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memorias de anticuario

Vicente López, Felipe Garín o Miguel Falomir: valencianos que hicieron 'los Madriles'

10/09/2023 - 

VALÈNCIA. Conocí a Felipe Garín Llombart en una magnífica exposición dedicada a bodegones de flores de la colección del museo del Prado, que se inauguró en Alcoy allá por el año 2011. Me lo presentó mi compañero Noël Ribes, aunque es muy posible que ni este se acuerde. Desde entonces, aunque por su relevancia era una persona de la que periódicamente sabía de él, no volví a entablar conversación hasta que coincidimos en algunas reuniones de la directiva de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes, de la que él formaba parte, siempre mostrando gran sabiduría a la hora de dar su docta opinión sobre las obras que la asociación adquiría- o no- para enriquecer los fondos del museo. Su opinión contaba como la que más y en algunos casos era decisiva. Además, protagonizó amable y generosamente algunas charlas organizadas por la asociación teniendo en cuenta que en la última de estas ya se encontraba enfermo. Tener entre nosotros a quien fue director del museo, sucediendo a su padre, durante nada menos que tres décadas, cruciales para la institución, era un verdadero lujo.

Por la cantidad y variedad de personas que ha mostrado su pesar por el fallecimiento acontecido en estos primeros días de septiembre, personas no exclusivamente del mundo del arte, sin duda hay que concluir que “Garín” como se abreviaba en muchas ocasiones, ha sido una figura que ha dejado un poso, más allá del entorno estrictamente profesional y académico, en la sociedad valenciana, pues su personalidad fue más allá de su estricta ocupación. Garín fue el histórico “director del San Pío”, una autoridad en Valencia en todo lo que tuviera que ver con el panorama artístico del arte valenciano de los últimos cinco siglos. En necrológicas publicadas en medios nacionales, sin embargo, se le tiene por el director del Museo del Prado entre los años 1991 a 1993, cargo que representa una de las mayores cimas a las que puede aspirar cualquier historiador del arte. Estos días y en el contexto de esta luctuosa noticia se me ha ocurrido pensar en la nutrida nómina de valencianos del mundo del arte que, desde la Ilustración, hasta la actualidad, han hecho la aventura de “los madriles” por méritos propios.

Autorretrato de Antonio Gisbert en su estudio. Primer director valenciano del Museo Del Prado

A buen seguro que quedan muchos en el tintero, pero, a grandes rasgos, se han sucedido tres períodos históricos, con muchos matices, claro está, y dentro de una etapa que podemos denominar de la España moderna y contemporánea, que han visto proliferar la presencia de valencianos en el mundo artístico y académico de Madrid. El primero de estos periodos es la Ilustración y hasta el período romántico. Son décadas de desembarco de intelectuales y artistas en la capital lo que nos lleva a concluir que la Valencia de la segunda mitad del siglo XVIII y primeros años del XIX vive, indiscutiblemente, un ambiente intelectual importante y hasta exportable. Son años de Mariano Salvador Maella, primer pintor de Carlos IV, sustituto como docente de Mengs en la Academia de San Fernando y cuya obra la podemos encontrar en numerosos edificios del Patrimonio Nacional. Cómo no, Vicente López (primer pintor de cámara de Fernando VII) sobre cuya obra e importancia es inabordable en este texto; Agustín Esteve (nombrado pintor de cámara); José Esteve Bonet (escultor de cámara de Carlos IV en 1790); Jose Camarón, que si bien no se instala de forma continua en la capital, mantiene una relación continua llevando a cabo trabajos en Madrid como por ejemplo en la iglesia de San Francisco el Grande. También es importante la presencia en el ámbito científico e intelectual como es el caso del botánico Cavanilles que es nombrado director del Jardín Botánico de Madrid; Antonio Ponz, Secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Francisco Perez Bayer, bibliotecario real y preceptor de Carlos IV o Gregorio Mayans, bibliotecario del rey. La nómina impresiona. Esta primera etapa de valencianos en Madrid culminaría con el nombramiento del alcoyano Antonio Gisbert como director del museo del Prado entre los años 1868 a 1873, quien sería el primer director valenciano en dicho museo de los tres que ocuparían dicho cargo.

Medio siglo más tarde, a finales del siglo XIX, y primeras décadas del XX, Madrid recibirá a un Sorolla, con todo lo que ello conlleva en influencia a otros artistas de su entorno, que se instala en la ciudad en la última etapa de su vida, hasta su fallecimiento; al pintor de marinas Rafael Monleón que fue nombrado pintor del Museo Naval de Madrid, al pintor e ilustrador Cecilio Plá en las principales revistas madrileñas, Salvador Martínez Cubells que sería nombrado primer restaurador del Museo del Prado, el alcoyano Emilio Sala, instalado en la capital y nombrado profesor en la Academia de San Fernando, o a Manuel Benedito Vives, discípulo de Sorolla, académico de San Fernando y cuyo estudio tuvo gran éxito entre la burguesía de la capital.

Miguel Falomir Faus, el valenciano que dirige el Museo del Prado. Foto: JUAN NAHARRO

Permítanme que cite a un valenciano, una figura solitaria en nuestra particular cronología, pero de una gran importancia en el Madrid republicano de la Guerra Civil Española, que no podemos pasar por alto. Josep Renau, director general de Bellas Artes entre 1936 y 1938, además de gran pintor y cartelista que, pienso, no necesita presentación, llevó a cabo una labor esencial a la hora de proteger el tesoro artístico del museo del Prado cuando decide trasladar la parte más importante de la colección a Valencia y de allí a Ginebra en febrero de 1939.

En la flamante contemporaneidad española, Felipe Garín -si bien fue licenciado en Derecho- abre una época dorada de historiadores valencianos al frente de los grandes museos españoles en Madrid pues tras su paso por el Museo del Prado en los noventa, le seguirá otro gran nombre del arte de las últimas décadas: el castellonense Tomás Llorens, que es nombrado director del Reina Sofía entre los años 1988 y 1990, y más tarde del museo Thyssen durante un amplio período que va desde 1995 al 2011. Dos valencianos que abren brecha para que se produzca un hecho muy inusual, y quizás irrepetible, como es que los dos grandes centros artísticos de la capital, el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía estén dirigidos por valencianos Miguel Falomir desde el año 2017 hasta la actualidad, y el historiador de Burriana Manuel Borja-Villel desde 2008 a 2023, otro extenso mandato.

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