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mi cuerpo, mis reglas / OPINIÓN

25 de noviembre

27/11/2022 - 

ALICANTE. La imagen que acompaña al texto pertenece al acto institucional celebrado en la plaza del Ayuntamiento de Alicante por el Día Internacional contra la Violencia de Género en 2018. Yo tuve el honor y el gustazo de ser la primera mujer trans invitada a participar en este evento por la Concejalía de lgualdad del Consistorio de mi ciudad. Por mi ingenuidad, pensaba por entonces que, con éste y otros gestos, las instituciones daban un paso más en nuestra integración y participación en sociedad.

Era una época en la que el PSOE se preparaba ya a lanzar a sus feministas “históricas” como concienciadas perras de presa contra las personas trans. Calvo pronto sacaría a la luz su famoso argumentario transfóbico y, más tarde, llegarían las jornadas de la vergüenza en el instituto Rosario Acuña de Gijón, pero en aquellos días aún no conocíamos (ni sospechábamos) la deriva retorcida y obsesivamente transfóbica (insólita en cualquier país progresista y avanzado), que tomarían el Gobierno socialista y sus "activismos" dependientes en los cuatro años que iban a seguir.

Ahí estuve invitada, por primera y última vez.

Hoy quiero transmitir desde aquí mi SOLIDARIDAD con todas las mujeres cis y trans víctimas de asesinato y violencia, una solidaridad que forma parte de la que le profeso a toda PERSONA víctima de asesinato y violencia a lo largo de todo el mundo.


No me importa lo que penséis, seáis feministas, del PSOE o anabaptistas, pero, efectivamente, solo existen dos opciones:

1) La violencia de género se ejerce sobre mujeres cis y trans. Se ejerce sobre TODAS las mujeres, y todas debemos ser objeto del mismo nivel de PROTECCIÓN.

2) La violencia de género NO EXISTE como tal. Su concepto se ha convertido en un instrumento electoral del feminismo socialista para consolidar una serie de PRIVILEGIOS, que no derechos, respaldados por una legalidad fabricada al servicio de su ideología y del todo inefectiva que no hace más que fomentar la injusticia y la desigualdad entre grupos sociales y que, de paso, cumple con creces su objetivo de segregar aún más a las mujeres trans ninguneando así toda la violencia de la que somos objeto.

Como comprenderéis, en estos momentos no he echado en absoluto de menos formar parte de esta celebración, ni tampoco lo haría, ya que además mi activismo y condena contra TODO tipo de violencia los ejerzo los 365 días del año y no necesito para ello participar en ningún circo mediático, ideológico o partidista.

Las mujeres cis ya tenéis a quienes os defienden, incluso a costa de pisotear los derechos de otros grupos sociales, pero las mujeres trans nos tenemos que defender nosotras mismas. Y así será como, al menos yo, seguiré haciéndolo.

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