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Entrevista al director de tv3

Vicent Sanchis: "El adoctrinamiento no funciona: Yo fui educado en la dictadura y aquí estoy

  • Vicent Sanchis, director de TV3

VALÈNCIA.- Vicent Sanchis llega a su despacho de la televisión autonómica catalana a las doce en punto, la hora pactada, pese a no haber nacido en Liverpool, sino en el mismísimo cogollito de València allá por 1961, año en el que 42 000 euros (7 millones de pesetas) bastaron para plantar 168 fallas, y año también en el que Angelo Roncalli, más conocido como Juan XXIII, proclamó a la Mare de Déu dels Desemparats patrona de la "región valenciana". Quienes desconozcan la biografía de este valenciano que sienta sus reales en Sant Joan Despí (Barcelona), desde donde dirige TV3 desde 2017, pueden acudir cuando gusten a la casi casi omnisciente Wikipedia, bien advertidos, eso sí, de algún que otro petit error, como el que afirma que Sanchis dirigió en su día Time Out. Sí es cierto, como se ha dicho, que el periodista nació en el mismísimo centro de València y que estudió en los Escolapios del Cap i Casal primero. Luego cursó Periodismo en Barcelona, ciudad en la que también se doctoró y donde después desarrollaría un denso recorrido profesional que empezó algo antes, como corrector de catalán en la editorial valenciana Tres i Quatre. En València, Sanchis fue también jefe de la Unitat de Normalització Llingüística en tiempos de Antoni Asunción, y después entraría de lleno en el periodismo a través de la revista El Temps, que terminó dirigiendo durante un tiempo. Su salto a Barcelona se produce con la dirección de un suplemento en catalán de Cambio 16, y ya en la ciudad condal pasaría por los informativos de TV3, por el diario El Observador (que también terminará dirigiendo), de nuevo por TV3 para realizar programas, por la dirección de Avui, la dirección de la tele del Barça y un larguísimo etcétera. A punto de florecer la primavera de 2017 fue nombrado director de TV3 y allí, en ese estratégico, polémico y, desde luego, dificilísimo puesto, sigue bregando en plena crisis del procés.

- Hace ahora un año, aproximadamente, la televisión autonómica catalana les entrevistaba a usted y al director de Catalunya Ràdio porque estaba cociéndose la aplicación del artículo 155 de la Constitución española, y se suponía que los medios públicos autonómicos podrían verse intervenidos. Ustedes dijeron entonces, con absoluta firmeza, que sin duda los trabajadores de ambas empresas serían los garantes de que todo se siguiera haciendo igual que hasta entonces.

- Sí, sí, pero no porque lo dijéramos nosotros, sino porque lo decían ellos. Seguramente, aquel fue el único nivel de la Administración de la Generalitat donde se dio una respuesta pública, clara y contundente a la posible aplicación del 155. Tanto el comité de empresa como el Consell Professional y los más importantes directores, presentadores, etc., hicieron reuniones y publicaron comunicados advirtiendo de que no aceptarían la intervención. No conozco ningún otro lugar de la Administración donde se produjera algo exactamente igual.

- Pasado más de un año desde entonces, los partidos políticos conservadores siguen exigiendo una nueva aplicación del 155 y la intervención de los medios de comunicación autonómicos,  muy especialmente la TV3. ¿Cómo afectó a su medio la aplicación de ese artículo mientras estuvo en vigor?

- Yo no tengo por qué interpretar a esos partidos. Pero sí queda muy claro que hay una gente (la partidaria de la unidad de España y detractora de cualquier "concesión" política que implique debilitarla) que considera que ellos no se equivocan nunca y que si en Cataluña ha pasado lo que ha pasado y se ha llegado adonde se ha llegado, ha sido porque otros han hecho cosas terribles. El PP y Ciudadanos no pensarán nunca que ellos se han equivocado con respecto a Cataluña, y esta idea coincide además con la de una parte muy importante de la opinión pública y publicada españolas. En otras palabras, consideran que hay unos focos del mal: el "adoctrinamiento" que se produce en las escuelas y en los medios de comunicación públicos de la Generalitat, sobre todo TV3. ¿Que en Cataluña hay dos millones de independentistas? No porque piensen diferente, sino porque alguien los ha abducido, piensan. A ellos no, a ellos nadie les come el coco... ¿Y quién tiene la culpa? La escuela y TV3. ¿Contra quién hay que actuar, por lo tanto? Contra la escuela y contra TV3. A partir de aquí, ya se puede justificar todo. ¡Ya está bien! Fíjate que en aquel momento, cuando Sáenz de Santamaría presentó el despliegue del 155, ya se hacía una alusión explícita a los medios catalanes. ¿Por qué desapareció después esa alusión? ¿Porqué el Senado no aprobó la intervención? Yo creo que por varios motivos. El principal, que ya hemos mencionado, la clara posición del personal de esos medios. No es lo mismo un conflicto con los Mossos d'Esquadra o con los funcionarios, que tenerlo con periodistas. No es igual, sobre todo teniendo en cuenta el gran número de medios internacionales que había en Barcelona entonces, y que eran incapaces de entender que un Gobierno interviniese una televisión pública. Como tampoco entendieron nada bastantes periodistas de Madrid que llegaron aquí cargados de prejuicios (algunos no los superaron) cuando vieron la televisión que se hacía realmente en TV3. Teníamos su apoyo, unos apoyos que iban desde CC OO de TVE hasta gente de la televisión pública de Noruega, por poner un solo ejemplo. Claro, el PSC vio todo esto y comprendió que no podía apoyar la intervención;. Se lo trasladó al PSOE, este al PP... Y el 155 se aplicó sin tocar a los medios públicos catalanes.

