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DISCREPANCIAS

Vuelve la guerra de los sms: la cúpula del PP se cansa del alcalde de Orihuela

22/06/2017 - 

ALICANTE. Hay un preocupante malestar en el seno del Partido Popular de la Comunitat Valenciana con Emilio Bascuñana, alcalde de Orihuela, la ciudad más grande en la que gobiernan. Varios son los hechos que se han ido acumulando en los últimos días, contextualizados con la elección del presidente del PP local, pero hay uno que ha disparado todas las alarmas: la guerra de los sms, que ya desembocó una primera crisis de gobierno y que ahora, a días de que se celebre la votación de presidente local, Bascuñana ha vuelto a protagonizar. El PP teme que esos sms, en los que se criticaba sin tapujos al alcalde, salten a la luz pública y conviertan el 'problema Bascuñana' en algo más grave.

Y es que esos sms, que forman parte de conversaciones privadas, ya fueron motivo de un primer desencuentro entre la dirección y el primer edil oriolano. Bascuñana lo expuso como agravio, por las críticas se vertían sobre él, pero la cúpula del PP le advirtió que desvelarlos podría ser causa de comisión de delito.

Y ahora la amenaza vuelve a estar sobre la mesa, de ahí que la propia dirección esté sopesando la posibilidad de abrir una investigación. En el fondo no hay otra cosa que la pugna por la presidencia local del PP, a la que aspiran tres candidatos, pero sobre hay uno, el concejal Dámaso Aparicio, al que Bascuñana detesta. Aparicio ya ha visto como el alcalde lo ha relegado en dos ocasiones de sus competencias: primero le delegó el marrón de la política de los residuos sólidos y la semana pasada, le arrebató el área de Deportes, con una importante proyección pública.

Bascuñana no se presenta, ha lanzado a su propio candidato, el concejal Víctor Valverde; ha intentado incluso negociar, con la premisa de que Aparicio no fuera candidato, y optar por un tercero. Ahora, hay tres candidatos a la presidencia local del PP de Orihuela, pero hay temor, en el seno del PP, a la derivada que puede tomar esta nueva crisis si no resuelve de manera satisfactoria.

El PP está a la espera de acontecimientos, expectante a ver qué hace el alcalde, pero lo que sí parece claro es que la paciencia de sus dirigentes se está acabando: hay mucha desconfianza por los movimientos que está adoptando y por enrarecido ambiente que vive el equipo de gobierno oriolano, el principal bastión popular en la Comunitat Valenciana.

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