempre estás en proceso de cambio?
-Soy compositor, y me gusta meter el dedo en muchas aguas. Hacer lo mismo todo el tiempo me cansa. Intento no repetirme, encontrar otros caminos, otros sonidos e inspiraciones para seguir avanzando en mi música.
-En 2015 lanzaste el disco Turista, en el que cantabas en castellano. ¿Tienes pensado volver a hacer algo en esta lengua?
-Sí, quizás en el futuro. Últimamente no estoy componiendo en castellano.
-Tu música está muy unida al cine. Ganaste el Goya por Do you really want to be in love en la película La gran familia española; Quiet Town estuvo en la película Primos; Directions aparece en la película de Tom Cruise Vanilla Sky… Incluso has puesto música a series como Anatomía de Grey. ¿Por qué crees que tu música tiene tanta cabida en el cine?
-Daniel Sánchez-Arévalo, el director de Primos, me dijo que tiene cabida porque mi música es agridulce. Decía que quedaba bien para narrar historias. Hago canciones con espacio, con un ambiente que se relaciona con escenas de películas, supongo. En realidad no lo tengo demasiado claro, pero, en cualquier caso, me gusta componer para el cine. No puedo decir qué es exactamente lo que hago bien para que la gente me quiera poner en sus películas.
-¿Quiénes dirías que son tus referentes?
-Creo que si eres cantautor todos los caminos llegan a Bob Dylan. No puedo decir a nadie más.
-En muchas ocasiones has dicho que te gustan las canciones que suenan naturales. ¿Qué opinas del panorama musical actual, que cada vez da más peso a sintetizadores, efectos de sonido, etcétera?
-No me molesta. A mí me gustan las buenas canciones: melodía, acordes... Que tenga algo que te haga tener ganas de escucharla una vez más. Hoy en día eso es lo que gusta, porque todo va demasiado rápido. La buena música, en ese sentido, es algo estable. Eso es lo importante. El autotune y todo eso no me molesta. De todas formas, yo compongo de manera bastante natural.
-¿Cómo ves el panorama musical valenciano?
-Lo veo muy bien. Hay mucha gente que tiene dos o tres grupos a la vez, eso me encanta. Si comparo València con Nashville, lo que veo es que Nashville es una ciudad de músicos, está hecha para la música. València, en comparación, es bastante pequeña. Creo que para las opciones que tienen los músicos aquí, el panorama está muy bien. Me gustaría ver en València un cambio de ley dirigido a que más bares normales pudieran conseguir una licencia para tocar música. Eso lo agilizaría todo aún más. Me encantaría ver esto en el futuro. Durante muchos años fue muy difícil conseguir licencias para tocar música en locales pequeños. La música es cultura, es muy importante. Esto es algo que no ocurre en Nashville. A nivel musical hay mucha gente que se gana la vida, porque pueden tocar en muchos sitios y la gente va muy contenta. Si hay mucha música en directo, los músicos estamos contentos.
-¿Con qué artista valenciano te quedas?
-Sin duda, con Julio Bustamante. Me encanta. Para mí es el cuerpo de la música aquí en València.
-¿Tienes próximos proyectos entre manos?
-Estoy trabajando en un disco para el año que viene, pero tengo un proyecto nuevo que sale el 2 de abril. Se llama Isla. Es un trabajo de música electrónica. Más Menorca que Ibiza, digamos, bastante chill-out. Muy instrumental, canto en un par de canciones, pero es un poco distinto a lo que hago habitualmente.