ALICANTE. Bruce Willis, que este domingo cumplía 68 años, estrenó solo en 2022 un total de ocho películas. Todas 'directo a vídeo', y ninguna cuyo título vayamos a recordar pasado mañana. Tampoco él, por desgracia, porque ahora sabemos que no solo tiene afasia (una dificultad del habla) sino que esta es consecuencia de una demencia frontotemporal que de repente parece avanzar muy rápido, y a la que se ha buscado origen mecánico (un accidente en un rodaje) antes que neurológico. En 2021 había estrenado cinco películas más con idénticas características: más malas que Hans y Simon Gruber juntos, con Willis en papeles secundarios o de antagonista, pocas líneas de diálogo, y más agujeros de guión que las paredes del Nakatomi Plaza al final de 'Jungla de Cristal' (1988).
No son casos aislados. En 2020, en plena pandemia, Willis estrenó tres películas, y en 2019 habían sido otras seis. Precisamente, ese año se proyectó en cines la que posiblemente sea la última buena cinta (y con una buena actuación del carismático actor) de su trayectoria: 'Glass', la tercera entrega de la trilogía del director Night Shyamalan que comenzó con el propio Willis como superhéroe improbable en 'El protegido' (2000). Para entonces, no obstante, ya llevaba unos cuantos truños en su haber, para desesperación de los fans que no sabíamos lo que sabemos ahora. Su carrera se truncó probablemente, pese a fogonazos como el citado y como el remake de 'El justiciero' (prefiero mil veces a Willis con afasia que a Charles Bronson) de 2018, tras protagonizar a principios de la pasada década productos tan interesantes como 'Looper' (2012) o 'Red 2' (2013), cuando se ciscó en el legado de su John McClane con la innecesaria, pero igualmente entretenida, quinta entrega de la Jungla, con el premonitorio título de 'Un buen día para morir' (2013).
La cuestión es que Willis no se había vuelto loco o un vago. Los médicos ya le habían detectado la enfermedad degenerativa que le aqueja, y conocía aproximadamente la evolución esperable y el horrible desenlace (quien haya cuidado familiares con Alzheimer sabe de qué hablamos). También lo había empezado a experimentar, porque su actuación se había resentido, al costarle más retener sus líneas y entender las de sus compañeros. Y tomó 'la' decisión. Como cuando le explica a Justin Long en 'La Jungla 4.0' (2007), con su eterna boca torcida, que no es un héroe, que no le apetece lo más mínimo enfrentarse al ejército de hackers de Timothy Olifant, pero que aún así lo hace porque "no hay nadie más para hacerlo". O cuando él mismo aprieta el gatillo de la pistola con la que Olyphant está hurgando en su hombro herido, para atravesarse de un balazo y de paso acabar con el malo.
Bruce Willis, el eterno John McClane, le iba a gritar 'Yippe-Ki-Yay' a la demencia mientras aún pudiera, sin siquiera cogerse una cogorza la noche antes para ir buscando aspirinas como un loco entre una ciudad llena de explosiones con el cargante Zeus de Samuel L. Jackson a su lado. Aunque eso supusiera echar por tierra su legado, porque no confesó sus motivos, y enfadar a un montón de cinéfilos. Bruce estaba dispuesto, en la recta final, a sacrificar su carrera y su apellido para ingresar todo lo que pudiese antes de que su enfermedad le impidiese seguir haciéndolo, con la intención de dejar ese patrimonio a su mujer Emma Heming, su 'ex' Demi Moore, y las cinco hijas que ha tenido con ambas. En paralelo, se deshizo de varias propiedades inmobiliarias y regresó a la Costa Oeste. Todo pensando en ese desenlace inevitable al que el actor quería poder 'vencer' a su manera.
Pero, como antes de que llegase el declive del héroe, el actor que iba para galán (véase 'Luz de Luna', la serie de detectives que coprotagonizó junto a Cybill Shepherd entre 1985 y 1989 y que le valió un Emmy y un Globo de Oro) nos regaló decenas de interpretaciones muy inspiradas en todos los géneros imaginables, vamos a aprovechar su cumpleaños y la reconciliación en diferido con su talento para repasar algunas de las mejores películas con las que celebrar su trayectoria desde el sofá de casa, gracias a nuestras plataformas preferidas.
No podía ser otra la película que encabezase esta lista. Se dice que los productores no veían a Willis creíble como protagonista, al estar tan identificado con Luz de Luna, pero se convirtió en uno de los personajes más carismáticos de la historia. El agente de policía de Nueva York John McClane llega a Los Ángeles para pasar la Navidad con su mujer y sus hijos, tras meses separados (esto va a ser una constante en el resto de la saga) y entra en el edificio equivocado en el momento equivocado. El resto es historia: el tipo socarrón que va sin zapatos por un edificio en llamas repartiendo (y recibiendo) estopa porque "ahora tengo una metralleta, ho-ho-ho", y que termina creando un prototipo de héroe, ese al que le viene mal serlo. Mención especial al momento estelar de 'Karl Winslow' como el policía amante de los donuts que tampoco quería estar allí. Yippee-Ki-Yay, hijo de puta.
