ENTREVISTA AL SECRETARIO GENERAL DE PODEMOS EN LA COMUNITAT VALENCIANA

Antonio Montiel: "Estoy esperando todavía que alguien demuestre en qué no he sido exigente"

17/03/2017 - 

VALÈNCIA. En apenas dos meses Podemos se enfrenta a su cónclave autonómico en la Comunitat Valenciana. Una cita a la que la formación, como pasó con el Vistalegre estatal, llega dividida: esta vez entre quienes apoyan al secretario general de los morados, Antonio Montiel, y los que, por el contrario, se muestran críticos con el rumbo que ha llevado el partido con él en al frente. Una postura beligerante del sector crítico que nace cuando cesó vía Telegram a quien fuera la secretaria de Organización hasta el pasado mes de julio, Sandra Mínguez. Él mismo tildó de "error" el canal utilizado. 

Apenas unas horas después de que Pablo Iglesias fuese elegido como secretario general de los morados y sus documentos político y organizativo salieran electos el pasado mes de febrero, la oposición a Montiel demandaba con premura la convocatoria de la asamblea valenciana. Con el 14 de mayo a la vuelta de la esquina, el actual líder de Podemos en la Comunitat deshoja la margarita de presentarse o no para su reelección. Se muestra cansado con las críticas y pone en valor a aquellos que nunca han fallado al proyecto morado: los de la base. 

-¿Cómo encajó el resultado del Vistalegre estatal?
-Después de presentar Vistalegre estatal como una especie de guerra a muerte, creo que se resolvió con muchísima democracia. Me hubiera gustado que hubiéramos sacado una configuración del partido más federal. Pero tenemos un equipo de dirección y unos documentos, y aunque no lleguen hasta donde a mí me hubiera gustado, por ejemplo en términos de autonomía de territorios, estoy satisfecho. Hemos dado prueba de madurez política y democrática.

-Algunos cuestionaron el método utilizado de votación diseñado por el secretario de Organización. 
-Fue un método de laboratorio. Nosotros apostábamos por un sistema más proporcional. Y ahora con la asamblea autonómica tendremos un problema parecido. La primera propuesta de la comisión técnica que está trabajando en la preparación del Vistalegre valenciano era hacer una consulta a los inscritos para elegir el sistema de votación, de manera que se pudiera conformar un sistema más proporcional. Pero estatal -el Consejo Ciudadano Estatal (CCE) es el órgano ejecutivo- nos ha comunicado que no hay tiempo para que se produzca. Por eso yo quería haber llegado a una mayor descentralización, un modelo más federal. Es contradictorio incluso que algunas personas que apoyaron los documentos políticos de Pablo Iglesias se den cuenta ahora de que dibujaba un sistema que descentralizaba, pero no lo suficiente.

-¿Por qué se quiere mantener el mismo sistema de votación?
-Las decisiones técnicas nunca son neutrales ni inocentes. Parece que van a hacer coincidir cinco procesos autonómicos: Cantabria, Castilla y León, Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana y Canarias. Se puede argumentar que la coincidencia de cinco comunidades autónomas celebrando sus cónclaves autonómicos obliga a que todas funcionen con un mismo patrón. Es un argumento, pero me gustaría que los territorios, dentro de su autonomía y soberanía política, hubieran tenido la capacidad de haber elegido el sistema de votación cada uno. Nosotros queríamos con esa consulta evitar ese desequilibrio que generó la Asamblea Ciudadana Estatal. Respeto y celebro el resultado de Vistalegre, pero yo seguiré luchando por la bandera de la federalización. Ahora algunas personas pueden entender por qué decíamos que había que ir más lejos en la idea federal. Los que tengan ojos, que vean. Los que tengan oídos, que escuchen.

-¿Cómo valora las consecuencias que el Vistalegre estatal tuvo para Íñigo Errejón, a quien usted apoyaba?
-Creo que la clave pablistas, errejonistas y anticapitalistas se ha acabado. Eso fue una simplificación en exceso de un debate político. Ni por parte del sector de Errejón ni de Miguel Urbán hubo nunca una intención de cuestionar la secretaria de Pablo Iglesias. Lo que debía ser un debate político se centró en una dinámica de personificación que al final no ha sido buena. Intentar explicar en una lógica binaria un problema político complejo como era un congreso casi constituyente no nos ha hecho ningún bien. Y que eso se traslade a los procesos autonómicos sería una gran torpeza.

-¿Ha puesto sus barbas a remojar?
-No. Nuestra realidad es más compleja que la lógica estatal, donde Podemos está en la oposición beligerante que utiliza a Ciudadanos, al PSOE o a ambos para sacar adelante políticas contra las reformas que no queremos, pero aquí no. De nosotros no depende la estabilidad del Gobierno, sino la hoja de ruta de cambio. Si nosotros no estamos defendiendo esa hoja de ruta, las reformas serán mucho menos ambiciosas y terminaremos en la lógica de la administración de la miseria. Y probablemente en 2019 nadie encuentre una razón para seguir votando cambio.

-¿Está preparando su candidatura?
-Creo que hoy por hoy ese debate no es importante. Acabamos de renovar el acuerdo del Botánico y tenemos muchas dudas sobre el día a día de la gestión del Consell. El debate está en si va a haber un proyecto político de Podemos que asegure que sigamos siendo exigentes con el gobierno actual. Que sea capaz de tensionar. 

