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entrevista a la denunciante de Gürtel

Ana Garrido: “Estoy segura que Aznar sabía lo que pasaba con Gürtel”

19/11/2017 - 

VALÈNCIA. Ana Garrido es una luchadora. Denunció el caso Gürtel desde su despacho en el Ayuntamiento de Boadilla del Monte donde trabajaba de funcionaria, sin saber la repercusión que tendría. Y lo ha pagado. Y tanto que lo ha pagado. En un país donde el denunciante es acosado y el corrupto muchas veces, quizás demasiadas, gana, ella demostró a todos los españoles que la lucha sin cuartel contra los corruptos merece la pena pese a las consecuencias, los acosos y los intentos de desprestigio personal. Ahora, al frente de una futura ley que proteja al denunciante, ley que llega tarde para ella pero no para otros futuros valientes, se reúne con Valencia Plaza para hablar sin pelos en la lengua de corrupción.

- ¿Cómo se siente tras ganar al Ayuntamiento de Boadilla la sentencia por acoso?

- Aún no lo he asimilado, estoy como que no me lo creo. Por un lado es una victoria moral enorme, pero como mi realidad hasta que no se ejecute la sentencia sigue siendo la misma, que yo estoy haciendo mis pulseras de bisutería, sigo de juicios, porque esto no ha terminado porque aunque se haya dictado sentencia en esta parte que para mí es la más gorda, y es una victoria moral y han sido muchos años de sufrimiento, pero durante esos años yo he tenido que poner querellas por amenazas, por injurias y calumnias y esa parte sigue vigente. Por eso por un lado estoy contenta pero no daré saltos de alegría hasta que no me mentalice.

- Pero pese a la sentencia, ¿hasta qué punto ha merecido la pena?

- Esto no le merece la pena a nadie. No te voy a decir si yo hubiera sabido lo que me esperaba…sabía que me esperaba una buena, pero a nadie le compensa sufrir. Nadie elige que le acosen. Compensar, te puede compensar a nivel personal o para sentirte todavía más coherente con tu forma de pensar y ver la vida. No compensa en lo que es calidad de vida, a nadie.

- ¿Lo volvería a hacer?

- No tengo ninguna duda, lo volvería hacer. Y lo volvería a hacer por muchas razones.

- ¿Sabiendo lo que sabe a día de hoy?

- Sabiendo lo que sé a día de hoy porque yo no sé ser de otra manera. Por un lado hay parte personal a la hora de firmar un documento , no me iba a exponer a cometer un delito y además tenía una responsabilidad civil que podía haber estado perfectamente imputada, y no he cometido un delito en mi vida y negarme me voy a negar siempre.  Y por otro lado lo volvería a hacer, pero tengo que decir que lo volvería a hacer de otra manera.

- ¿Qué manera?

- He aprendido mucho, y cuando asesoro ahora a otros denunciantes de corrupción, que ojalá me hubiera encontrado con alguien que me hubiera orientado un poco en ese sentido, tú puedes denunciar sin inmolarte.

- Pero usted abrió un camino. Hay un antes y un después en lo que se refiere a Gürtel, fue un pionera.

- No sé si soy la pionera o no, pero también es cierto que el caso que yo denuncié ha sido muy mediático, ha sido muy gordo, mucho más gordo y más relevante de lo que yo me imaginaba, pero conozco a muchos denunciantes de corrupción que son desconocidos en los medios de comunicación y que sufren lo mismo que yo quizás porque están en un municipio pequeño en el que hay una red clientelar y el no pueden ni hablar. Y esas personas lo que hacen tiene más valor que lo que he hecho yo, porque en mi casa afortunadamente he tenido es la respuesta de la ciudadanía. A mí lo que me ha dado fuerzas en los momentos de flaqueza, cuando me he sentido acorralada en plan cacería humana, ha sido la cantidad de personas que a diario me mandaban mensajes de ‘Ana no tires la toalla’.

- En Taula hay testigos que no lo están pasando nada bien. ¿Qué les diría?

