El pasado domingo fui al Museo de la Festa de Elche y vi el vídeo que se proyecta en la antigua ermita de San Sebastián, después de muchos años sin verlo. El Museo y la proyección se inauguraron en 1997, con el objetivo de que las personas que visitan Elche a lo largo del año pudieran hacerse una idea de lo que es el Misteri d’Elx en toda su dimensión.
He ido muchas veces al Museo de la Festa, pero hacía muchos años que no acudía con tiempo suficiente para entrar y ver la proyección. El domingo se dio la oportunidad. El ministro de Cultura en funciones José Guirao vino a la ciudad de campaña electoral y lo llevaron a verlo. Luego tuvo que dar alguna que otra explicación a sus declaraciones de días atrás respecto a que no es partidario de que piezas artísticas como la Dama de Elche salgan de Madrid “por motivos de seguridad”, pero esa es otra historia.
Lo que quiero contar hoy es que este Museo es una pequeña joya en la ciudad que, 22 años después de su inauguración, sigue cumpliendo su función. Fue una apuesta en el año 1997 muy avanzada y original desde el punto de vista de las nuevas tecnologías.
El espacio acoge algunas piezas representativas de la Festa y una maqueta de la Basílica de Santa María. Pero la parte esencial es un audiovisual que se proyecta en una antigua ermita y que envuelve al espectador a través de la proyección de imágenes a tamaño real que se visualizan en distintas paredes, de manera que el espectador debe ir girándose para verlas, como si fuera en tres dimensiones, o como si estuviera realmente en la iglesia viendo la representación. El sonido es envolvente y combina la música y elementos propios del Misteri como el repicar de las campanas o el murmullo de la gente en el templo, con la narración que hace de manera magistral Francisco García Linares, el cantor que representó durante décadas al apóstol Santiago, fallecido hace ya años.
El domingo, cuando comenzó el video, la imagen de García Linares me pareció tan real que me atrapó y en ese momento fui consciente de que esa tecnología de hace 22 años sigue cumpliendo su función. No había entonces obsolescencia programada ni nada parecido. Habría que revisar el vídeo y mejorar la calidad de la imagen, porque nuestros ojos se han acostumbrado al HD, pero desde luego, no me pareció obsoleto para nada. Y mira que es raro en estos tiempos en los que el pronto moda pasa en un pis pas.
En una sociedad en la que un teléfono de mil euros queda antiguo a los seis meses y la lavadora sabemos que va a tener una vida útil de 10 años máximo, este pequeño museo nos reafirma en la idea de que las cosas bien hechas duran.
En estos tiempos en los que compramos ropa nueva cada temporada, a pesar de que la del año anterior nos sirve perfectamente o renovamos constantemente con muebles baratos la casa porque sabemos que no serán “para toda la vida”, un audiovisual de hace 20 años te hace replantearte si esa ansia por lo nuevo o lo último no nos está ocultando lo verdaderamente valioso. Aquellas cosas que se han pensado y hecho bien y por eso realmente merecen la pena. No sé qué cantidad se gastaron en ese pequeño museo y en la proyección. Pero cumple su función y se ha amortizado sobradamente.
Y no es tan frecuente. Estamos cansados de ver otras inversiones, otros proyectos que en poco tiempo nos damos cuenta que han sido un error. Que pregunten en Valencia por el trencadís del Palau de les Arts.
Puede ser cuestión de suerte. Incluso es posible que haya mucho talento y una gran visión de futuro detrás de proyectos tan duraderos como el del Museo de la Festa de Elche.
No sé muy bien cuál es el secreto, pero habría que estudiarlo con detenimiento antes de dejarnos llevar por esta urgencia frenética y planificar un futuro con amplitud de miras para no meter la pata en proyectos costosos como el del supuesto auditorio que la Diputación prometió para Elche en precampaña y el gobierno local lo aprovechó situándolo en el barrio de Carrús tras salir en la lista de los distritos más pobres.