opinión

Buscando señales de estabilización en el sector manufacturero

El experto de Union Bancaire Privée (UBP) habla sobre el futuro de la renta fija y su relación con las últimas políticas monetarias decretadas por los bancos centrales

2/10/2019 - 

MADRID. La rentabilidad de la deuda pública ha subido significativamente este año en previsión de la relajación de los principales bancos centrales, incluidos el BCE y la Reserva Federal, que cumplieron sus promesas el pasado mes. De manera crucial, la posición del BCE en el futuro está ahora abierta y condicionada al estado de la economía, ya que tiene previsto mantener los tipos de interés al nivel actual o más bajos hasta que la inflación llegue al objetivo, y con la expansión cuantitativa (QE) que continúe de forma similar hasta poco antes de la primera subida de tipos. 

Debido a la falta de presiones inflacionarias tanto en la región como a nivel global, es poco probable que se produzca un cambio radical a corto plazo. Por lo tanto, vemos que la compra de activos continuará en un futuro previsible, lo que debería proporcionar un respaldo para la rentabilidad de la deuda pública, así como para los diferenciales periféricos, manteniéndolos respaldados. 

En todo caso, los riesgos parecen seguir siendo la desventaja para el crecimiento global, dada la incertidumbre que ha provocado la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Por lo tanto, también pensamos que los bonos del Gobierno estadounidense pueden mantener sus ganancias, especialmente teniendo en cuenta los actuales precios de mercado, en los que los inversores están anticipando un ciclo de relajación más cercano al “ajuste de mitad de ciclo” de Powell, con dos recortes de los tipos de interés a los que se aplicarán durante el próximo año. Si vemos que se materializa una mayor debilidad del crecimiento o aumentan las incertidumbres geopolíticas, esto podría obligar a la Fed a recortar los tipos de interés más de lo previsto, lo que hace que las posiciones largas en la parte delantera de la curva del tipo de Estados Unidos se conviertan en una propuesta atractiva en este momento.

En cuanto a los mercados de crédito, vemos que gran parte del estímulo monetario descrito tiene un precio muy elevado en las valoraciones, mientras que la incertidumbre que rodea al comercio, al Brexit y al crecimiento mundial todavía pesa sobre las perspectivas y nos deja cautos en nuestra exposición. Aunque el BCE cumplió con su compromiso con la mejora de calidad, era evidente que el Consejo de Gobierno estaba tratando de pasar el testigo del futuro estímulo a las autoridades fiscales, dada la falta de unanimidad sobre la decisión de la expansión cuantitativa (QE). 

Del mismo modo, en la Fed, el último gráfico de puntos puso de manifiesto la necesidad de realizar más recortes en los tipos de interés este año. De este modo, nos resulta difícil confiar en un mayor estímulo monetario para impulsar un mayor endurecimiento de los diferenciales, dado que los bancos centrales pueden volverse más reactivos que proactivos a la luz de estas opiniones divergentes entre los miembros de los consejos de administración. Teniendo esto en cuenta, nos centraremos en los datos de crecimiento global, buscando señales de estabilización en el sector manufacturero, así como en las próximas conversaciones comerciales entre EE UU y China, ya que los mercados esperan un gran avance en las negociaciones.

Mohammed Kazmi es Portfolio Manager y Macro Strategist de Union Bancaire Privée (UBP)

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