ALICANTE. Se pisan la manguera o es lo que quieren que creamos. Nunca se sabe.
La intención de Juan Carlos Ramírez de hacerse con la mayoría de las acciones del Hércules, algo que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) ha recordado que tendrá que ser ganado en una subasta, choca con la actitud de los otros socios de Enrique Ortiz, en este caso en Aligestión Integral, que están poniendo trabas a que la subasta de los bienes de la sociedad se cierre con la oferta del IVF como ganadora.
Estos socios, con el cuñado de Ortiz, Enrique Carratalá, a la cabeza, se han opuesto en sede judicial a que la puja de 3.750.000 euros del banco del Consell con la que se cerró la citada subasta sea la ganadora.
Dicha suma no alcanza el 30% del valor en que se tasó por Miguel Hernández, administrador concursal, el lote subastado (ascienden al 25,5% del precio de salida, 14.748.871,36 euros), pero permiten hacer frente a las costas del procedimiento y varios créditos contra la masa. Lo anterior, unido a que el IVF es titular del 85% de la deuda de la mercantil, debería ayudar a Salvador Calero García, magistrado titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante, a declinarse por su oferta.
Desde el banco del Consell no entienden cómo por un lado se reclama desde el entorno de Ortiz una solución global para el Hércules y por el otro se entorpece que el brazo económico del Consell pueda brindar la oportunidad de dársela.