- Yo el primer mensaje que doy es preservar tu anonimato como puedas, en el caso de estas personas ya no es posible porque son personas que han declarado. Pero les daría el consejo de que en la medida que puedan, y no les arruinen la vida económicamente, que en el fondo piensen como se sentirían si no lo hubieran hecho, que es lo que pienso yo muchas veces.

- ¿A qué se refiere?

- Dentro de mis momentos de mayor miseria y ruina moral, que piensas con lo bonita que era mi vida, con lo bien que vivía, con lo que me gustaba mi trabajo, pero entonces piensas cómo te sentirías si hubiera estado en el otro lado. Es decir, podría tener una casa enorme, mejor puesto de trabajo, pero sabes qué pasa, que no me sentiría bien a mí misma. Y eso para mí tiene un valor inmenso y aunque no conozco personalmente a estas personas, si en su momento decidieron hacer lo que hicieron que fuera por lo mismo que me pareció a mí, ‘esto no me parece coherente, no lo voy a hacer’.

- ¿Qué cuerpo se le queda a alguien cuando se presenta una proposición para defender al denunciante y el PSOE no lo apoya (asamblea de Madrid)?

- La ley más importante en la que hemos trabajado desde la Plataforma por la Honestidad ha sido la ley de protección al denunciante y lo hablamos con todos los partidos en el congreso y se hizo una toma en consideración de la ley, y todos votaron a favor menos el PNV. Sí que es cierto que estuve en la Asamblea de Madrid cuando se propuso la ley de protección al denunciante y me reuní con el PSOE después de la votación y me vinieron a decir algo así como que era un tema de forma jurídica, que la ley no estaba bien sustentada jurídicamente.

- ¿Y eso no huele a excusa?

- Pues sí, claro que huele a excusa. Y digo más, aparte de lo de la excusa cuando a ti te entra esa indignación porque dices a ver si tú estás diciendo a los cuatro vientos que estás en contra de la corrupción y se presenta una ley, me da igual que partido la presente, pero se convierte en una lucha de quién lo presenta, y te lo dicen ellos: ‘nosotros tenemos directrices de votar en contra o favor dependiendo de quien las proponga’, entonces dices, al final lo último que les importa son los ciudadanos. Y en este caso con el PSOE lo que nos pasó fue que lo proponía Ciudadanos. Pero te digo más, se comprometieron con nosotros a reunirse para elaborar esa ley y todavía estoy esperando.

- Correa estuvo en la boda de la hija de Aznar. Rajoy echó a Correa de Génova. ¿Cuán intocable es Aznar?

- Todos sabemos que es muy intocable. Pero quizás no soy la persona adecuada para responder eso , porque no depende de mí que sea intocable. Lo que sí puedo dar es mi opinión respecto al grado de implicación de Aznar.

- ¿Y cuál es?

Estoy segura de que sabía lo que pasaba (Gürtel) y te voy a poner un ejemplo. Conozco a un exalcalde de un pueblo de Palencia, este señor era un político de un partido independiente. El PP le propone que vaya con ellos y acepta, pero este señor empieza a ver una serie de irregularidades en su municipio y una serie de directrices desde el Partido Popular. Y él hace lo que hacemos los denunciantes de corrupción y es ponerlo en conocimiento de tus superiores, ese es el primer error que cometemos la mayoría de los denunciantes porque pensamos que nuestros superiores no son conscientes y lo que estás haciendo es ponerte en manos de tu verdugo. He visto cartas escritas por este exalcalde en las que le escribía a Aznar diciéndole lo que ocurría con la corrupción en su municipio, y las respuestas eran ‘gracias por mantenernos informados, por favor que esto no trascienda a los medios de comunicación’. Aznar no tomó ninguna medida.

- ¿Y qué pasó?

- Las cosas seguían funcionando igual. No solo seguían funcionando igual sino que a este señor le hicieron una campaña que le arruinaron la vida. Aquello no era Gürtel pero si un presidente actúa así ante la corrupción de un municipio, a mí no me cabe la menor duda de que puede haber actuado igual ante el caso Gürtel.

- ¿Por qué en la corrupción nunca caen las cúpulas políticas?

