VALÈNCIA. Bankia (BKIA) ha citado este martes a sus accionistas para aprobar la fusión con CaixaBank (CABK). O para ser más exactos en la integración en la entidad de origen catalán, cuya junta tendrá lugar este jueves. Ambas en València, dado que es donde están domiciliadas como también lo estará la entidad resultante aunque sus decisiones estratégicas se tomarán desde Madrid y Barcelona... como hasta ahora. Y lo harán cotizando por encima del cierre del pasado tres de septiembre, cuando a media tarde los dos bancos comunicaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su 'noviazgo'.
Bastante mejor le han ido las cosas en el parqué a la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, que también lo será del nuevo CaixaBank pero sin poder ejecutivo que recaerá sobre Gonzalo Gortázar, actual consejero delegado de CABK. Ambas sin tener bajista alguno en su capital, por cuanto ninguno iguala o supera el 0,50% del mínimo legal, tal y como lo corroboró este diario de la base de datos pública del organismo supervisor.
Las 'bankias' -como se les conoce en la jerga bursátil- se han disparado desde aquel 3 de septiembre un 39,09%, al pasar de los 1,036 euros a los 1,441 euros del cierre de este lunes. Todo ello después de haber llegado a marcar los 1,441 euros al término de la jornada del pasado 24 de noviembre.
La mejora de BKIA, que duplica el comportamiento del Ibex 35 en el mismo periodo de tiempo tras completar el mejor noviembre de su historia, la ha llevado a reducir sus pérdidas anuales hasta el 14,83%. Y, de paso, a elevar su capitalización hasta los 4.423 millones de euros, sumando 1.243 millones en los últimos 88 días desde que anunciara el inicio de las negociaciones con CaixaBank.
Por su parte, la entidad presidida por Jordi Gual se ha revalorizado desde entonces un 18,23%, dado que los 1,816 de euros del pasado 3 de septiembre se han convertido en los 2,147 euros de este lunes. Aunque llegó a cerrar en los 2,284 euros en la sesión del 24 de noviembre. Las 'caixabanks', que han aumentado su valor en 1.980 millones de euros en estos casi tres meses, han reducido su caída en el parqué hasta el 22,48%. De este modo han impulsado su capitalización hasta los 12.842 millones de euros.
La junta de BKIA de este martes -a partir de las 12 horas en el Palacio de Congresos de València- deberá aprobar la operación, con la extinción de Bankia y el traspaso en bloque de todo su patrimonio, a título universal, a CaixaBank. La ecuación de canje de la transacción se ha acordado en 0,6845 acciones ordinarias nuevas de CABK por cada acción de BKIA, con una prima del 20%. De esta manera, los accionistas de la primera representarán el 74,2% del capital de la nueva entidad y los de la segunda, el 25,8%.
Una operación 'bendecida' por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que controla casi dos tercios de Bankia y tendrá a Teresa Santero en el consejo de la nueva entidad. "Tras el estudio del proyecto de fusión, los trabajos de diferentes expertos y la recomendación favorable de Nomura como asesor del FROB, se ha concluido que la fusión mejoraría el valor de la participación indirecta en Bankia y tendría un efecto positivo sobre las perspectivas de recuperación de ayudas en futuras desinversiones", informó hace poco más de un mes.
Una participación -la del FROB en Bankia- de la que tiene que deshacerse, situándose en el nuevo CaixaBank en torno al 16% del capital. En este sentido, la ministra de Asuntos Económicos y Transoformación Digital, Nadia Calviño, afirmó el pasado 29 de octubre que el Estado no descarta extender el plazo para deshacerse de su participación en Bankia -en la nueva CABK tras el primer trimestre de 2021, que es cuando se prevé que se cierre la operación- porque es una fecha "autoimpuesta".
"Siempre he dicho que es más importante tomar las decisiones correctas que rápidamente. No tenemos que negociar con nadie, es una fecha autoimpuesta, por lo que no habría ningún problema en extender el plazo para cumplir con el objetivo de maximizar el valor de la participación en la entidad resultante", subrayó entonces la ministra.
Dos días antes, el presidente del FROB, Jaime Ponce, abrió la puerta a privatizar Bankia una vez completada su fusión por absorción en CaixaBank, mediante programas de 'dribble-out' o ventas graduales en el mercado. Lo hizo refiriéndose a la posibilidad de realizar ventas diarias equivalentes a un pequeño porcentaje del volumen negociado en la jornada; un instrumento utilizado por ejemplo por el Gobierno británico para vender su participación final en Lloyds.