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LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Cosas que los fans de Eels deberían saber

15/04/2018 - 

VALÈNCIA. The Deconstruction es el nuevo álbum de Eels. Un disco fiel a la línea seguida desde hace veinticinco años por Mark Oliver Everett, cuerpo y alma de un grupo que en realidad empieza y termina en él. La trayectoria de Eels, que comenzó a mediados de los noventa, en pleno frenesí del rock alternativo, ha transcurrido dejando una discografía sólida, llena de canciones y de sencillos. Una trayectoria que, inevitablemente, evoca muchos recuerdos.

He entrevistado a Mark Oliver Everett –de apodo artístico E- en tres ocasiones. Dos de ellas fueron por teléfono. Una fue en persona. En las tres conversaciones, Everett dejó muy respondió con desgana, resignación o con ambas cosas  a la vez, dejando muy claro que las entrevistas las hace porque no hay más remedio. Eso ocurrió también en la entrevista que llevamos a cabo cara a cara, en un hotel de Madrid. Es la única de las tres cuya transcripción no conservo. Tuvo lugar en algún momento de 2001, cuando publicó el álbum Souljacker. En persona, Everett tenía las mismas pocas ganas de contestar a las preguntas que por teléfono. La única ventaja era que, al vernos las caras, podías percibir que su sequedad y su hastío a veces se sustentaban en una cierta ironía. Recuerdo vagamente la situación. Por encima de todo, lo recuerdo a él. Lacónico y cansado. Harto de dar tumbos. Atrapado en la habitación de un hotel de lujo, en manos de una discográfica en la que no se sentía a gusto. 

Entrevistas para no dormir

Cada día que pasa entiendo mejor a los artistas que se aburren dando entrevistas. La mayoría de las veces yo tampoco quiero hacerlas. Cuando un artista está de promoción parece imposible hablar de otra cosa que de su nueva obra. Dependiendo del procedimiento, el tiempo y las condiciones que se empleen para llevar a cabo esa tarea, las posibilidades de conversación pueden ser muy limitadas. ¿Cuántas preguntas originales sobre sus nuevas canciones se le pueden hacer a alguien que dispone de 15 minutos para hablar y que no ha hecho otra cosa en todo el día más que eso? La entrevista es un arte, pero insertada en las obligaciones de la promoción, acaba siendo una rutina. Everett lo sabe. Sabe que al final te van a preguntar por lo mismo de siempre y que, conteste lo que conteste, seguramente acabará escribiéndose lo mismo de siempre. Como me dijo en la última de esas entrevistas, al final le es indiferente que el público o la prensa comprendan lo que quiere decir. Él sabe perfectamente lo que está diciendo y con eso le basta. “No hay que hacer demasiado caso cuando te ponen bien y tampoco cuando te ponen mal –decía-. Una vez has hecho un disco ya no tienes ningún control sobre lo que va a ocurrir después con él.”

No hay nada más triste que lo tuyo

Una de las constantes en la obra de Eels es la tristeza. La tristeza es una especie de estilo aunque no esté considerado como tal. Tener predilección por los discos tristes siempre ha tenido su aquel, parece como que eres más serio, más creíble, más profundo. La realidad es que la tristeza es una mierda. Nadie la quiere, pero a todos nos persigue con mayor o menor insistencia. La tristeza que preside las canciones de Eels es de dominio público porque su autor también escribió un hermoso y exitoso libro, Cosas que los nietos deberían saber, en el que narraba todos los bofetones que le había ido propinando la vida. La muerte gradual de los miembros de su familia, los fracasos sentimentales, los desengaños con la industria del disco. Alguien capaz de proyectar todo eso a través de una mirada positiva merece ser respetado y admirado al máximo. Y eso implica aceptar que, por más humor que le eche, por más divertidos que puedan ser algunos de sus vídeos o incluso él mismo, ese tipo está marcado por algo que él no ha elegido. Cuando la tristeza marca tu vida de ese modo, la felicidad es algo que cuesta mucho esfuerzo obtener. E incluso cuando la obtienes, eres consciente de que quizá no dure demasiado en tus manos.

El burrito llorón

En una de las entrevistas telefónica hablamos sobre Daisies of the Galaxy, el disco que sacó en el año 2000. Repasando lo que escribí entonces me sorprende lo que me contó cuando le preguntaba sobre la cubierta del disco. En el diseño había ilustraciones de niños aparentemente inocentes. “Algunos van armados –dijo- y eso no es en absoluto inocente. Seguramente van a cazar, aunque me temo que ni ellos mismos saben el qué”. Entonces Everett me explicó que, de todas aquellas ilustraciones, con las que más se identificaba era con la de un burrito que lloraba en la contraportada del disco. “Ese soy yo. El burrito está llorando de alegría porque no puede creer que lo malo haya pasado al fin. Se siente feliz. Lo terrible ya ha pasado, todo ha terminado”. Everett se tomaba ciertas cosas con bastante humor. Por ejemplo, que el sencillo del disco fuese una canción que originalmente no estaba incluida en el mismo. “A la discográfica le gustó mucho ‘Mr E’s Beautiful Blues’. Se empeñaron en meterla en el álbum. Yo no quería porque no tenía nada que ver con el concepto del disco. Me propusieron que saliera como tema extra y acepté. Pero como se ha convertido en single, ya no sé si he sacado un disco con tema extra o un single con un álbum extra”.

Deconstrucción de la vida

El último disco de Eels, The Deconstruction, sigue la misma línea de los discos anteriores de Eels. Hay dos tipos de canciones: las que son más tranquilas y melancólicas y las que no. Unas hacen de contrapeso de las otras, como ha venido ocurriendo siempre en la discografía de este grupo que en realidad no lo es. La tristeza, como decía antes, puede ser un estilo, el sello de un creador. Leonard Cohen y Tom Waits jamás hicieron canciones para saltar de alegría. Everett tampoco, pero compensa esa tendencia con algunas piezas más alegres, y disfrazando en algunos momentos esa melancolía con melodías y arreglos que también saben a esperanza. Lo mismo que la vida.

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