VALÈNCIA. La creación, sea en el ámbito que sea, está profundamente afectada por el entorno, impactos a veces evidentes y otras no tanto que configuran la identidad de cada uno. Yo soy yo y mi circunstancia. De distintos yoes y circunstancias habla la exposición Espais d’art, que abrió sus puertas ayer en Fundación Bancaja y que se podrá ver hasta el 8 de julio, un ‘mapa’ de los estudios de 39 artistas vinculados a la Comunitat Valenciana y nacidos a lo largo de las décadas de los años 60, 70 y 80. Comisariada por el escritor Martí Domínguez y el fotógrafo Jesús Císcar, la muestra conforma un recorrido por los distintos espacios de trabajo de aquellos artistas que hoy exhiben su producción en museos y galerías de arte, un retrato que huye de la crítica y vira hacia el intimismo. El objetivo: poner al espectador cara a cara con el artista, un creador que se presenta como interlocutor de su propia obra.
La exposición supone la segunda parte de un proyecto mayor que puso su primera piedra en 2013, con una muestra de similar punto de partida que recorría los estudios de aquellos artistas nacidos entre la década de los 30 y los 60. Se trata, más que de una exposición colectiva al uso, de una iniciativa con sello propio que se configura a través de cuatro elementos: una obra seleccionada por cada artista, una fotografía del estudio firmada por Císcar, un boceto del mismo realizado por cada creador expresamente para la exposición y un fragmento de las entrevistas de Domínguez con cada uno de ellos. Son los bocetos los que suponen la sorpresa generando su propio recorrido dentro de la muestra, con pequeñas joyas que van desde el dibujo de la silla de oficina de Manuel Sáez al luminoso mensaje de Rubén Riera escrito sobre un folio blanco: “Per tal de representar visualment el meu estudi, ho faré, desplegant l’arquitectura. Perquè un laboratori és un espai obert. Com un tauler de joc. Sí, així és, per jugar. Em será molt útil el color blanc. Així no hi haurà distraccions”.
De esta ‘generación’ -aunque la selección se impregna de varias décadas- Martí Domínguez destaca distintos elementos específicos que la diferencian del proyecto expositivo presentado en el centro en 2013. Entre ellos la importancia del lienzo, collage o fotografía artística en detrimento de una escultura muy costosa de producir para la llamada “generación perdida”. Así lo indica el artista y galerista Mira Bernabeu en el extracto de entrevista reflejado en la muestra, palabras que suscribe el comisario, un grupo de creadores que han operado en una situación de “desamparo” y que, lejos de los grandes nombres de antaño, se han hecho un hueco a base de mucho sudor en plena crisis económica. Porque el dinero también forma parte del entorno y, ya saben, las circunstancias forman parte del todo.
En este contexto también destaca Martí Domínguez la visión cada vez más internacional de unos creadores que o bien viven fuera o trabajan intensamente en mercados de todo el mundo. “Las generaciones anteriores trabajaban el concepto de lo global, algo muy interesante”, refleja el comisario, que lamenta que "se pierda el contacto con el mundo cultural valenciano". También identifica Domínguez una generación “potente” artísticamente pero algo más “neutra” en el aspecto social, un tono que sí se ve reflejado en el caso de la obra de Pol Coronado 15 M. Indignados de porcelana (2013). Distintas circunstancias, distintos yoes, para un grupo de artistas que marcan el ritmo del panorama artístico valenciano. No hay que olvidarlo: “València sigue siendo un centro de origen artístico de primer nivel”.
Recuerda el comisario en el catálogo cómo Marcel Proust se refería al atelier del pintor como un laboratorio donde se recrea un nuevo mundo. “Hay estudiosos grandiosos (como el de Giorgio de Chirico, en Roma), otros caóticos (el de Francis Bacon o el de Jackson Pollock) y otros liliputienses (como el de Alberto Giacometti, en París). Pero en todos ellos pervive el alma del artista: como en el taller de Paul Cézanne, en Lauves, en la Provenza, donde parece que en cualquier momento vaya a entrar el artista con una manzana en la mano diciendo: «Con esta manzana voy a conquistar París». Es así como, en muchas ocasiones, estos talleres se transforman en una obra más del artista, en una extensión, más o menos buscada, de su arte e instinto creador”, afirma Domínguez. En Espais d’art, el acercamiento al mundo creativo de los artistas intenta captar una instantánea de su espacio y de sus inquietudes personales, y busca describir, de una manera sthendaliana, los talleres de los artistas y la vida de sus ocupantes.
Con este proyecto se consigue poner chinchetas al mapa productivo de artistas valencianos o afincados en la Comunitat, un proyecto que nos dirige a la Finca Roja con Joël Mestre, a la calle Cadirers con Greta Alfaro, a la Mislata de Moisés Mahiques o al barrio de las Barracas de Catarroja de la mano de Juan Olivares. El interesante listado de artistas participantes de la exposición se completa con Alex Francés, Ana Donat, Angela Bassano, Anna Moner & Sebastià Carratalà, Anna Sanchis, Antonio Barroso, Calo Carratalá, Chema López, Inma Femenía, Inmaculada Martínez Martí, Jarr, Javier Palacios, Jorge Carla, José Saborit, Juan Cuéllar, Lucia Peiró, Manu Blázquez, Manuel Sáez, Mariona Brines, Mavi Escamilla, Mery Sales, Mira Bernabeu, Nanda Botella, Nelo Vinuesa, Nico Munuera, Nuria Rodríguez, Oliver Johnson, Paco de la Torre, Patricia Gómez & Mª Jesús González, Pol Coronado, Rebeca Plana, Rubén Riera y Sergio Barrera.