La humorista francesa Valérie Lemercier presenta en Cannes su biopic dedicado a la cantante multiventas canadiense
CANNES. Cantante precoz de Québec, hija de familia numerosa, propulsada al estrellato francófono en Eurovisión y después aupada al internacional al proyectar su portentosa voz en inglés. Toneladas de azúcar en su música y en sus letras. Desposada con su mánager, 26 años mayor que ella. Madre de tres hijos por fecundación in vitro. Laureada en los Óscar por la banda sonora de Titanic. Protagonista del espectáculo en Las Vegas más rentable de la historia. Su nombre es… Aline Dieu.
La directora francesa Valérie Lemercier ha rodado un biopic sui generis de Céline Dion que ha titulado Aline, que será distribuido en España por A Contracorriente Films, pero no amaga en ninguno de los detalles que apuntan a la vida de la estrella planetaria canadiense.
“Cambiamos los nombres para disponer de cierta libertad, para mantener cierta distancia y darnos el permiso de cambiar aspectos de su vida, como la ubicación de la casa familiar, que había sido vendida. Hay mucha fantasía en la película. Esta propuesta es un retrato modificado. Si quieres saberlo todo sobre Céline Dion, puedes leer Wikipedia”, invita Lemercier, una actriz conocida en Francia por su humor cáustico, que en esta ocasión sustituye la abrasión por un tono de comedia amable.
La película biográfica ha sido presentada en el Festival de Cannes fuera de competición para regocijo del público local, entregado al repertorio de canciones.
La artista francesa, que en este proyecto se sitúa delante y detrás de la cámara, todavía no sabe concretar qué fue lo que la llevó a poner en marcha esta ficción libremente inspirada en la vida de la cantante de I Will Always Love You.
En diciembre de 2016, cuando Dion subió al escenario tras la muerte de su marido y representante, Lemercier asegura que le conmovieron “su soledad y su valentía“. Un año después, en la promoción de la comedia Los 50 son los nuevos 30, bromeó en una entrevista radiofónica con que su próximo proyecto iba a versar sobre Céline Dion. No hablaba en serio, pero su diseñadora de producción se entusiasmó de tal manera, que le contagió su emoción y la broma terminó yendo muy en serio.
La actriz, guionista, realizadora, humorista y cantante francesa se zambulló en la vida de la oscarizada intérprete. Como una fan arrebatada, comenzó a leer, escuchar y ver todo lo que tenía que ver con la canadiense. Le dedicó meses a su nueva devoción. Como contraprestación añadida, descubrió canciones tradicionales y artistas de Québec que ahora ha incluido en la banda sonora.
Un año de inmersión después, se puso de lleno con el guion. Junto a su ordenador, la portada de un álbum de Céline Dion de 33 pulgadas, al que ante la duda, pedía opinión. Soñaba a diario con los personajes reales de la historia. El marido de Dion, René Angélil se le aparecía complaciente, su madre, Thérèse, disgustada.
Lemercier no ha conocido a la diva en persona: “Podía haberlo hecho en un concierto en Bercy. Me la iban a presentar antes del espectáculo para hablar con ella dos minutos y sacarme una foto. Pero pensé que iba a ser una experiencia frustrante, así que decliné la invitación. He preferido mantener la distancia. Es como cuando estás pintando, que te alejas para poder ver mejor el efecto”.
Ese decoro la ha llevado también a contener su pulsión habitual a la mofa. Asegura que nunca se le pasó por la cabeza reírse de la cantante multiventas. Hay comedia, sí, pero de situación.
La omnipresente responsable de Aline resume su propuesta como un cuento de princesas sin princesa. Hay purpurina, vestidos pomposos, cabello al viento, público enfervorecido y decibelios, pero su protagonista es torpe, poco agraciada y, destaca, Lemercier, una hija no deseada: “Los padres de Céline ya habían tenido 13 críos, así que no estaba en sus planes aumentar la prole. De ahí que Thérèse hiciera mucho más por ella que por el resto de sus hijos, porque sabía que su benjamina era consciente de que no la esperaban”.
Las escenas de conciertos se han rodado en Francia, en teatros de la periferia y en los palacios de Congresos y de Deportes. “Nunca me hubiera atrevido a cantar en Québec en frente de la gente de allí con mi acento impostado”, asegura.
Hay muchas licencias, como que su madre le prestara sus zapatos el día en que realizó su primera audición. Ese elemento en el guion les servía para explicar el surtido fastuoso de calzado que luego acumula la artista en su armario.
También el escondite que elige su mánager para su anillo de compromiso, idea pensada con intenciones románticas.
“Las historias de amor nunca me han interesado. No encontrarás ni rastro en mis monólogos. Cuando era pequeña, la gente nunca decía que era bonita, así que elegí ser graciosa: hacer reír a la gente se ha convertido en mi identidad. El romanticismo nunca ha formado parte de mi repertorio, pero me gustan los relatos sobre amantes desamparados y de parejas dispares que al final cuajan”, desarrolla.
Además de las licencias, junto a su coguionista, Brigitte Buc, decidió darle épica a lo cotidiano. “Digamos que hicimos más cinematográficos los hechos reales. Por ejemplo, Céline le anunció su embarazo a René durante una comida en la cocina, pero pensamos que sería más bonito que Aline trazara las letras BB en el puré de patatas, porque ese tipo de fantasía es muy Céline”, considera la directora.
Valérie hace playback durante las actuaciones. En realidad, la que canta es la artista francesa de origen italiano Victoria Sio.
“Como me tomé libertades con las líneas temporales de ciertas canciones, Victoria pudo impregnarlas del contenido emocional de cada secuencia. En la película, Pour que tu m’aimes encore no se canta en el momento en que fue un éxito, pero cuando ocurre, resuena bien con la narración. Y para la banda sonora de Titanic (James Cameron, 1998) grabamos una sesión con cuerdas en directo, a contrario que en la película, donde se utilizó una maqueta”, revela la humorista, quien en su investigación ha descubierto que en la vida real, Céline es bastante payasa y la primera en parodiarse a sí misma.
“He oído que incluso prepara y ayuda a personas que quieren imitarla. En realidad, nuestra Aline puede que sea más seria de lo que Céline es”.
Dion no ha leído el guion ni tampoco ha visto todavía la película. “Sólo espero que no se sienta traicionada”.
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