ELCHE. Hoy apenas se conciben noticias que no sean del coronavirus, y hace unos meses lo eran a nivel local del Mercado Central —del que por otra parte no hay noticias ni de la normalización de la zona ni de la teórica rescisión del contrato—, que ahora vuelve a sonar, aunque no para hablar de catas, de patrimonio ni de contratos, sino de otros protagonistas que vienen con el calor y las lluvias torrenciales: los mosquitos. 

Los vecinos de la zona han tenido que avisar en un par de ocasiones al Ayuntamiento porque, casualidades de la vida, en los aljibes descubiertos en las catas, con el agua retenida por las recientes lluvias, se están convirtiendo en auténticos aliviaderos de mosquitos. No pueden entrar a los comercios porque están cerrados, pero sí lo hacen a las casas de los vecinos, que ya han recibido su siempre incómoda visita. 

Uno de los visitantes cazados por los vecinos

Aunque tras la primera denuncia fueron los fumigadores, que ya han empezado a emplearse en el término municipal, al estar vallado no han accedido al recinto. Además, la jungla del palán-palán, que debería encargarse de limpiar la adjudictaria de la concesión, erosiona el patrimonio desde las grietas interiores en las que crece, impide ver el nido que los mosquitos han improvisado ante el aljibe, como si de un ritual se tratase. 

La selva de las catas del mercado desde plano cenital