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Verano 2018: Grandes exposiciones de mujeres artistas

19/07/2018 - 

ALICANTE. En las próximas entregas y con el permiso de los lectores, realizaré un paréntesis en la serie de artículos en los que, bajo el título El despertar de la mujer en el arte, les vengo contando la historia de las primeras mujeres artistas y las dificultades con las que tuvieron que lidiar en su camino hacia el reconocimiento profesional. Así, les hablaré sobre muestras que tienen como protagonistas a mujeres artistas en la actualidad. Y es que la ocasión lo merece. 

Creo que no tenemos la suficiente distancia para saber si estamos ante un cambio de ciclo, en el que el número de exposiciones dedicadas a mujeres artistas se iguala a las dedicadas a los hombres artistas, o es el azar el que ha hecho que coincidan en el tiempo —inauguradas en mayo, junio y julio—, y en el espacio, —las provincias de València y Alicante—, magníficas exposiciones dedicadas a grandes artistas vinculadas a la Comunidad Valenciana y que no deberían perderse. Resaltar también que algunas de estas muestras, nacen de proyectos presentados a las convocatorias públicas del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.

El 26 de abril se abrió al público en el IVAM  la muestra colectiva A Contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas. 1929-1980, que permanecerá abierta hasta el 2 de septiembre. Comisariada por la alicantina Isabel Tejeda y la conservadora del propio museo, Mª Jesús Folch, se muestran obras de las principales artistas valencianas de gran parte del siglo XX; El planteamiento expositivo se inicia en el capítulo titulado Una generación perdida: la II República, la Guerra Civil y el exilio, con obras —entre otras— de las artistas Elisa Piqueras y Manuela Ballester, estilística y conceptualmente cercanas a las vanguardias del período de entreguerras y contrarias al academicismo predominante. Durante la II República y la Guerra Civil, se realizan manifestaciones plásticas con fuerte connotación política. El arte se pone al servicio de la propaganda en ilustraciones para carteles, prensa, fotomontajes, artículos de opinión… Interesante la documentación original que se muestra en este primer apartado.

Un segundo gran bloque abarca el resto de la exposición y es el dedicado al período que va desde el inicio de la etapa franquista, hasta la Transición. El final de la guerra fratricida marca, por una parte, el camino hacia el exilio de muchas artistas y por otro, la necesaria reinvención y reorganización, casi desde la clandestinidad, de las que se quedaron. Una etapa difícil para la mujer en cualquiera de los ámbitos pero que, con pequeños pero efectivos logros, se irá avanzando en el reconocimiento de nuestros derechos hasta culminar con la creación, en 1983, del Instituto de la Mujer y del Instituto Valencià de la Dona.

Este período histórico abarca cuatro décadas y la muestra, está fragmentado en cuatro áreas artísticas: una primera, Los cuerpos en disputa, que se inicia con las artistas formadas en el academicismo de los cuarenta; la segunda, Espacio, participación y consciencia creativa comienza en los años 50 con obras próximas a las Segundas Vanguardias. En este apartado quiero destacar, por una parte, la inclusión en la muestra de los juguetes educativos de Monika Buch y de la artista de Xàbia Milagros Lambert, conocida como Mila Boutan y, por otra, recordar con enorme cariño a la artista Ángeles Marco, con la que mantuve interesantes conversaciones en torno al arte mientras que estuvo montando una de sus esculturas en el Castillo de Santa Bárbara para una muestra del Simposium Escultura Alicante.

Se incluyen también, obras de la artista alicantina Juana Francés (1924 – 1990). De hecho, Silencio, uno de sus trabajos iniciales, ha sido el escogido como imagen de esta exposición. Una obra con enorme fuerza expresiva, que solo con el gesto de llevarse la mano a la boca transmite silencio, angustia, desasosiego o sorpresa.
El tercer bloque, dedicado a Prácticas de resistencia antifranquista: de la historia a las historias, arranca en los años 60, con grupos artísticos antifranquistas, como Estampa Popular, Crónica de la Realidad, Equipo Crónico o Equipo Realidad. En este apartado, podemos ver obras tremendamente críticas con la sociedad y otras, que dan voz a las mujeres de la España rural. En el cuarto y último bloque, De profesión, sus labores, se muestran obras a partir de los años setenta en las que las artistas reinterpretan —a través de la aguja e hilo, o del bordado— la artesanía popular, o investigan y reinterpretan, en tono industrial, el diseño de telas de ropa de casa. Soledad Sevilla o Carmen Calvo tienen obra en esta etapa. El año 1980 que marca el fin de esta muestra, fecha en la que Carmen Calvo es incluida en la exposición New images from Spain, en el Guggenheim de Nueva York.

Este verano y también en el IVAM, las exposiciones Hasta cota de afección de las valencianas Patricia Gómez y María Jesús González, en la Galería 6, que se puede visitar hasta el 7 de octubre y la dedicada a la artista francesa Annette Messager,  Púdico – Público, hasta el 4 de noviembre.

Del 18 de mayo al 16 de junio, tuvo lugar en la Sala Coll Alas de Gandia, la exposición El contenciós abandonament de la dolçor, con obras de Lucía Peiró i Lloret (Benigànim, València, 1967). Artista interdisciplinar que trabaja, desde los 90, el arte de acción, la poesía visual, la performance y las maniobras artísticas. En esta ocasión, esculturas, instalaciones, vídeo y dibujos conforman una exposición en torno a su reflexión artística sobre los derechos de la mujer, la relación de la mujer con la sociedad y la familia y, sus renuncias personales. En dibujos como La portadora, La coronació, El ritual és la vida. Qüestions de cobertor. Qüestions del poder o L’apaga focs desgrana su idea sobre la importancia de la mujer como portadora de vida, o como centro del hogar, de un matriarcado ancestralmente impuesto por la sociedad y que lleva, en numerosas ocasiones, a tener que renunciar, no sin dolor, al propio desarrollo personal, con las consecuencias emocionales, físicas, laborales o sociales que conlleva.

La crítica de arte alicantina Irene Ballester Buigues, recientemente incorporada al Consell Valencià de Cultura, escribe el texto del catálogo y describe así a las obras que tienen como protagonista el cuerpo de la mujer:  “Mujeres recipientes, mujeres vajillas, contenedoras de futuras vidas en sus vientres, los mismos de los que el patriarcado se apropia para ser comercializados como vientres de alquiler, como si de una mercancía se tratara, y de futuros placeres sensoriales que activan la mirada masculina, relacionando parte de nuestros cuerpos, también considerados comestibles, a los alimentos”.

El dulzor o la dulzura, son términos vinculados al sabor de algunos alimentos y Lucía Peiró, los relaciona en sus obras con la dulzura, sensación que nos traslada a la infancia y nos recuerda al cariño, bondad o calidez de una madre. Esa misma madre, que, en muchas ocasiones, y a coste cero, se olvida de sí misma en beneficio de su propia familia. Interesante reflexión de una dicotomía complicada, que se acrecentó con la incorporación de la mujer al mercado laboral y que sigue sin resolverse hoy en día. De hecho y, en el lado opuesto, encontramos –y cada vez es más habitual- a  la mujer que renuncia a ser madre para no perder independencia, estatus o autonomía personal. Cualquier tipo de renuncia supone un caos emocional, se mire como se mire. ¿No creen?

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