VALÈNCIA. Con acierto algunos la llaman la gangrena de la agricultura. La Xyllela Fastidiosa está aquí. 21 municipios de la Comunitat Valenciana se encuentran íntegramente afectados por una enfermedad que parece destinada a marcar la historia de la agricultura valenciana como lo hizo en 1905 la llegada de la filoxera. El listado de municipios afectados, actualizado a 19 de diciembre de este año por la Conselleria de Agricultura, no para de crecer. En él se contemplan además hasta 35 poblaciones parcialmente afectadas, que incluye ciudades de referencia como Benidorm, Altea, Beniarbeig, Benissa, Calpe, Dénia o Xàbia, y que da forma y figura al monstruo. En total, cerca de 60 poblaciones víctimas de la pandemia verde más preocupante de la última década y que está de constante actualidad.
Algo que pone de manifiesto la voracidad de esta enfermedad es que el último brote en Alicante, el quinto, se hizo público hace apenas unos días. Hay motivo para la alarma pero los profesionales tienen en la actualidad un protocolo internacional que “permite al menos controlarla y tener claro lo que se debe hacer en cada momento”, resaltan fuentes del sector. Y es que, a pesar de la gravedad de la situación, la certeza desde hace tiempo por parte de la agricultura valenciana de que la enfermedad iba a llegar, ha hecho que sus daños estén más controlados. Aún así, la Generalitat ha preparado una batería de ayudas e indemnizaciones para los agricultores afectados.
En el caso de las indemnizaciones se ha estimado que, en el peor de los escenarios, se deberá abonar una cantidad que nunca estará por encima de los 16 millones de euros. Un tope que en el departamento de Elena Cebrián desean que no tenga que desembolsarse por entero. Sería buena señal. Las cantidades se han fijado en hasta 7.400 euros por hectárea y la compensación se abonará por parte de la Comisión Europea (50%), el Gobierno de España (25%) y la Generalitat (25%).
La Conselleria de Agricultura publicará este enero la orden de indemnizaciones a los agricultores con cultivos afectados. Así lo anunció el secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero. Por el momento, los primeros focos declarados se han tratado con insecticida para controlar a los insectos vectores, que son los que la transmiten. Se ha trabajado en 143 parcelas que suponen un total de 45 hectáreas y se han destruido 26 parcelas, con 975 almendros, así como parte del sotobosque en terreno forestal. Las medidas que se están adoptando siguen directrices respaldadas por el Ministerio de Agricultura y la Unión Europea y desde la Conselleria han insistido en que son obligatorias. Mientras, contrarreloj, se avanza en la investigación y en el estudio de un plan de reestructuración para las zonas afectadas con el fin de dar a los agricultores opciones de cultivo.
Hasta la fecha, en la Comunitat Valenciana se han tomado 11.622 muestras para el análisis de Xylella fastidiosa, con 4.563 resultados negativos y 127 positivos (21 adicionales a las cuatro primeras comunicaciones), procedentes de 106 parcelas de cultivo de almendro (20 adicionales a las cuatro primeras comunicaciones). Más de la mitad de los análisis están pendientes de resultados, con lo que se da por seguro que seguirán llegando más malas noticias con respecto a esta enfermedad.
Son varios los factores que han hecho especial a la llegada de la Xyllela Fastidiosa. El primero de ellos es que hasta la fecha sólo ha afectado a almendros. Al contrario de lo que ha sucedido en Italia o en las Baleares, donde la bacteria se ha hospedado en todas las posibles especies, a día de hoy, explican fuentes del sector, sólo se ha registrado en almendros dejando por el momento libres de peligros los olivos, otra de sus víctimas favoritas; aunque eso puede cambiar en cualquier momento. Estas mismas fuentes destacan igualmente el hecho de que las actuales zonas infectadas están “muy controladas”, algo que se agradece a la hora de tratar una enfermedad tan joven y contra la que no hay una alternativa.
Porque ése es otro factor que hace especial a la Xyllela: la bacteria se aisló por primera vez en 1978 y se describió como agente causante de una enfermedad en la vid en 1987. Es decir, se conoce como enfermedad desde hace solo 30 años. Hay identificadas cuatro subespecies y su incidencia va desde la muerte rápida hasta la aparente inacción. La preocupación y, sobre todo, la precaución es tal que desde el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos y la Generalitat han lanzado una web específica para informar a todos los agricultores de qué es la enfermedad, cómo se puede tratar, y qué pasos seguir para controlarla. Poco más se puede hacer contra ella.