- Un ejemplo, la boda de Ana Aznar. La mayoría de las tramas de corrupción no se fraguan de un día para otro. Me acuerdo de un exconcejal de El Escorial fue el que se encargó de organizar la boda. Casualmente fue a parar a la empresa de suelo y vivienda de Boadilla del Monte donde se cometieron presuntos delitos de corrupción, este señor está imputado y además era diputado en la época de Esperanza Aguirre. Creo que además de perderles su ambición de poder y económica, se deben a un superior y piensan que cuanto más les ayuden a delinquir, mejor valorados estarán. En muchas ocasiones no saben que delinquen. El político tiene en muchas ocasiones un perfil rozando la psicopatía.

- ¿A qué se refiere?

- El político muchas veces no le da importancia a llevarse una comisión porque es algo que está estandarizado, ‘si lo hace todo el mundo’, empiezan por pequeñas cantidades hasta que al final son ellos los que crean su propia organización para delinquir.

- Para que haya un político delincuente tiene que haber un funcionario delincuente…

- Estoy totalmente de acuerdo

- Sí, pero caen políticos pero no funcionarios.

- Eso es una de las cosas que llevo fatal. Quizás porque siempre he tenido ese concepto cuando he trabajado en la función pública de vocación de servicio. De hecho a veces he tenido roces con compañeros, ojo hay funcionarios estupendos, pero también he tenido discusiones porque veía que entraban entrando en la rueda y les decía que flaco favor no estáis haciendo a los que estamos oponiendo a esto.

- En Boadilla cuando denuncia le hacen un vacío, ¿ningún compañero la apoyó?

- Hubo dos etapas. La época de Arturo González Panero, aunque me llegaron a decir que tenían directrices de no desayunar conmigo porque se les caería el pelo entraba por el garaje de su casa para ver a mis amigas, pero en la segunda etapa cuando el acoso con el actual alcalde Antonio González Terol la gente ya tenía mucho miedo y mis compañeros que habían sido mis amigos de toda la vida mintieron en el juicio y ha sido de lo que más daño me ha hecho en la vida.

- ¿Nadie respondió?

- Solamente me llamó una persona de mi equipo, llorando, para pedirme perdón. Me dijo ‘Ana perdóname porque no me quedó otro remedio, porque nos llamaron a una reunión antes del juicio y estábamos presionados’, pero el resto los oía reírse antes del juicio.

- ¿Pero no son conscientes que hoy es usted pero  mañana pueden ser ellos?

- Ellos se aliaron con los políticos y de lo que no se dan cuentan es que el político hoy está contigo y mañana te traiciona. No sé nada de ellos, pero siempre he pensado que si los tuviera delante simplemente les deseo que no les pase a sus hijos lo que me ha pasado a mí. Que no se encuentren con compañeros como ellos.

- Cambiando el tercio ¿Cuál es su opinión del trabajo de los periodistas que escriben de corrupción?

- He visto de todo. Igual que hablábamos de los funcionarios, cada uno en su profesión tiene su principios. He visto periodistas como Patricia López represaliada y acosada por destapar un caso de corrupción que implica a las cúpulas policiales, y creo que hay periodistas que se la juegan a pesar de las represalias. Pero luego hay otros periodistas que acatan órdenes, aunque entiendo que es difícil si no tienes el respaldo de tu periódico, y luego están los mercenarios informativos, los sicarios de la información, como los que tienen otros tipos de intereses y les pagan por hacer noticias falsas.

- Volviendo a la corrupción, ¿hay toda una generación de políticos corrupta?

- Hay más de una generación de políticos corruptos. Esto no se fragua ni en diez años ni en 20.  Cuando empezaron a destaparse casos de corrupción de forma habitual te das cuenta que son delitos no cometidos de ahora, sino que son de hace muchos años y pienso que sí que hay una estructura perfectamente organizada que se ha ido fraguando durante décadas que se va heredando de padres a hijos.

- ¿Y cómo se para esto?

- Hay dos fórmulas. Una lo que hacemos muchos colectivos de funcionarios y la lucha de los colectivos está sirviendo, está en nuestras manos, porque al gobierno no le interesa acabar con la corrupción porque está en la rueda. Y por otro lado hay que generar conciencia en los centros educativos.

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