VALÈNCIA. El Bachillerato Internacional (BI) debe su nombre a una metodología de enseñanza aplicada en 171 países de todo el mundo, que estimula la capacidad creativa del alumnado, priorizando la indagación y el pensamiento crítico frente al trabajo memorístico que exigen algunos sistemas educativos como el español.
Aunque hay colegios e institutos que ofrecen la titulación bajo un método bilingüe, lo cierto es que pueden impartirlo en un solo idioma, tanto en castellano como en francés o en inglés, según establece la organización, que sentó sus base en Ginebra en 1968 y tiene más de cuarenta años de tradición en España, donde la mayoría de centros que lo ofrecen son privados.
De hecho, en la Comunitat Valenciana hay un solo IES que imparte el Programa Diploma del BI -el más conocido y equivalente al bachillerato- el Pere Boïl de Manises, debido al coste que supone su implementación en todos los centros públicos. El resto están distribuidos entre las tres provincias: en Valencia lo ofrecen el Mas Camarena, American School of Valencia y Ausiàs March; en Castellón el Ágora Lledó Intenational School y San Cristóbal, y en Alicante El Valle, Ángel de la Guarda y el Newton College de Elche.
Aun así, el itinerario BI no solo está presente en la etapa previa a la universidad, sino que puede empezar en edad escolar hasta los 18 años, mediante el Programa de la Escuela Primaria (PEP), de 3 a 12 años, y el Programa de Años Intermedios (PAI), dese los 11 hasta los 16 años.
El PEP está basado en el aprendizaje por proyectos; los libros de texto tradicionales pierden peso frente a una docencia enfocada a que los pequeños se hagan preguntas, con el objetivo de construir conclusiones que les permitan llegar al contenido que deben interiorizar. En especial, en materias como Ciencias Naturales, Sociales o Música la indagación se potencia al 100%, mientras que en otras asignaturas como Matemáticas o Lengua se combina con la parte teórica.
En cambio, el PAI es la continuación de esta enseñanza y aunque supone un incremento en el nivel de carga lectiva, mantiene el trabajo transversal y por ámbitos. En concreto, en la Comunitat los centros que ofertan estas modalidades deben dar el currículo oficial que establece la Conselleria de Educación tanto para Primaria como par Secundaria, por lo que incluyen ambos contenidos en el plan de estudios. Sin embargo, en el Programa Diploma, desarrollado a continuación, tienen libertad para centrarse únicamente en el BI.
Una de las principales diferencias entre ambas modalidades de bachillerato es la cantidad de materias y el nivel de las mismas, según explica a este periódico Ester Escrig, coordinadora de BI en el Ágora Lledó International School. “En el bachillerato nacional hay un mayor número de asignaturas y no todas de imparten con profundidad, como las optativas, mientras que en el internacional hay seis asignaturas; tres se imparten a nivel superior (240 horas), similar al nivel del bachillerato normal y otras tres a nivel medio (150 horas), cuya dificultad es inferior”, detalla.
A lo largo de los dos años, los estudiantes deben cursar seis troncales: Matemáticas, una de Humanidades, una de ciencias experimentales, una de Lengua y Literatura, un idioma extranjero y otra a escoger entre Artes, otro idioma o una de ciencias o sociales. “Cada asignatura lleva aparejada una parte práctica en la que se aplica lo que el alumno estudia de forma teórica, que sería la evaluación interna” explica Escrig.
“Por ejemplo, en Lengua sería un estudio de literatura comparada, en Economía hay casos prácticos en los que se toman datos reales de empresas y en química podría ser algo tan peregrino como calcular el tamaño de una gota y a partir de ahí plantear hipótesis, recoger datos, trabajarlos y dar soluciones; en las experimentales se espera que el alumno utilice el método científico con todas sus etapas y en matemáticas se requiere un manejo de cálculos y estadística”, añade.
Además, el tronco central del currículo IB cuenta con la asignatura de Teoría del Conocimiento (TDC), cuya finalidad es despertar la visión crítica de los jóvenes a partir de la construcción de preguntas sobre cualquier ámbito de la vida, lo que refuerza su capacidad de razonamiento y de argumentación a través de los debates que tienen lugar en el aula.
A ello se suman las 150 horas de Creatividad, Acción y Servicio (CAS) invertidas en actividades comunitarias como el voluntariado en centros de mayores, la creación de campañas de recogida de alimentos u otros recursos para población en riesgo de exclusión social o las iniciativas medioambientales.
Otra de las claves del programa es la monografía de 4.000 palabras que el alumno realiza a lo largo de los dos años sobre una temática de libre elección, bajo la premisa de que debe ser una investigación original, elaborada a partir de fuentes tanto primarias como secundarias y con datos bibliográficos. “No son tan relevantes los resultados como el proceso; lo importante es darse cuenta de dónde pueden haber estado los errores si las conclusiones no han sido las esperadas”, puntualiza la profesora.
El acceso a la universidad a través del BI puede variar en cada comunidad autónoma, aunque en la Comunitat Valenciana y en la mayoría de regiones este alumnado está exento de examinarse en selectividad. En cambio, debe realizar unas pruebas externas que tienen lugar en las mismas fechas en todo el mundo y, junto con los resultados de la evaluación interna (los trabajos prácticos), obtienen una nota media comprendida entre el 1 y el 7.
De este modo, mediante un mecanismo de conversión de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) convalidan este resultado con la puntuación tradicional que va desde el 1 hasta el 10. Por ello, para optar al 14 de la fase específica, el mecanismo es similar al de selectividad: algunas asignaturas pueden ponderar el doble para alcanzar esta nota, sin necesidad de repetir los exámenes.
De hecho, en esta comunidad o en la de Madrid, por ejemplo, los alumnos BI pueden escoger las materias en las que tienen mejor nota para la doble ponderación y, si desean mejorarlas, pueden realizar las PCE (Pruebas de competencias específicas) por la UNED, que equivalen a los exámenes de selectividad.
Cabe recordar que en el año de la pandemia no se convocaron los exámenes de BI, por lo que el alumnado fue evaluado a partir de los trabajos prácticos, que adquirieron peso en la nota final, junto con la media que solía obtener el centro en los cursos anteriores.