ALICANTE. El tripartito de Alicante no tiene todavía garantizada la alfombra roja para que sus presupuestos queden aprobados de forma definitiva. La aritmética política reflejada en el pleno (con PSOE, Guanyar y Compromís en situación de minoría) y la posición de los dos concejales no adscritos, Fernando Sepulcre y Nerea Belmonte (que facilitaron su aprobación inicial mediante su abstención), siguen condicionando ahora su entrada en vigor. Tanto que podrían forzar al alcalde, Gabriel Echávarri (PSOE), a usar su voto de calidad para que la balanza se incline del lado del equipo de Gobierno.
Salvo cambio de última hora, el pleno en el que las cuentas municipales se enfrentan a su reválida se celebrará el próximo viernes, 12 de mayo. Siete días antes, el viernes 5 se celebrará la comisión de Hacienda en la que se resolverán las alegaciones presentadas durante el plazo de exposición al público. Según pudo precisar Alicante Plaza, en esa fase se han registrado cerca de una decena de escritos, la mayor parte de ellos firmados por los sindicatos representados en el Ayuntamiento (CSIF, CCOO, SEP y UGT), en los que, a grandes rasgos, plantean sobre todo cambios en el capítulo de Personal para impulsar lo que consideran mejoras organizativas.
Como ha publicado este diario, en principio la propuesta impulsada por los técnicos de la oficina de presupuestos, adscrita a la Concejalía de Hacienda, plantea que todas esas alegaciones (también las presentadas por algún colectivo vecinal) queden desestimadas al no cumplir los requisitos técnicos requeridos para su incorporación.
El problema es que, en parte, el resultado de la votación en el pleno depende de cómo se canalicen esas alegaciones. Al menos, por lo que concierne a la posición de la exconcejal de Guanyar, Nerea Belmonte. La exedil de Acción Social, destituida hace un año después de que trascendiese la concesión de encargos directos a afines, avanzó este martes que consideraba "esencial conocer cuál es el trato que se da a la parte social en la confección definitiva de los presupuestos" y dejó abierta la posibilidad de modificar el sentido definitivo de su voto.
Si la exedil de Guanyar vota en contra y Sepulcre mantiene su abstención, Echávarri se vería forzado a usar el voto de calidad para que las cuentas pudiesen entrar en vigor
A priori, su planteamiento es mantener la abstención en la que ya se posicionó en el pleno de marzo. Pero añadió que "para mí es muy importante saber si se va a tener en cuenta la posición de los trabajadores municipales, que son los que gestionan el día a día del ayuntamiento y de la ciudad, y mi voto dependerá de si se les tiene en cuenta". "No es una cuestión de que se acepten sus alegaciones o no, sino de que se les considere y de que, al menos, se les escuche y se acepten sus propuestas como compromisos políticos, igual que sucedió con las alegaciones que yo presenté y que no se incorporaron por cuestiones técnicas", abundó.
En esta línea, señaló que en el debate de presupuestos de 2016, "no se les dejó ni intervenir en el pleno, al alegar que no lo habían solicitado en tiempo; espero que esta vez sí se les permita hablar" (en el pleno ordinario de este mes de abril, ya protagonizaron una primera intervención crítica con la política del tripartito, antes de que se debatiese la declaración institucional presentada por el PP sobre los interinos).
¿Qué posición prevé manifestar su compañero de grupo, el exconcejal de Ciudadanos, Fernando Sepulcre? El también diputado provincial adelantó a este diario que no ha habido ninguna variación respecto a la aprobación inicial de las cuentas para que modifique su postura y que, por tanto, "mi idea es mantener la abstención".
Si se reproduce esa posición y Belmonte se decanta finalmente por el no, el balance quedaría igualado a 14: PSOE (6), Guanyar (5) y Compromís (3) por el sí; PP (8), Ciudadanos (5) y Belmonte, por el no. Echávarri debería hacer uso de su voto privilegiado para que el presupuesto quedase aprobado con más votos a favor que en contra. De esas cuentas dependen inversiones por diez millones de euros, además de otros proyectos como el bono joven, con los que el tripartito confía en poder relanzar su gestión.