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MATERIAL FUNGIBLE

Mis conversaciones privadas con Franco

Domingos normales: Por entonces, Franco era el nombre que precedía a una amenaza siempre inconcreta, a un modo de actuar que fulminaría al instante los desvelos del presente; un apellido que convocaba historias de miseria, de heroísmo o de alto contenido moral: el engaño de los señoritos a los pastores, los costosos preparativos para la visita al pueblo, los escondrijos en las cámaras de las casas. “Cuando Franco” era un sintagma recurrente en todas las conversaciones de domingo para hablar de un pasado mítico.

Por entonces, los pequeños escuchábamos sin comprender todavía que Franco había grabado a fuego su nombre, su cargo y sus consignas en varias generaciones de domingueros, y que suponía la matriz cultural sobre la que pivotaba el pasado, el presente y el futuro de nuestra casa. Porque el pasado remitía a una sola cosa, la guerra, y el futuro, en el mejor de los casos, a la superación histórica de aquellos cuarenta años de crueldad y estupidez.

No existía en esa mesa dominical una especial simpatía por él, pero tampoco una denuncia encendida de su dictadura. Nos faltaban consignas y conciencia. Franco no era un nombre prohibido, pero tampoco figuraba en almanaques, cuadros o figuritas con las que adornar la casa. Franco era más bien un paisaje. Un acontecimiento natural, como la lluvia o la nieve, que sucedió sin explicación y desapareció sin ruido. El dinosaurio que siempre estuvo allí.

En las estanterías de la casa familiar lucían títulos obligatorios: Los cipreses creen en Dios, de José María Gironella; Archipiélago Gulag, de Aleksandr Solzhenitsyn; una colección de las obras completas de Vicente Blasco Ibáñez; un Quijote de la Mancha; Doctor Zivago, de Boris Pasternak; una enciclopedia en cuatro volúmenes; librillos como de quiosco comprados a Fernando Vizcaíno Casas; o la biografía de Erwin Rommel, el zorro del desierto. Libros que toquiteábamos los niños a la hora del café, aunque Franco entraba más con el café de los domingos que con los libros de historia.

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