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para garantizar la financiación bancaria con varias entidades

Vicente Sala pignoró las participaciones de cinco empresas para comprar Samar a sus hermanas

11/10/2018 - 

ALICANTE. "Vicente se ha quedado con el plástico y un montón de deudas". Así resumía en su día una fuente conocedora de las negociaciones entre los hermanos Sala el acuerdo para que el primogénito, Vicente Sala, comprase a sus tres hermanas (Antonia, Fuensanta y María del Mar) la parte del grupo Samar Internacional, que el año pasado facturó cerca de 200 millones de euros y arrojó 3 de beneficio con los polímeros para inyección que distribuye en medio mundo. La memoria de las cuentas consolidadas del grupo para el pasado ejercicio, adelantadas por Alicante Plaza el martes, da fe de esta gráfica descripción al recoger la operación como hecho relevante acaecido con posterioridad al cierre del ejercicio.

El primogénito del matrimonio Sala Martínez tuvo que recurrir a varias entidades financieras distintas para financiar la compra del 60% de la empresa en manos de sus hermanas, que como se ha publicado se cifró en 54 millones de euros, contando los 12 que valía la parte del varón en la sociedad patrimonial Compañía Española de Resinas y 6 millones en variables (que las mujeres cobrarán en función de que Samar mantenga su acuerdo comercial con su proveedor principal). Es decir, Vicente Sala junior necesitaba 36 millones de los bancos. Y los consiguió pignorando las participaciones de hasta cinco empresas distintas del entramado Samar.

Tal como recoge la memoria, desde abril de 2018 es la sociedad Hersa Enterprise (creada en 2016 y administrada por Vicente Sala y su esposa, María Dolores Sánchez) la que posee el 95% de los títulos de Samar Internacional, a su vez sociedad dominante del grupo en el que se integran SM Resinas y Samarlen, los dos 'brazos' comerciales del holding. El 5% restante está en manos de la hermana de Carmen Martínez (la matriarca del clan asesinada en diciembre de 2016), Antonia Martínez.

"La financiación de dichas transacciones ha requerido el acceso a la financiación de diversas entidades financieras", explica la memoria, "otorgándose prenda sobre las participaciones de Hersa Enterprise, S.L., Samar Internacional, S.L., SM Resinas, S.L., Samarlen, S.L. y SM Resinas Logística, S.L. como garantía de dicha financiación". Es decir, la garantía de devolución del préstamo son las participaciones de las cinco empresas del grupo, o lo que es lo mismo: su propiedad. Asimismo, el grupo Samar ha tenido que "constituir una promesa de hipoteca sobre los terrenos y naves" de su propiedad.


El acuerdo con los bancos y la pignoración de las participaciones de las empresas, tal como adelantó Alicante Plaza, ya había tenido su reflejo en el Registro Mercantil de Alicante en los últimos meses. Así, en mayo redujo el capital de Samar Internacional en 1,5 millones de euros, y modificó los estatutos sociales de las mercantiles que forman parte del grupo (tanto Samar como sus sociedades dependientes) para cambiar el artículo 7 de los estatutos de varias de estas empresas, que hace referencia a la prenda de las participaciones sociales (es decir, la pignoración de las participaciones de las mercantiles como garantía para la financiación bancaria). 

Enfrentados por el crimen

Los hermanos Sala estaban enfrentados desde hace tiempo por la gestión del imperio empresarial heredado de su padre. Un enfrentamiento que salió a la luz tras el asesinato de su madre y la detención de Miguel López (yerno de la víctima, casado con su hija menor, Fuensanta), como presunto autor del crimen. Los cuatro hermanos, junto a su madre, formaban parte del consejo (y la junta de accionistas) que dirigía las dos ramas empresariales de la familia, hasta que en el verano de 2016 las hermanas depusieron a Vicente como presidente: su madre hizo uso de la 'acción de oro' para anular la decisión del consejo, disolverlo y nombrar a su hijo varón como administrador único de Samar. Mientras, ella (con la sociedad de nueva creación Marlo Capital) tomaba el control de la rama patrimonial de la Compañía Española de Resinas.

Desde que se perpetró el crimen, las dos facciones de la familia (Vicente Sala, su esposa y la hermana de su madre, por un lado; las tres hermanas y sus esposos, por otro) han cruzado demandas en los tribunales, hasta que sus respectivos equipos de abogados lograron cerrar un acuerdo que les ha permitido separar sus caminos. No obstante, Vicente sigue ejerciendo la acusación particular contra su cuñado, único detenido por el asesinato.


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