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antón pide revisar fiscalidad y burocracia mientras puig cita a rafael altamira

Vuelven los premios presenciales de Aefa; siguen los mismos problemas de la empresa familiar

2/06/2021 - 

ALICANTE. La Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa) tuvo que aplazar la vigésimo quinta edición de su entrega de premios, prevista para finales de 2020, por la eclosión de la tercera ola de la pandemia, que obligó a endurecer unas restricciones para los eventos que nunca se habían ido del todo. Este lunes, medio año después de lo esperado, la asociación empresarial pudo por fin celebrar la gala, aunque tampoco lo pudo hacer al aire libre, como estaba previsto, por la lluvia: tuvo que llevar el acto al Centro de Congresos de Elche desde el Huerto del Cura, aprovechando que el recinto estaba libre.

La última vez que Aefa entregó unos premios, era octubre de 2019 y Francisco Gómez aún ocupaba la presencia, aunque estaba ya de retirada. Maite Antón asumió el cargo en la asamblea general de ese año, unos días después, y ha celebrado dos asambleas más, la de octubre de 2020 (que se atrasó por el confinamiento) y la de marzo de 2021, antes de poder entregar los siguientes galardones. Antón no es Gómez, ni su forma o el tono con el que sostiene su discurso como máxima representante de la empresa familiar de la provincia es la misma, pero sin duda, sí lo es el contenido. Dos años y tres asambleas después, los problemas de las empresas familiares de la provincia y sus reclamaciones a la Administración son las mismas que en 2019. Agravadas por una pandemia, en todo caso.

Otra constante entre la entrega de premios de 2019 y la de 2021 fue la presencia del máximo responsable de la Generalitat, Ximo Puig, que consintió acudir a la despedida de Gómez tras años ignorando la cita, y tuvo el gesto de clausurar también la primera edición con Antón como presidenta, con quien se le vio mucho más cómodo. Y también lo fue que se hablase del impuesto de sucesiones y donaciones, auténtico caballo de batalla de Aefa desde que se redujeron los supuestos para bonificarlo, en 2017, y que la petición de los empresarios para suprimirlo se volviese a encontrar con el "compromiso" del jefe del Consell, ya expresado hace dos años, de estudiar cómo conseguir una fiscalidad más justa, sin mucha concreción.

Desde la intervención inicial de Antón, a las 12 del mediodía, hasta la clausura de Puig transcurrieron dos horas (lapso en el que se entregaron los cuatro premios y pronunciaron discursos el alcalde de Elche, Carlos González, y el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, con un Palacio de Congresos pendiente en la conversación diferida) en las que no parece que el presidente de la Generalitat aprovechase para adaptar su intervención a las demandas de los empresarios. Puig llegó a Alicante decidido a citar a Rafael Altamira (de cuyo fallecimiento en el exilio mexicano se cumplían este lunes 70 años) y nada torció sus planes: incluso recurrió a Kennedy y su famoso "no te preguntes qué puede hacer tu país por ti" para adecuar el mensaje al contexto, dado que esta frase fue supuestamente inspirada por Altamira.

Antón retomó una reivindicación histórica, que Aefa viene defendiendo desde que el actual Consell cambió las condiciones para bonificar el impuesto de sucesiones y donaciones, para "evitar poner trabas a la continuidad generacional", pero sumó otra variable: eliminar las trabas al crecimiento en tamaño de las empresas, porque "cuanto más grandes son, más competitivas son y pueden ofrecer un empleo de mejor calidad". Asimismo, las empresas de tamaño "contribuyen a fijar población" en zonas rurales y cohesionar el territorio. La obsesión de la nueva presidenta de Aefa es que las empresas familiares de la provincia, mayoritariamente pymes y micropymes, ganen tamaño para ser más competitivas.

Puig, por su parte, además de las menciones a Altamira al inicio y al final de su intervención (y de un momento de recuerdo para Manuel Peláez), centró su discurso en la gestión de la pandemia y el buen momento epidemiológico que atraviesa la Comunitat, y destacó el papel de las empresas en esta travesía. "Hay que agradecer el papel de los empresarios en un año difícil, vemos la luz al final del túnel porque muchas empresas han estado a la altura: el sector alimentario evitando el colapso, el textil haciendo mascarillas, el turismo haciendo sacrificios...". Asimismo, presentó los fondos Next Generation EU como una gran oportunidad si "trabajamos todos de la mano", antes de expresar, de pasada, su compromiso de mejorar la fiscalidad sin entrar en el fondo del asunto.

A la postre, la presidenta de Aefa pidió a Puig suprimir donaciones y sucesiones, alinear la carga fiscal con Europa para favorecer la actividad empresarial, suprimir las trabas al crecimiento de las compañías (sobre todo al pasar de 50 empleados), apoyar al turismo negociando un corredor seguro, y defender al calzado de los aranceles por la tasa Google. Cinco peticiones concretas sobre el papel de la Administración autonómica para contribuir al escenario macro en el que desarrollan su labor las empresas familiares. Y Puig conmemoró a Rafael Altamira.

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