VALÈNCIA. Nacho García 'Nas' (València, 1978) ha pasado de ser un escritor más de la editorial Sargantana a erigirse como su responsable de comunicación. Antes de asumir el cargo, había publicado dos libros con su sello: 35 grados a tu sombra (2016) y su segunda parte, 4 grados bajo cero (2018). Recientemente, ha visto la luz su última publicación: Vía de servicio, una novela en formato roadmovie con el acoso escolar como motor y dos protagonistas opuestos al volante de un mismo vehículo. Ninguno habría imaginado nunca que recorrerían juntos un camino hacia la venganza.
Logan y Luc, de 50 y 15 años respectivamente, representan el choque generacional entre un hombre harto de todo y un millenial en su etapa más compleja: la adolescencia. La estrategia, cuenta el autor, le permitía mostrar la diferencia de miradas entre una edad y otra y, a la vez, la similitud en la forma de concebir los problemas más graves. “Por mucho que tenga 15 años, Luc lanza réplicas y contrarréplicas al adulto y sabe ponerlo en su sitio. A lo largo del viaje, cada uno aprende del otro y evoluciona sentimentalmente”, explica Nas.
Esta coyuntura convierte la novela en una lectura apta para todos los públicos. “Es verdad que el protagonista habla especialmente mal, pero, al margen de eso, nada que no pueda leer un niño de 15 años”, garantiza el autor, convencido de que adolescentes y mayores pueden sentirse identificados en una historia también relacionada con la paternidad: “Logan arrastra la muerte de su padre y, al mismo tiempo, está al lado de un adolescente que podría ser su hijo”.
Tal es la química que surge entre los dos protagonistas que el joven decide confesarle a Logan lo que en casa nunca se había atrevido a revelar: estaba siendo testigo de un episodio de acoso escolar. Tras la confidencia, ambos prepararán un plan de venganza para destapar a los abusadores, aunque eso no siempre sea suficiente: “La novela denuncia que los acosadores no dejan de ser intocables incluso aunque los logres desenmascarar”, lamenta el escritor. De ahí que, además de una historia de denuncia social, de personajes y con guiños a la novela negra, sea también “una crítica al periodismo de clickbait”. “Todo va por moda en los medios”, recrimina Nacho García desde su faceta como profesional de la comunicación.
Hasta el momento, sus dos “novelas oficiales” (como él mismo define) eran “mucho más divertidas, frescas, ágiles; libros más luminosos”. La primera de ellas, de hecho, fue la semilla del programa de Plaza Radio que actualmente dirige: El Retrovisor, una mirada atrás en clave “nostalgicómica”. Sin embargo, Vía de servicio supone un cambio de registro en la literatura de Nas: “Esta novela es muy diferente en estilo porque he pretendido que sea más sucia, como la personalidad de Logan”, confiesa.
Unos meses antes de que se publicara, el propio Nacho García escribía en sus redes que “a veces, conviene darse un respiro, abandonar la autopista de confort y tomar una vía de servicio”. En el proceso de composición de este libro, Nas experimentó varias salidas de la zona en la que, como escritor, se sentía cómodo. Por una parte, decidió referirse a la paternidad cuando acababa de fallecer su padre —algo que, asegura, fue “una manera de desnudarse” aunque el personaje no tuviera nada que ver con él—. Por otra, se atrevió a abordar un tema “tan poco amable” como el bullying, e incluso a narrar episodios de sexo salvaje con todo lujo de detalles. De la experiencia, se lleva una lección: “En la vida, no tienes por qué seguir conduciendo como un autómata por una autovía solo porque todos van por ahí”.
Sin embargo, hay un recurso característico en su escritura que también palpita de fondo en esta última novela: el humor. Sin cruzar límites ni restarle seriedad al asunto principal, Nacho García recurre a él como soporte: “En la historia, no se utiliza el humor como arma de denuncia social, sino como tabla de salvación ante los problemas”. Es su remedio para cerrar “capítulos terroríficos”, dentro y fuera de la ficción.
Selva Almada trae siempre esos cuestionamientos de la infancia y la adolescencia. Con ella transitamos por esos umbrales y esos pasillos que conducen a lo que somos hoy en día