VALÈNCIA. Sí. No. Y todo es posible. Estas son las tres respuestas que Ciudadanos ha ofrecido cada vez que se le ha preguntado por posibles pactos con Vox y PSPV en la Comunitat Valenciana si a partir de mayo de 2019 fueran necesarios para gobernar. Los vaivenes son constantes y los cambios de postura apenas tardan en producirse días. Virajes que derivan inevitablemente en que hasta las formaciones más noveles en el tablero político lo califiquen como el "partido veleta".
La síndica del partido naranja en Les Corts, Mari Carmen Sánchez, advirtió este martes tras la Junta de Síndics que ahora mismo no se plantean pactar con el PSPV "porque cada vez se asemeja más al PSC". Un posicionamiento que ya había expresado un día antes el candidato a la Generalitat, Toni Cantó, -quien cabe señalar que desde hace semanas viene fijando la postura del partido en distintas cuestiones que atañen a la Comunitat- después de que la Ejecutiva de Ciudadanos aprobara no pactar con Pedro Sánchez ni con el PSOE a partir de las elecciones del 28 de abril.
Este último veto extendido por Cantó y repetido por Sánchez difiere profundamente del escenario que la propia síndica puso encima de la mesa hace unas semanas en una entrevista concedida a Valencia Plaza en la que aseguraba que su partido estaría dispuesto a pactar "con PPCV y PSPV, pero jamás con partidos populistas como Vox".
Apenas nueve días después, el discurso adoptado este martes, era radicalmente distinto. Donde dije digo, digo diego y Ciudadanos donde dijo que pactaría con el PSPV, ahora no, y donde dijo que no pactaría con Vox, ahora no es tan tajante porque, dicen, su "pacto es con la ciudadanía". Una respuesta tan abierta como ambigua por la que el aluvión de preguntas de los periodistas no cesó a pesar de que Sánchez se esforzó en sortearlas para no ofrecer una postura nítida que despejara qué estrategia se puede esperar del partido naranja en los próximos meses.
Se mostró inamovible en que el partido de Albert Rivera en la Comunitat Valenciana pactará "con partidos constitucionalistas, ni con nacionalistas ni con populistas". Unas características que si bien no se ajustan rigurosamente a Vox, cuando fue cuestionada directamente por el partido de Abascal, evitó dar una respuesta clara. Titubeó y tan solo dijo que "de momento" este partido no entraría en ese espectro -como si en un futuro pudiera cambiar y sí estarlo- y se apresuró en remarcar que, al fin y al cabo, lo importante es que son los ciudadanos los que deben acudir a las urnas. En definitiva, un condicional -el "de momento"- que no cerraba la puerta.
Ahora bien, este es simplemente capítulo más en todo el repertorio de contradicciones que ha acuñado Ciudadanos en estos últimos meses cada vez que se ha hablado de pactos.
El primero en pronunciarse sobre un posible acuerdo con Vox fue el portavoz autonómico y portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de València, Fernando Giner, en una entrevista concedida a este diario el pasado 12 de noviembre de 2018. Uno de los aspectos que se trataron en ella fue la posible entrada del partido de extrema derecha en el consistorio de la capital y, si se diera la circunstancia, la posibilidad de que la formación naranja llegara a un pacto de gobierno o de investidura con el mencionado partido. Sobre ello, Giner emplazó el asunto para más adelante, sin llegar a descartarlo: "Ese puente lo cruzaremos en su momento".
Nueve días después, el secretario de Ciudadanos en la provincia de Valencia y diputado en Les Corts Valencianes, Juan Córdoba, corregía a Giner al advertir que no sería oportuno pactar con Vox. "En principio, desde el punto del vista filosófico, nos costaría bastante poder pactar los puntos que lleva Vox en su programa", respondió el también diputado autonómico ante las preguntas de los periodistas en una rueda de prensa. Consideró dicho acuerdo como una "opción muy remota" que no sería "oportuno". Y concluyó: "En resumen, no". Con ello, rechazaba que la posibilidad estuviera encima de la mesa.
Sin embargo, tras las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre, los naranjas ya no fueron tan tajantes como había sido diez días antes Córdoba. Mari Carmen Sánchez volvió a mostrarse ambigua el 5 de diciembre a la hora de concretar una respuesta respecto a posibles pactos en clave valenciana con Vox. Instó a esperar a la "aritmética parlamentaria" de los futuros resultados para recalcar que su partido pactaría "con medidas encima de la mesa y, sobre todo, con partidos constitucionalistas, europeístas y que crean en la regeneración democrática en la que nosotros creemos".
De nuevo, unas características que no se ciñen a Vox, no obstante ella misma eludió entonces responder si consideraba al partido de José María Llanos en la autonomía un partido constitucionalista o no, y calcó la respuesta del PP al ser preguntada por si le preocupaba el posible auge de la extrema derecha en la Comunitat. "Nos preocupan los populismos, pero no obstante, es la ciudadanía la que vota. Y si tenemos un sistema democrático hay que respetar las decisiones de los ciudadanos. Nos preocupa tanto la extrema derecha como la extrema izquierda", respondió.
En clave estatal, conviene recordar, que las metamorfosis que han vivido en ocasiones anteriores no han sido muy diferentes. Hasta el propio Rivera ha protagonizado este tipo de cambios que ponen en el foco mediático a su formación. En junio de 2016, tras las elecciones generales, el líder llegado de Cataluña se negó a hablar de vetos en los primeros días, pero a su vez repitió que no haría presidente a Rajoy.
"Ciudadanos no va a estar ni va a apoyar a ningún gobierno en el que esté presente la amenaza de corrupción de Barcenas o Barberá. La palabra veto nunca ha salido de mi boca, pero si alguien me pregunta si haré presidente a (Mariano) Rajoy, la respuesta es no", sentenció.
En octubre, cuatro meses después, Rajoy volvió a convertirse en presidente del Gobierno gracias a los votos a favor de Ciudadanos, además de CC, Foro, UPN y las 68 abstenciones de los socialistas.