- ¿Cómo ve la situación ahora mismo? ¿Cree que volverán a intentarlo?

- Bueno, tendrían que ganar unas elecciones, porque ya hemos visto que el PSOE ha tomado otro camino. Pero si ganaran esas elecciones, Ciudadanos, PP y Vox, evidentemente, tendrían que hacerlo. Y esta vez intervendrían los medios de comunicación públicos y la escuela. ¿Hay peligro entonces? Sí, mientras no dejen de decirlo y puedan ganar unas elecciones.

- ¿Cómo ha sido el trabajo en TV3 durante los últimos tiempos? ¿Ha habido muchos intentos de injerencia política?

- Nosotros pudimos seguir trabajando con normalidad unos días. Pero cuando el Senado aprueba el 155 y Mariano Rajoy disuelve el Parlament y cesa al Govern, y puesto que en Cataluña rige la Ley Electoral española, estamos sometidos a la Junta Electoral Central. Desde ese momento y hasta las elecciones, Ciudadanos y el PP presentaron recursos continuamente para impedirnos hacer cosas. También hubo algunas llamadas del Gobierno del Estado a mí personalmente y a otras personas. Yo, francamente, no les hice ni caso; me duele por ellos, de tanta pasión como ponían... Pero, en fin, durante ese tiempo la Junta Electoral Central modificó nuestro modo de entender la información y de hacer programas, es verdad. Como también es verdad que aquello duró tres meses.

- ¿Algún ejemplo de esas modificaciones?

- No podíamos referirnos al señor Carles Puigdemont como President. Pero es que ya no le denominábamos President de la Generalitat, sino solo President, del mismo modo que hacemos con Pasqual Maragall, con Jordi Pujol, con Artur Mas... Bueno, pues no podíamos hacerlo porque, supuestamente, eso "decantaba". No sé qué "decantaba", pero debía "decantar" algo... También dimos cobertura a dos manifestaciones importantes que hubo en aquellos momentos, una de Societat Civil Catalana en la Estació de França, en la que hubo mucha gente, y otra convocada por Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana en el Carrer de la Marina. Dedicamos exactamente los mismos medios informativos a ambas manifestaciones, pero, curiosamente, llegó un recurso interpuesto solamente contra esta segunda manifestación y la Junta Electoral Central llegó a la conclusión de que no debíamos haberla cubierto.

durante tres meses tuvimos que sufrir interferencias y barbaridades que, periodísticamente, como servicio público, no tienen justificación alguna

- ¿Con qué argumento?

- Que "decantaba"... Y cuando les dijimos que dos semanas antes, también en periodo electoral, habíamos cubierto también la manifestación de signo contrario, nos respondieron que esa no contaba porque no se había presentado ningún recurso contra la misma. Bueno, es un criterio que no es periodístico en absoluto, que es una barbaridad, y con criterios como este no se puede hacer información. En resumen: durante tres meses tuvimos que sufrir interferencias y barbaridades de este estilo que, periodísticamente, como servicio público, no tienen justificación alguna. Eso sí, jurídicamente, ellos encontraron muchas justificaciones. Yo no encuentro ninguna.

- ¿Diría que este tipo de actuación atenta contra la democracia?

- Me parece que hay dos aspectos de la cuestión. Por un lado, podríamos analizar el avance de la extrema derecha en España y la intransigencia política estatal en los últimos años, que no está ligada exclusivamente al proceso soberanista catalán. Por otro, el papel de los medios de comunicación públicos o privados de fuera de Cataluña, que mienten todos los días. En Cataluña, los medios son muy diferentes en este sentido. Evidentemente, la línea de La Vanguardia respecto del proceso soberanista catalán no tiene nada que ver con la línea de El Punt Avui. Podríamos decir que los grandes medios catalanes de prensa escrita, en general, han estado contra el procés: Grupo Godó, Planeta, Grupo Zeta... Y es lícito, e incluso lógico si sabemos cómo son esos medios. En cambio, la gran mayoría del mundo digital catalán ha estado identificado y a favor del procés. Todo el mundo, por otro lado, ha confundido bastante información y opinión, pero eso es normal porque han sido momentos muy intensos políticamente hablando.

