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NOSTÀLGIA DE FUTUR / OPINIÓN

¿Cuánto estaría una ciudad dispuesta a pagar para acoger a Amazon?

7/12/2017 - 

Amazon tiene la intención de establecer su segunda sede central en los Estados Unidos tras la de Seattle. La compañía ha abierto una convocatoria para que las ciudades, como si se presentaran a acoger un gran evento deportivo, hagan su oferta. Se han recibido 238 propuestas.

Desde Amazon afirman que esta sede central supondrá una inversión de 5.000 millones de dólares y la creación de 50.000 nuevos puestos de trabajo de “alta remuneración”. Según sus propios cálculos, cada dólar que invirtieron en Seattle entre 2010 y 2016 revirtió en la generación de 1,40 dólares adicionales para la economía de la ciudad. 

Con esos grandes números y el evidente éxito político de conseguir atraer a una de las grandes empresas del momento no es sorprendente que más de 200 ciudades o regiones hayan apostado por ello. Pero, ¿hasta donde están dispuestas a llegar las administraciones públicas para conseguir atraer a Amazon?

Los criterios de selección que ha publicado la compañía definen los requisitos mínimos: un edificio de al menos 46.000 metros cuadrados en fase inicial o en su defecto un terreno por construir o un conjunto de edificios próximo a un centro urbano, a un aeropuerto internacional, a vías de acceso y con conexión de transporte público. El tamaño del campus podría crecer hasta los 740.000 metros cuadrados a partir de 2027. Entre los candidatos, Amazon evaluará el espacio ofrecido, las subvenciones directas, los incentivos fiscales, la existencia de una masa laboral formada suficiente, la accesibilidad logística, el tiempo necesario para poner en marcha el proyecto y el ambiente cultural y la calidad de vida de la ciudad. 

Esta macro-operación ilustra la influencia de las grandes empresas en las políticas públicas. En territorios más próximos y a menor escala vemos sucesos parecidos con incentivos fiscales o subvenciones a aerolíneas, desarrollos comerciales y negociaciones políticas que pueden llegar al ridículo como pasó en el caso de Eurovegas. Pero parece que nunca se había llegado tan lejos como en el caso que nos ocupa.

Amazon es ya una compañía fuertemente subvencionada. Para proyectos mucho más pequeños que su sede central ya ha recibido más de mil millones de dólares de fondos públicos para sus centros de distribución u oficinas. Los activistas de Good Jobs First (Los Buenos Empleo Primero) están recopilando las subvenciones públicas que recibe la compañía como los 75 millones de dólares que ha ingresado, o dejado de pagar, este año de Hebron (Kentucky), los 43 millones de Baltimore (Maryland) o los 61 millones de Cayce (Caroline del Sur) en 2011.

De entre las 238 propuestas, una treintena han sido desveladas gracias al trabajo de investigación de periodistas como Danny Westneat del Seattle Times, según el cual esta operación no es solo una cuestión de dinero sino supone una “rendición” de las ciudades a Amazon ya que “las 30 [propuestas desveladas] demuestran nuestra capitulación a la influencia corporativa. Hay una nueva ola, en la que los ayuntamientos están no solo dispuestos a lanzar dinero sobre Amazon. Les están entregando las llaves de la democracia”. 

Algunos ejemplos: Chicago ha ofrecido un paquete de 1.300 millones de dólares en impuestos del trabajo para Amazon. Es decir, los trabajadores de la compañía seguirían pagando sus impuestos, pero ese dinero, en lugar de destinarse a escuelas u hospitales, será devuelto a la empresa. Lo que significaría, básicamente,que los trabajadores estarían “pagando impuestos a sus jefe”. 

Otras ciudades como Chula Vista, en California, ofrecen terrenos gratuitos valorados en 100 millones de dólares y eximir a Amazon del impuesto a la propiedad (el equivalente al IBI) durante 30 años. Boston ha puesto sobre la mesa crear un grupo de funcionarios al servicio de las necesidades de Amazon y Fresno ha ido tan lejos como para proponer que el 85% de los impuestos generados por Amazon se destinen a un fondo de inversión especial co-dirigido por representantes de la propia Amazon. Esa inversión se podría destinar, por ejemplo, a la construcción de un parque y en la entrada del mismo se anunciaría “este parque ha sido construido gracias a Amazon”. 

El otro día señalaba la influencia de las grandes empresas en el urbanismo poniendo de ejemplo el desarrollo del frente marítimo de Toronto liderado por Google.La macro operación de Amazon demuestra que todavía se puede llegar mucho más lejos. 

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