ALICANTE. Se respira optimismo en el seno del PSOE. Se ve en el rostro de sus dirigentes. Este martes, no lo han podido ocultar. Puig dice que no hay triunfalismo, que más responsabilidad todavía, después de la victoria del 28-A. Y con ese aire de cola que ha llevado a los socialistas a ser la fuerza más votada en España y en la Comunitat, en parte, ante el miedo de la unión de las tres fuerzas de "derecha", el PSOE espera que sea el motor que lleve en volandas a su candidato a la Alcaldía, Paco Sanguino, hacia la Alcaldía.
Para los socialistas, en Alicante, no hay pasado. Todo empieza el 17 de abril de 2018, el día que Luis Barcala, del PP, se convirtió en alcalde gracias al voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte. Gabriel Echávarri no aparece ya en el imaginario socialista, pese a que fue alcalde más de dos años, y dimitió, según ha dicho el propio Puig, en un acto de ética política (aunque sin mencionar su nombre), algo que le reprochó al PP. Sólo el 27 de la lista, una taxista jubilado, recordó al ex alcalde. Otros candidatos, sin tanta suerte, como José Antonio Pina y Etelvina Andreu, sí que, al menos, se llevaron la ovación del público.
Presentaba el auditorio de Cigarreras un lleno hasta la bandera: ahora son caballo ganador. Nunca antes el PSOE había hecho tan poco esfuerzo para completar el aforo. El acto no fue solo la presentación de la candidatura de Alicante; también ha sido un homenaje a la victoria del 28-A. Era el primero en la ciudad, amén de la Santa Faz. Diputados, miembros de la ejecutiva federal, nacional, alcaldesa, alcaldesas, todos a celebrarlo. El protagonista también estaba, pero no ocupó las primeras filas. Paco Sanguino quiso ser uno más, sentado junto a los miembros de la candidatura, pero en la sexta fila. Pese a liderar el cartel, es un independiente.
Sanguino es un trobador de la política, un dramaturgo convertido en vocero de guante blanco, que convierte sus vivencias infantiles en rasgos alicantinos -pocos pueden decir que son de la calle San Vicente- y sus recuerdos juveniles en loas a los gobiernos socialistas. Se presenta como un candidato abierto, contra los muros (de Vox), y a favor de la diversidad. Promete que si es alcalde, el desfile del Día del Orgullo Gay acabará en la Plaza de Toros. Garantiza estabilidad, suma e integración institucional. No tiene pinta Sanguino de querer revolverse contra el poder de València o de Madrid. Él quiere sumar con los gobiernos de Ximo Puig y Pedro Sánchez.
El aspirante socialista invoca al espíritu de las cigarreras -justamente el acto se hace en el auditorio de la antigua Tabacalera-, las mujeres que se alzaban contra las condiciones laborales del momento. También promete empleo, empleo digno, vivienda y, sobre todo, buena convivencia, otro rasgo para marcar distancias con el pasado. Sanguino sabe que el momento es una oportunidad. "Soy uno entre tantos, como decía Ovidi Montllor, y tengo la oportunidad y la suerte de representar al PSPV", se ha fecilitado, al momento que ha destacado que el partido se ha abierto para "congregar" y esa relación entre ciudadanía y partido "no puede ser más afortunada para mi". Uno más, en un sitio privilegiado. Espera que la ola del 28A continúe.
El president clausura el acto. Después de agasajar a todos los candidatos de la lista local del PSOE, y abrazar a Sanguino, Puig dedica los primeros minutos de su intervención a poner en valor la victoria del 28A. "Hemos vuelto a ser el primer partido de la Comunitat 30 años después", ensalza.
Pero Puig quiere hablar de Alicante: recuerda los proyectos que el Gobierno valenciano ha puesto en marcha en la ciudad, como el Distrito Digital; la apertura del túnel de la Serra Grossa para el Tram, el futuro Centro de Envejecimiento, etc..."Este Consell ha sido sensible con Alicante", valora. "Hemos pasado de las palabras a los hechos", insiste.
El jefe del Consell lamenta la constante confrontación del PP, del PP de Luis Barcala, "que ha discutido todos los proyectos". Pero Puig no menciona nombres. Habla de la competencia de las derechas, cita a la Plaza de Oriente para hablar de la Plaza de Colón y vuelve a advertir de los peligros de las derechas. "Detrás de un extremista, hay un oportunista", recuerda que le dijo una vez Rodríguez Zapatero.
Vuelve a Alicante. Achaca al PSOE la llegada de la EUIPO y de Casa Mediterráneo, a los que, a su juicio, "el PP ha dado la espalda". Pero insiste en dos hitos para reivindicar el empleo de calidad, que se puede o se crea allí o que se creará en el Distrito Digital. Defiende el Alicante abierto, mediterráneo, el de la tierra de oportunidades. "La Comunitat no se entiende sin Alicante, ni Alicante sin la Comunitat", concluye. Se funde con un abrazo con Sanguino, su candidato, el de todos (parte del grupo municipal socialita también se ha dejado ver), el de la consellera de Sanidad, Ana Barceló que también ha participado en el acto. La suerte está echada: el PSOE espera que el viento de cola le lleve a la Alcaldía. Y también el miedo a Vox. No lo citan, pero saben que les ha dado la vida.