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CRÓNICA | ESTRENO DE 'LUZIA', EL NUEVO ESPECTÁCULO DE LA COMPAÑÍA

Viajar a México yendo a Barcelona: el sueño del Circo del Sol

18/03/2022 - 

BARCELONA. Cuando al ver un show solo te salen palabrotas de admiración es que algo están haciendo bien. Eso ha pasado con el Circo del Sol. Luzia, la nueva propuesta de la compañía ha aterrizado en Barcelona el jueves 17 de marzo y ha agotado el abecedario de la admiración. No es de extrañar cuando ha provocado que llueva dentro de una carpa y ha bajado a los y las artistas que actúan al rango de los mortales que también fallan en las acrobacias -con mucha disciplina, eso sí-. Pero en su segunda oportunidad lo consiguen.

La luna azul abría un pase puntual, comenzando a las 20:30 horas. Y daba paso, entre tintineos dorados de las estrellas y de los tulipanes del escenario, a pájaros acrobáticos. De este inicio de espectáculo ya se extraen dos conclusiones: una, que es un espectáculo donde los saltos y las piernas abiertas van a gobernar, y dos, que los animales tienen una alta presencia en escena. Animales entendidos como disfraces y performances.

No es de extrañar, pues un México onírico late durante las dos horas. ¿El hilo conductor? Un paracaidista que aterriza con más gracia que mala suerte en una tierra de acrogimnasia y fantasía. Es este el personaje que provoca que al público le duelan las mejillas de reír, porque el papel de clown conduce el espectáculo, ya sea a través de un silbato, de una pelota gigante lanzada a las butacas o de una plataforma giratoria que trae y lleva decorado sin que el público -atiborrado de palomitas- logre darse cuenta.

Luzia se sustenta en el onirismo y en las piernas firmes de los y las integrantes. En el caer plantado tras un double backflip (una doble voltereta hacia atrás). En la sensación de nadar en el aire que solo es posible en los sueños. El sold out de 2.500 personas aplaude ante una performance que lleva el amarillo y el naranja por paleta de color, ante una carpa en la que es de noche y de día en un despiste, en la que llueve y no resbalan los y las artistas y recuerda a una piscina en la que un tigre bebe tranquilo con la presencia humana por los aires. Y es que el artista humano escapa, literalmente, por el top de la carpa que ha costado ocho días montar.

El columpio 360 º también ayuda a entrar en ambiente. Es ese reto que intentabas hacer de pequeño/pequeña, el de dar la vuelta al columpio, pero saliendo bien. Además del humor del paracaidista, la música es el leitmotiv del show, con trinos, modulaciones y xilófonos en directo. Ah, y las contorsiones imposibles durante un número íntimo e iluminado por las velas.

A la música y el contorsionismo se unen los malabares, las acrobacias, los saltos, los equilibrios y la pole dance. Unas disciplinas artísticas en las que muchos de sus protagonistas toman forma de nahual, de persona sobrenatural con alma de animal, tan presente en la mitología mexicana. ¿Los trajes? Obra de Giovanna Buzzi, que permiten movimientos adrenalínicos que te llevan a preguntarte "qué pasaría si la acrobacia sale mal".

Y para concluir, una fiesta colectiva cierra y deja a una Barcelona asombrada, a un Alicante expectante, con ganas de que el 14 de julio se dé prisa. Definitivamente, el Circo del Sol no se ve todos los días.

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