ALICANTE. La cumbre de marcas alicantinas convocada por Padima ha reunido a destacados expertos y autoridades en la materia, entre ellos el director general de la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), Jose Antonio Moreno, un firme creyente en el potencial de Alicante como tierra de emprendimiento e innovación heredera de los valores fenicios.
Acabamos de celebrar el Día Mundial de la Propiedad Intelectual e Industrial, la guardiana de las marcas. ¿En qué situación se encuentran las marcas españolas?
Desde el punto de vista legislativo, más o menos la Ley española protege la marca, pero aplicación a veces no es la que nos gustaría a la hora de proteger a los titulares de la misma frente a las infracciones de terceros que aprovechan la ocasión para usar indebidamente el valor generado por la marca.
¿Existe sensibilización de las autoridades con este tema?
No todos los municipios están igual de sensibilizados con la protección de la marca. La voluntad política es vital. Las competencias están muy divididas a nivel local, autonómico y nacional, y sobre todo es en los ayuntamientos donde es importante que se tenga muy claro la importancia de salvaguardar las marcas porque así se protege a la empresa local.
En ese sentido, ¿se están haciendo bien las cosas en Alicante?
Alicante es uno de los sitios que más cree en la defensa de la marca frente a actividades desleales como la venta de falsificaciones. De hecho, la ciudad forma parte del proyecto Autenticiudad defendido por Andema con el apoyo de la EUIPO que ya lleva en marcha dos años en una acción conjunta con las asociaciones francesas e italianas.
"Hay alcaldes como los de Madrid, Valencia o Barcelona que no creen en la necesidad de proteger la marca. Piensan que esto es un tema privado"
En el otro extremo, ¿qué casos nos encontramos?
Hay otros municipios como Madrid, Valencia o Barcelona cuyos alcaldes y concejales de Seguridad Ciudadana que no creen en la necesidad de proteger la marca. Piensan que esto es un tema privado y lo dejan al albur del mercado, y lo que pasa es que al final las marcas o se cuidan y se protegen, o son muy vulnerables. Es una propiedad muy difícil de guarecer sin la implicación de las instituciones que tienen las competencias para hacerlo conjuntamente con las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, autonómicos y locales.
¿Cómo ha incidido en la marca los incentivos y presiones para extender al campo empresarial las lenguas autonómicas?
Esto tiene que ver más con el etiquetado. De momento la marca se está librando de estas peleas políticas. Lo ideológico nos afecta más en otras cuestiones como, por ejemplo, que la venta del top manta sea considerada como una especie de precio social que las empresas tenemos que pagar frente a personas desfavorecidas o que están en situación irregular en nuestro país. Esto es un error. Las marcas ya pagamos nuestros impuestos, más de 73.600 millones de euros. Ese dinero debería de destinarse a cubrir, entre otras cosas, políticas sociales que pueda integrar a la población inmigrante. Lo que no entendemos es por qué tenemos que aguantar la competencia desleal que supone la venta de un producto competitivo que se hace pasar por el auténtico. Esto infringe nuestros derechos y permite una economía sumergida que no genera ni un solo euro, además ocupando los metros cuadrados más valiosos de nuestras calles sin pagar nada.
Usted ha asegurado que España está por debajo de la media en respeto de la marca con respecto a lo le que correspondería atendiendo a su desarrollo económico.
Sí, el nivel de conciencia que tienen el estrato político, los jueces, los medios de comunicación y los consumidores sobre lo que hay detrás de una marca hace muy difícil su protección frente a infracciones porque no hay ningún tipo de alarma social. Un mantero vendiendo falsificaciones nos parece parte del paisaje. España, como décima potencia económica mundial, debería tener un nivel de concienciación mucho mayor. El ciudadano francés es mucho más consciente de que las marcas y los diseños franceses contribuyen con la economía y con la sociedad. Eso nos da mucha envidia. Nos gustaría que la gente supiera el ciclo de la riqueza que hay detrás de las marcas. Cada vez que compramos un producto falsificado estamos dando un paso más para que un comercio cierre su persiana porque no tiene forma de competir con eso.
¿Qué representatividad tienen las compañías que comercializan sus productos con marca?
En España generan el 33% del empleo, 6.100.000 puestos de trabajo. Representan además el 40% del PIB, con 40.000 millones de euros, el 45% de las exportaciones y el 45% de las inversiones en innovación. Son datos de un estudio de la Universidad de Alicante encargado por Andema y la Oficina Española de Patentes y Marcas. Lo que hay detrás de una marca, aparte de una lavadora o una bicicleta, es mucha gente trabajando para lograrlo y una alta contribución a la economía.
"En España las marcas generan el 33% del empleo, suponen el 40% del PIB, el 45% de las exportaciones y el 45% de la innovación"
¿Cómo proteger más la marca?
La marca es un monopolio que se concede al titular para explotarla de forma exclusiva y privativa y, como tal, es una excepción a la libre circulación de mercancía, uno de los pilares básicos de la UE. Su titular es, por tanto, el que tiene que dedicarse a protegerla de terceros, pero es verdad que son activos que crean país, que generan valor, empleo e inversiones y se deberían proteger más por parte de instituciones públicas. Hay una gran acción de administraciones como la Oficina de Patentes y Marcas y los ministerios de Interior, Justicia o Economía. A pesar de esta labor, se puede hacer más porque hay otros países que lo están haciendo.
Alicante, y la Comunidad Valenciana en general, ¿son un buen referente en marcas?
Absolutamente. Alicante puede ser una de las grandes capitales europeas de la propiedad intelectual e industrial, y no por casualidad. Históricamente es una tierra de emprendedores, de inventores y de gente que ha apostado por ir más allá y producir productos y servicios demandados por el consumidor de una forma distinta. Esa diversidad la ha registrado para evitar copias, dando lugar a un tejido comercial, empresarial y de servicios muy interesante, innovador y a la vanguardia del tejido productivo español y, por supuesto, de los empresarios que han creído en la marca. Todo ello ha generado que tenga la oficina de la Unión Europea para la Propiedad Intelectual e Industrial o que haya una Universidad como la de Alicante que tiene un Máster sobre Propiedad Intelectual e Industrial conocido a nivel mundial, el Magister Lvcentinvs.
Para la protección de la marca, ¿política punitiva o política educativa?
Las dos a partes iguales. Hay gente que dice que el top manta se solucionaría con más policía, pero no, es un problema complicado que requiere soluciones complejas y una respuesta desde diferentes aristas. Política educativa, por supuesto. Otros problemas que ha tenido este país, como la conducción bajo los síntomas del alcohol o el abuso del tabaco, se han ido corrigiendo gracias a la educación. Pero también política represiva porque, desgraciadamente, aquí funciona el palo y la zanahoria. No queremos que haya represión penal, pero la propiedad intelectual es una propiedad privada especial muy falta de protección. No se le puede poner un candado.