-Pero apenas quedan dos meses para el cónclave en el que, además de apostar por un proyecto político, se tiene que reelegir al líder del partido. Y actualmente se está cuestionando a la dirección actual por, precisamente, no haber sido exigente con el Consell… 
-Yo estoy esperando todavía que alguien demuestre con datos, con argumentos, dónde no he sido lo suficientemente exigente. Aquí ha habido una dirección autonómica y un grupo parlamentario muy plural. La gente ha trabajado en su área con total libertad, con pocos medios pero total libertad. A nadie se le ha limitado para presentar iniciativas, preguntas parlamentarias o se les ha dictado sus discursos. Así que creo que el conjunto es responsabilidad de todos y no de una persona. Yo he intentado hacer un trabajo de equipo. Creo que hemos cumplido y estamos cumpliendo el programa electoral. También creo que en muchas áreas se podría haber hecho mucho más, pero algo deberán decir los responsables de esas áreas.

-Pero, ¿se plantea repetir? Hay voces en el grupo parlamentario que señalan que no está preparando su candidatura... 
-Pues se equivocan. Quiero crear un equipo en torno a un proyecto. Y a partir de ahí tomaré mis decisiones. Pero creo que hay tiempo para hacer un equipo integrador. Llevo muchos años trabajando y yo no he venido aquí para encontrar un medio de vida. He venido porque me creo el proyecto. Hacen falta menos discursos y más hacer balance de los hechos. Yo soy muy crítico y también estoy muy cabreado con muchas cosas. A veces se plantean dicotomías simples. Es demasiado fácil recurrir a lugares comunes. Y me resisto a pensar que el proyecto de Podemos dependa de mi o de otra persona.

-No es que el proyecto dependa de usted o de otra persona. Sino que lo que se está cuestionando ahora, con un cónclave autonómico a las puertas, es el rumbo que ha llevado el partido con una persona al frente que es usted...
-No, el problema es que el rumbo del partido ha dependido de casi 30 personas. Entonces habría que preguntarse dónde estaban los que ahora critican. A lo mejor podríamos ver si cada uno ha estado a la altura de sus responsabilidades. Creo que los que no han fallado nunca son los de la puta base. Yo me he cansado de pedir aportaciones. Al final todas las proposiciones de ley que hemos presentado, que llevamos si no me equivoco una docena, las hemos redactado entre tres personas. El documento sobre las comarcas, lo redacté yo. Tuve que pasar tres veces por el Consejo Ciudadano hasta que se aprobó. La gestora de Alicante la levanté yo con un grupo de activistas de Alicante. Y los que nunca han fallado, repito, son los de la puta base. Esa gente anónima que se ha dejado muchas horas y esfuerzo en sacar adelante el proyecto. Ahora, pura y simplemente apelar a esa crítica personalizada cuando la dirección ha sido colegiada. Hacer política contra alguien, convertirlo en el centro de la crítica es muy fácil. Construir un proyecto político es mucho más complicado. Se trata de demostrar con el aval de los hechos y la práctica de cada día que se es capaz de gestionar un proyecto en una situación compleja. Es más importante en este momento sumar, para crecer y construir, que pura y simplemente pasar lista entre aquellos que son tus adversarios sin haberte preguntado nunca qué piensas.

-¿Cuál ha sido entonces el problema en Podemos?
-Creo que el problema es de muchas cosas: impaciencia, falta de experiencia, inmadurez política, y sin duda de egos. Por desgracia los partidos políticos son creaciones humanas. En mi experiencia en organizaciones sociales nunca he vivido una lucha tan descarnada como se vive en un partido político. Probablemente porque los incentivos en una organización, se plantean al revés. Se vive como una responsabilidad, como algo que haces por el conjunto. En los partidos políticos hay otros incentivos y aparecen otras variables, como la visibilidad o no. Aquí la mayor visibilidad sería votar sistemáticamente contra el Gobierno, y yo saldría todos los días en La Sexta por haberme convertido en jefe de la oposición. Ahora, ¿es eso lo que se cree que esperan los valencianos y valencianas en lugar de mejoras en infraestructuras o reformas fiscales? ¿que nosotros seamos una minoría de bloqueo y se deje pasar toda una legislatura?… Pues yo me siento muy satisfecho de medidas como la Agencia Antifraude, reformas fiscales, ley de cuentas abiertas, etc.

-¿Se ha planteado copiar la dirección coral que pretenden los críticos?
-Eso de las direcciones corales es un eslogan porque los documentos organizativos actuales, aprobados en Vistalegre, no lo permiten hoy por hoy. Creo que hay que caminar hacia otra fórmula. Me gustaba el modelo de los verdes alemanes en el que había portavocías colegiadas en las que se incorporaba un hombre y una mujer. Pero de nuevo hay que ser coherente. Hay un problema entre lo que se dice y lo que se hace, lo que se canta y lo que se vota. Tenemos que ser rigurosos por respeto a la gente, la gente se merece que les tratemos como mayores de edad. ¿Por qué desde el día uno de haber ganado algunos dejaron de trabajar en equipo o empezaron a echar la culpa a otro porque su responsabilidad no funcionase? Había una distribución: ya éramos corales. Por qué no hemos funcionado como tal, pues no lo sé.

-¿Cómo afronta la asamblea de mayo? ¿Está cansado?
-Más que cansado estoy triste. Me entristece la vida de partido. Me parece que en los partidos pasa como en los viajes: que cuando haces uno con amigos, acabas descubriendo lo que menos te gusta de ellos. Creo que la vida interna de los partidos todavía no estamos a la altura de lo que nos pide la gente: democratización, horizontalidad, permeabilidad, franqueza, lealtad… Vivimos en una sociedad que estimula el individualismo y eso se traslada también a las formaciones. La lógica de las facciones anida con demasiada frecuencia y rapidez. Y aunque en Podemos seamos diferentes, me entristece también la rapidez con la que hemos caído en algunas inercias. 

   

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