- ¿Y TV3? ¿También su televisión ha confundido información y opinión?

- También en algunos casos, en algún programa. Pero esta casa, TV3, es muy plural. Es como el resto de los medios en Cataluña, es decir, que aquí se puede hablar de un programa u otro, pero hay un porcentaje muy importante de la redacción que está organizada para hacer valer sus criterios  periodísticos y laborales a través del Consell Professional y del Comité de Empresa, que no es independentista, no lo es. Aquí se nos hace una auditoría casi diaria a través del Consell de l'Audiovisual de Catalunya para ver a quién se da más o menos cancha, cuántos tertulianos tenemos, quiénes están más en un programa y quiénes en otro, la diferente presencia de los partidos políticos... Y siempre se ha llegado a la misma conclusión: TV3 es el medio más plural. Quiero decir que en Cataluña, sin contar los medios de comunicación poderosos del Estado (televisiones, radios y prensa), hay muchísimas opiniones diferentes sobre el procés. En Cataluña ha habido y hay un debate sereno y civilizado.

- ¿Ha habido y hay? ¿Todavía hoy?

A partir de determinado momento aparece gente que se dedica a crispar mucho, pero a pesar de todo continúa habiendo un debate tranquilo entre medios y opinión pública a favor y en contra del procés. Y, llegados a este punto, permíteme que haga la misma reflexión pensando en el resto del Estado. Que alguien me diga, exceptuando dos digitales de Madrid, ¡dos diarios digitales de Madrid!, cuántas opiniones hay en todo el Estado que sean transigentes, tranquilas, a favor, por ejemplo, de que los catalanes se puedan expresar en un referéndum democrático. Y que me digan hasta qué punto en el Estado ha habido gente que aguara un poquito el vino, es decir, que restara un poco de crispación y planteara debates más sensatos. Nadie. Esta es la gran diferencia. La gran diferencia, por poner un ejemplo que se entienda sin dificultad, es que si tu miras la línea respecto del procés de La Razón, El Mundo, ABC y El País, es la misma: los mismos titulares, la misma confusión entre información y opinión, la misma intransigencia... Ahora, tú miras La Vanguardia, El Punt Avui y Ara, y ves que son completamente diferentes, que en ellos conviven opiniones discrepantes. Y alguien dirá sobre esto: "¡Ah, claro, es que los catalanes siempre tienen que ser diferentes, son superiores...! No, no, no. No me caricaturice usted. La verdad es que en el 90 % del Estado español hay pensamiento único, publicado al menos, cuando en Cataluña no sucede lo mismo.

- ¿Deducimos de eso que una gran mayoría de la población no catalana es contraria al procés porque está condicionada por los medios unionistas?

Todo el mundo ha confundido información y opinión, pero eso es normal porque han sido momentos muy intensos políticamente hablando

- Yo no diré eso. Quienes consideran que la gente está adoctrinada por los medios, tienen tendencia a pensar que la gente es idiota y hay que manipularla. Lo que digo es que adoctrinadores son los que quieren adoctrinar porque creen que el adoctrinamiento funciona. Pero no, no funciona, porque yo fui educado bajo la dictadura franquista y aquí estoy. No, esto no va así. Lo que digo es que esta opinión publicada no ha ayudado a debatir tranquilamente sobre el caso de Cataluña. Y lo que sí digo también es que hay una opinión pública española que, no porque la manipulen, sino porque tiene una actitud histórica muy intransigente respecto de Cataluña, se reactiva de vez en cuando y se moviliza con una gran pasión y, muchas veces, con una gran violencia verbal: ¡a por ellos!

- ¿Qué deseo le pediría usted al genio de la lámpara?

- Que en España hubiera medios de comunicación que ayudaran a tranquilizar la situación y a analizarla como haríamos en el caso de cualquier otro conflicto internacional. Y dos: Le preguntaría a la opinión pública española si cree que vale la pena que Cataluña siga siendo española por la fuerza y mediante la violencia, y no por el acuerdo, por la civilización. ¿Que sí? Pues no hay problema, pero que se sepa esa intransigencia no conduce más que a otras intransigencias de signo contrario. Quien piense que la intransigencia nacionalista española (que está adquiriendo cuerpo político en forma de extrema derecha) solamente afectará a Cataluña, lo tiene claro, pobrecito. Eso afectará a toda España, y cuando no sea un catalanista, será un rapero, y cuando no un titiritero, o un periodista, o alguien que en un programa de humor se ha sonado con una bandera de España... Quien crea que el deterioro democrático que sufre España en los últimos años solo se expresará contra el independentismo catalán lo tiene claro.

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