Cerca de cumplir siete años escribiendo una columna todas las semanas en esta casa, siempre siendo fiel a mi forma de ver y entender la vida. En un momento particular de la crisis global que vivimos, voy a ser tremendamente honesto.
La pandemia del covid nos llevó a la situación más límite que hemos conocido la mayoría de ciudadanos del mundo occidental, hasta que el presidente de Rusia decidió que Ucrania llevaba demasiado tiempo viviendo como un país libre y abusando de los hábitos de vida del mundo moderno y lleva casi cinco meses destrozando ciudades y asesinando personas, también mueren militares rusos que van a hacer la guerra, pero en la calles de la ex URSS siguen viviendo con tranquilidad, mientras en cualquier ciudad de Ucrania puedes ver a un señor paseando entre escombros con una bolsa de la compra y una hilera de humo a sus espaldas, lo normal en julio de 2022.
Mientras Ucrania sucumbe a un conflicto bélico que ya apunta hacia la eternización y el enquistamiento, aquí se reunieron todos los gerifaltes del mundo moderno y duplicaron la población pendiente de su seguridad, había más policías y escoltas que personalidades políticas. Visitaron, comieron y durmieron en los lugares más bellos del mundo, sí, Madrid y España poseen los mejores palacios y museos del mundo, aunque aquí no los conozcamos y luego visitemos el museo de Coca-Cola en Atlanta. La cuestión es que los contrastes en este mundo loco son cada vez mayores y la crisis económica que nos acecha, sólo pueden aumentarlos.
Un tema que ocupa a los medios y preocupa por el año preelectoral en el que nos encontramos es qué sucederá en las próximas elecciones autonómicas y locales. Es muy difícil predecir con tanto tiempo el comportamiento de la población, igual sale la serie de Sánchez y lo convierte en un ídolo de masas o en un personaje de medio pelo que aparenta ser un estadista y aún no sabe elegir bien el cuello de las camisas. La cuestión es que a inicios de este caluroso julio tenemos algunas certezas para ver cómo está la calle en cuanto a la política local y nacional se refiere. Hechos de gran relevancia han elevado el sentir popular y les voy a transmitir mi percepción.
En su día, y ahora se han reproducido, se hicieron memes con el juego de palabras e imágenes de Botànic y Titànic para comparar el pacto de gobierno valenciano y el destino trágico en el fondo del mar del famosos barco. El tándem Puig-Oltra ya es historia, ahora la nueva vicepresidenta trae un impulso nuevo, es una cara nueva, mucho más amable y que deja atrás la dureza de su antecesora. Pese a todo, la crisis que ha generado el caso Oltra puede ser la clave para que el socialismo junto al nacionalismo y la izquierda no renueve el gobierno valenciano. Como siempre, será más una derrota de quien gobierna que un triunfo de la oposición. La realidad es que el líder del PPCV no tiene aún la fuerza política y social pese a que se mueve y no deja ocasión sin hacerse presente, pero no es ni diputado ni concejal en el Cap i Casal, aunque es el presidente de la Diputación de Alicante. Mazón sabe que tiene mucho a su favor, pero podríamos decir que, de prestado, por los errores del enemigo.
Andalucía ha sido el gran revulsivo para el PP, un éxito rotundo y no esperado que ha dejado KO a Vox y ha catapultado a un PP rajoyesco y anodino a sus días de vino y rosas, pero con líderes sin carisma. Lo de Moreno Bonilla es la demostración de lo curiosa y peligrosa que es la política, se ha erigido en el ídolo andaluz cual líder histórico del PSOE en esa comunidad. Junto al presidente nacional y a otros presidentes autonómicos representan a ese partido funcionarial y correcto que promete acabar con los desmanes (económicos) de la izquierda, nunca los de verdad.
Así que como toca decir la verdad, leí un mensaje en redes que me pareció la definición más real y cruel de lo que probablemente sucederá en los próximos años. ¡Ah! No metamos a Ayuso en la ecuación por dos razones: ella es liberal pero sí que da la batalla cultural y Madrid tiene una fuerza económica y social muy distinta. Volviendo al asunto, el PP probablemente ganará porque mucho votante de otros partidos lo verá como un partido triunfador (efecto Andalucía) y lo votarán, conseguirán con su gestión, y porque la economía es cíclica, arreglar la crisis y el desaguisado socialista pero no tocarán nada sobre memoria democrática, educación, eutanasia o aborto, nada de fondo, nada de esas leyes que moldean una sociedad y su futuro y cuando la economía funcione, ya saben, con altas dosis de marketing e hipocresía volverá a ganar el PSOE. Eso es todo amigos.