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500 agentes velan por la seguridad en el centro de madrid

Así es la comisaría de Policía del centro de Madrid con más trabajo de toda Europa

12/08/2017 - 

VALÈNCIA (EFE). Siete de la mañana. El jefe de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional en el distrito madrileño de Centro reúne a los agentes en el primer "briefing" del día. Afrontan su jornada en la comisaría con más carga de trabajo de Europa, con los hurtos copando el 80 % de los delitos en una zona que, aún así, es segura.

De la mano del comisario jefe del distrito Centro, Manuel Soto, Efe ha podido comprobar cómo se organiza y desarrolla el trabajo dentro de este recinto, donde están destinados 500 agentes (en tiempos de vacas gordas la cifra llegó a los 700) y que cuenta con ciertas peculiaridades respecto a otras comisarías de Madrid.

Un ejemplo. En el distrito apenas hay censados 150.000 habitantes, pero la comisaría tiene que hacer frente a todo lo que conlleva una población flotante de nueve millones de personas que cada año visitan los barrios del distrito.

Muchas de ellas se hospedan en los 1.800 establecimientos hoteleros del corazón de la ciudad -mil de ellos apartamentos turísticos- o compran en sus innumerables comercios.

Los responsables de la comisaría no ocultan su satisfacción después de haber superado con éxito la mayor afluencia de personas en una semana, el Word Pride, la gran fiesta mundial del Orgullo Gay que se celebró desde el 23 de junio al 2 de julio y que cerró con escasos incidentes pese a los tres millones de personas que pasaron por Centro.

Tanto es así que, según explica a Efe el comisario, la actividad delictiva se mantuvo en los mismos parámetros que el año pasado en esas fechas. Un buen comienzo del verano.

Y una buena jornada de trabajo desea a los agentes el jefe de Seguridad Ciudadana, que en el "briefing" -ese que aparece en muchas películas- les recuerda los principales dispositivos desplegados en el distrito para prevenir y perseguir la delincuencia, sin olvidar que España está en nivel 4 de alerta antiterrorista, a la vez que les insta a extremar las medidas de seguridad. Habrá dos reuniones más, a las 15.00 y a las 23.00 horas.

Mientras las patrullas de Seguridad Ciudadana se despliegan por la zona y los agentes de Policía Judicial se centran en sus pesquisas para esclarecer los delitos, el comisario reúne en su despacho a los responsables de ambas áreas para conocer de primera mano lo sucedido durante la noche y planificar la jornada.

"Bastante aceptable". Así resumen los mandos una noche de finales de julio, con pocos hechos delictivos que mantienen la tendencia a la baja en la criminalidad de la zona. Robos con fuerza, venta de droga, algún hurto de teléfonos móviles y un incidente que parece violencia machista son las principales incidencias.

La presunta víctima acudirá por la mañana a denunciar y el comisario les pide que no se les olvide hacer la valoración de riesgo, de acuerdo con el sistema VioGen.

En otro despacho la oficial de Policía de Participación Ciudadana se reúne con sus "chicos" para planificar la semana. Ya no hay colegios, así que las charlas de seguridad se centrarán en los mayores con visitas a varios centros.

Además, tendrán un encuentro con los nuevos vendedores de la ONCE para instruirles sobre las medidas de seguridad que deben adoptar y se reunirán con la asociación de vecinos del Barrio de las Letras para que les trasladen sus quejas y sugerencias. Y como siempre, visitarán comercios y hoteles.

Manuel Soto acompaña a Efe hasta otro departamento, el que se conoce desde siempre en la comisaría como Hospederías. Aquí la actividad empieza ya a las 6 de la mañana cuando comienzan a llegar los primeros partes de viajeros que se hospedan en los establecimientos del distrito.

Tanto de forma manual como informática -depende del establecimiento- los hoteles entregan a la Policía la información de una media de 9.000 viajeros diarios -hasta 25.000 en el Word Pride-, cuyos datos se chequean para comprobar si cuentan con alguna requisitoria o reclamación judicial.

Un control "exhaustivo", como dicen los responsables de este departamento, al que está obligada la Policía por ley y que exige un laborioso volcado de datos que lleva más tiempo del que pudiera parecer dado el alto volumen de viajeros hospedados cada día.

Importantes y conocidos comercios están instalados en el distrito, lo que arrastra a un gran número de clientes no solo de Madrid, sino de otras provincias y del extranjero. Son víctimas muchas veces de los carteristas y de los que les roban al descuido. Al igual que las tiendas, que no se sustraen al hurto.

Precisamente, es este delito el que absorbe gran parte del trabajo de la comisaría. Muchos objetos hurtados tienen un valor inferior a los 400 euros, lo que obliga a tramitar numerosos juicios rápidos.

Como cualquier comisaría, Centro cuenta con una oficina de denuncias. Es, con diferencia, la que más tramita de Madrid y de España.

Denuncias que, en una proporción significativa, presentan también los visitantes extranjeros después de ser atendidos en el Servicio de Atención al Turista Extranjero (SATE), cuya oficina está dentro de la comisaría.

En ella, tres trabajadores ayudan a los extranjeros víctimas de algún delito -generalmente robo y hurtos- a poner la denuncia, establecer contacto con el consulado o embajada correspondiente, a anular tarjetas o bloquear teléfonos y a usar el correo electrónico para que realicen las gestiones que estimen.

Inglés, francés, alemán, italiano, griego, portugués... son los idiomas que dominan estos trabajadores, que atienden entre 10 y 17 extranjeros al día. Y hasta hacen un poco de psicólogos para tranquilizar a alguien que se ha quedado sin documentación ni dinero en un país que no es el suyo.

Nada más entrar en la comisaría un pequeño despacho con ventanilla recoge carteras y documentos que han sido sustraídos y luego arrojados en papeleras, portales, huecos de ascensor e, incluso, cisternas.

Llegan hasta la "Oficina de Carteras" documentos hallados también en otros distritos. Entre 20 y 25 entregas diarias se realizaron en la semana del Orgullo Gay.

Tras la entrega, los agentes de la oficina tratan de localizar al propietario, con prioridad en el caso de extranjeros. Un trabajo que no es baladí pero que compensa solo por comprobar la alegría con la que su legítimo dueño recupera su "identidad".

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