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Esta tiene un poco de trampa porque no es una película 'de' Bruce Willis, pero el actor protagoniza una de las mejores historias de la obra magna de Quentin Tarantino, con permiso de los descacharrantes diálogos entre Travolta y Jackson, y del final (que es el principio) en la cafetería con Tim Roth. Willis es el boxeador en decadencia (ejem) Butch Collidge, traumado porque su padre le legó desde el más allá un reloj que su compañero de batallón Christopher Walken llevó varios años metido en el culo para sacarlo del campo de concentración y que ahora se ha quedado olvidado en el canguriiiitooooo... En fin, que Butch acepta un soborno para perder, luego gana porque hostias, es Bruce Willis, y tiene que huir de Marcellus Wallas. Todo acaba en el sórdido sótano de una tienda de armas, donde Wallas y Butch van a ser violados por dos sádicos y su mascota BDSM, hasta que vuelve a aparecer el McClane que Willis lleva dentro. Zed está muerto, nena. Así está.
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Bruce Willis no ha estado nunca nominado a un Oscar (conociendo a la Academia, se lo darán como reconocimiento a su carrera cuando ya no entienda lo que significa), pero si por una película mereció ganarlo, fue sin duda por 12 monos, de Terry Gilliam, basada en una versión 'extendida' de La Jetée. En un futuro postapocalíptico después de que un virus liberado por el ejército de los 12 monos hiciese la atmósfera irrespirable, el prisionero James Cole acepta viajar al pasado a cambio de reducir su condena para evitar el desastre. En una magnífica construcción de la paradoja del abuelo que tanto nos gusta explorar en el cine, y acompañado de un sensacional Brad Pitt (que sí estuvo nominado como actor de reparto) y Madeleine Stowe como la psiquiatra que acaba entrando al trapo de su paciente, Willis firma aquí uno de sus mejores papeles dramáticos. Y sin apenas pegar un tiro. No estoy loco, ahora lo entiendo. Soy mentalmente divergente.
*12 monos está disponible en Prime Video
La película que un amigo cabroncete te podía fastidiar en la cola del cine si llegabas a la segunda sesión. El debut de M. Night Shyamalan (que repetiría con Willis en otras dos cintas y un cameo) que creó un estilo de montaje con sorpresa final y un capazo de memes, y nos voló la cabeza. Porque ahora todos vamos muy de listos y lo vimos claro desde el primer fotograma, pero en realidad no. Bruce vuelve a dar otro ejemplo más de que él sí que es un actorazo, y no el de 'Días de Fútbol' (2003), y de que para algunos arquetipos de personaje, como su psiquiatra infantil Malcolm Crowe, menos es más. Que no hace falta ser Al Pacino puesto de anfetas para cuadrar una buena actuación que transmita lo que es el personaje, vaya. Cierto que en esta historia, el que lleva el peso es el niño Haley Joel Osment, que venía de ser el hijo de Forrest Gump y terminó convertido en una IA que hacía cadenas de favores. En ocasiones veo muertos.
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Bruce Willis no solo era capaz de interpretar papeles alejados del héroe de acción (aunque qué bien le sentaban las pistolas en El Quinto Elemento, por desgracia no disponible en ninguna plataforma ahora mismo), dramas o comedias, sino que incluso era capaz de interpretar papeles de otro, como en La muerte os sienta tan bien, una loca comedia sobre la ¿muerte? de Robert Zemeckis. Si no te dicen que es Bruce Willis en los títulos de crédito, no das ídem. Esta sería por tanto la película 'menos de Bruce Willis' de todas las películas de Bruce Willis. Meryl Streep y Goldie Hawn, que son las auténticas protagonistas de la función, interpretan a dos harpías mujeres obsesionadas con la eterna juventud, enfrentadas por el amor del personaje de Willis (cirujano plástico que acaba degradado a tanatopráctico), a las que se les va la mano con un elixir que les ofrece Isabella Rossellini y que las vuelve inmortales, pero no indestructibles, con caóticas y cada vez más locas consecuencias. No pienso seguir hablando hasta que no te coloques la cabeza.
*La muerte os sienta tan bien está disponible en Prime Video
Está producida por Fernando Bovaira y se ha hecho con la Concha de Plata a Mejor Interpretación Principal en el Festival de Cine de San Sebastián gracias a Patricia López Arnaiz
