REFLEXIONANDO EN FRÍO  / OPINIÓN

Vicente Barrera y Carlos Mazón de vacaciones

13/08/2024 - 

En agosto casi todos cogemos vacaciones menos los políticos. Siempre me ha chocado el fenómeno paranormal e incluso masoquista de cerrar el ordenador en junio y después deambular por el desierto agosteño teniendo que lidiar con las tentaciones endiabladas de los que te pasan fotos en la playa mientras tú estás enclaustrado en la oficina. Da la sensación de que nuestros dirigentes no descansan, estamos todos más torrados por el trajín político en época estival que por el calor. Ahí estamos, con las noches de verbena mirando de reojo a lo que ocurre en Cataluña, presenciando el nuevo espectáculo de nuestro genio de la televisión patrio, Carles Puigdemont; ha conseguido que todos llevemos un año hablando de él. Han hecho trabajar también a los ujieres del Parlament  por la investidura de Salvador Illa, menos mal que ahí dentro se está fresquito al igual que en una  Cataluña que da señales de enfriamiento a pesar de que a la derecha le interese que siga siendo un horno en el que se quemen todos los puentes.

Los programas de tertulias siguen a pleno rendimiento mientras Ferreras, Herrera y Alsina miran desde la torre de marfil de sus dos días de vacaciones por mes trabajado cómo sus contertulios se despellejan sin descanso. Ahí están todos, los que comparten durante el año, sin darse un respiro, acaparando horas de pantalla con miedo, quizá, a que alguien más guapo y con mejor predicamento les quite el puesto en septiembre y se queden sin comer; siempre que miro la repetición de analistas hasta en tiempo estival me pregunto si esta gente no tiene vida más allá de la política. Se ha generado un ambiente sobreestimulado en el que la actualidad la sigue ocupando los asuntos políticos incluso en un momento en el que el tiempo lo devoraban las serpientes de verano que inofensivamente permitían que hubiese cierto espacio para la ociosidad y para la improvisación.

 Los actores políticos, los activos y pasivos, se arrastran cual reptil buscando el mejor sitio en la playa mediática. Tras el numerito de Puigdemont aparecía Cuca Gamarra – la que se ha quedado castigada sin descanso – con una puesta en escena otoñal, burocrática, aburrida, y desentonando con los tiempos veraniegos. Ese mensaje en la rueda de prensa de Génova me cortó el rollo, no tocaba, en agosto todos estamos a otra cosa, incluso los que nos dedicamos a analizar lo que ocurre también queremos, como escribió A.J Ussia, que los días de agosto sean diferentes a los del resto del año.

Los episodios políticos estivales quedan igual de mal que unas elecciones en julio. Si nuestros dirigentes están cada vez más desconectados de la realidad social de nuestro país es precisamente porque no son capaces de respetar los tiempos naturales, se comportan  como una especie de reptilianos que no son capaces de desconectar de sus planes maquiavélicos; el otro día en una entrevista de Carlos Padilla con Chapu Apaolaza se preguntaban si Pedro Sánchez sería humano con sus hijas, y es que cada vez cuesta más imaginar a nuestros políticos con el traje gris quitado. En la era de los dirigentes encorsetados en una apariencia de institucionalidad alegra ver imágenes como la de Carlos Mazón y Vicente Barrera disfrutando fraternalmente de una barbacoa en una finca y a Félix Bolaños grabando un vídeo con su peluquero. Son los únicos que parecen haberse enterado de que la ciudadanía ahora está a otra cosa, que necesitamos cambiar el chip no sólo del ambiente laboral sino también del político.

¿Qué tal si cierran por vacaciones?

 

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