VALÈNCIA. Carlos P. de Ziriza acaba de publicar un libro en la editorial Sargantana con título que aspira a todo: Historia del pop rock valenciano en 75 nombres esenciales. Carlos se abona a esa idea de que la Comunitat Valenciana es y ha sido tierra de músicos. Resumir tantos años en tan pocos nombres es casi una tarea hercúlea: desde 1960 hasta 2020, desde el Cabo de la Nao hasta el Rincón de Ademuz, desde Bruno Lomas hasta La Plata. Este libro es casi un lugar para quedarse a vivir. Eso sí, con un tocadiscos cerca y la tarde por la delante.
-Imagino que resumir 60 años de historia del rock y el pop valenciano en 75 nombres no habrá sido fácil... ¿Cómo ha sido la selección?
-El criterio ha sido la relevancia histórica, aunque ese concepto puede ser discutible, según qué factores valoremos. He tenido en cuenta la popularidad, el peso específico de las carreras de cada banda o músico, y el papel pionero o de avanzadilla que muchos han jugado. También la singularidad, por supuesto. Lo rompedores que han sido algunos. Unos factores han pesado más que otros, según el caso. Ten en cuenta también que, más que de pop o rock, el libro habla de música popular en su conjunto: hay cantautores, músicos de jazz y de contemporánea, que no pueden adscribirse en esencia al pop y el rock. Pero cuando hablamos de pop y rock en sentido amplio, nos entendemos.
-Cómo ha sido el proceso de documentación de este libro. Parece que tienes una suerte de alma de coleccionista.
-Bibliografía (es escasa, pero la hay), y también he consultado a algunos de los músicos, ya que cuando la información previa escasea y es confusa (sobre todo en algunas webs), conviene aclarar algunos datos directamente. No sé si tengo alma de coleccionista o no, sí que es verdad que llevo varios años enlazando la publicación de libros que tienen una vocación, podríamos decir, muy completista, de guía exhaustiva, sobre el indie/rock alternativo, sobre el power pop y la new wave, sobre la música disco y ahora este. En cualquier caso, no son libros enciclopédicos, por muy completos que uno los quiera hacer. La pesadilla que me persigue con esta clase de libros es dejarme nombres interesantes fuera. Y fíjate que, en este libro, que en total menciona más de 500 nombres de bandas y solistas, porque utilizo algunos despieces para describir escenas enteras o estilos, siguen persiguiéndome algunas ausencias. Supongo que es inevitable.
-¿Cómo fue el estallido del rock en la Comunitat?
-Similar al del resto del estado. Hubo una particularidad que puede parecer anecdótica, aunque no creo que lo sea tanto, y que prácticamente se ha olvidado. En la ciudad de València, los paradores de los casales falleros eran una pasarela escénica excepcional para la difusión del rock. El So Nelo, el del Foc o El Tró, por ejemplo. Por algunos de ellos actuaron leyendas como Johnny Halliday o Vince Taylor. Es una vertiente cultural de las Fallas que, obviamente, se perdió.
-Hubo un tiempo en que prosperó el estereotipo del tecno pop valenciano. También el del bacalao de las discotecas de la Ruta. Pero tanto uno como otros convivieron con decenas de otras formas de hacer música. Creo que esa es una de las características de lo que ha ocurrido en la Comunitat en las últimas décadas, para bien y para mal: que la escena o escenas son muy heterogéneas. No creo que se pueda hablar de un aglutinador común, de un estilo identitario.
-Te voy a decir varios nombres y dime qué te sugieren: Bruno Lomas…
-El gran pionero rock, en todos los sentidos. Animal de escenario (según quienes sí pudieron verle en directo), muy versátil y más valioso como compositor de lo que se estilaba en la época.
-Eduardo Bort...
-Un guitarrista y compositor sensacional, quizá el mejor de los setenta, que podría haber llegado mucho más lejos con su música, como tantos.
-Nino Bravo...
-Una voz excepcional que se convirtió en un mito cuyo potencial nunca sabremos qué nos podría haber deparado, porque no tuvo tiempo de dejarlo crecer.
-Camilo Sesto...
-Un artista total, valiente (a veces demasiado, rozando lo temerario), la lástima es que el personaje acabó comiéndose al creador.
-La Habitación Roja..
-Una banda solvente y tremendamente tenaz, que ha visto cumplida la fe que siempre ha tenido en sí misma, gracias a un repertorio en el que las canciones, las melodías claras y la transparencia emocional lo son todo.
-¿En qué momento estamos ahora en cuanto a industria musical?
-A nivel de infraestructuras, el auge de nuestros festivales ha procurado un nivel de profesionalización dentro de la industria que no hubiéramos podido imaginar hace unos años. Buenos promotores y gente muy solvente en todos los escalafones del negocio. Otra cosa es que eso haya redundado en beneficio de nuestros músicos, eso es mucho más discutible. Porque en cuanto a sellos, plataformas o incluso medios, no creo que hayamos avanzado demasiado desde los 90. Digamos que disponemos de uno de los mejores escenarios posibles, pero (por muchos motivos) los actores principales rara vez son valencianos.
-¿De qué manera recordaremos este año sin música en la Comunitat y en el mundo? ¿Habrá un antes y un después?
-No me atrevo a pronosticar. Nos movemos en un terreno muy imprevisible. Ojalá la industria se mantenga a flote, es en lo único que pienso. Hay muchos puestos de trabajo en vilo, y cuando llegó la pandemia las perspectivas eran muy halagüeñas. Supongo que, si la vacuna llega tan pronto como se está empezando a anunciar, parte del 2021 se podría salvar.
- Recomiéndanos qué disco valenciano te ha emocionado últimamente.
-Los de Nacho Casado, Alberto Montero, Los Manises o Atlàntic.