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crónicas por los otros

Una casa swahili

  • Johnson explica a la autora de la crónica el sistema de construcción de las casas.

Dicen en Lamu que las puertas de entrada de las casas son las que dan indicaciones y pistas de lo que dentro. Desde fuera son casas que se perciben sencillas, cerradas y pequeñas y cuando pasas el umbral de la puerta descubres que son todo lo contrario.

Lamu es famoso por las puertas de sus casas, puertas de madera, talladas a mano que dan pista de lo que vas a encontrar dentro. Auténticas obras de arte que se abren ante majestuosas casas swahilis.

En Lamu todo se vive de puertas para dentro, nada se debe mostrar fuera de casa como bien indica su cultura.

Por ello las mujeres tapan sus rostros y las casas no se muestran desde fuera salvo que tengas la oportunidad de entrar en ellas y de vivir en una de esas casas. Yo he visto auténticos palacios que por fuera nunca imaginaria pues los exteriores pasan desapercibidos. Una vez entras son casas preciosas construidas con el coral que llega del poblado de Manda Maweni, uno de los poblados más pobres del archipiélago de Lamu.

El coral de Manda Maweni

En este poblado africano por todos los lados, las cantinas y minas de coral son la base económica del mismo. El coral que se exporta al resto del archipiélago de Lamu y al resto de Kenia y otros países. Un coral con el que construyen las casas más lujosas de Lamu y que, por otro lado, no se usan para construir sus propias casas, levantadas con barro y palos, una especie de adobe. Manda significa en swahili "pueblo".

Siguen picando con pico y pala de sol a sol. Solo paran durante las horas centrales del día, cuando el sol ya es insoportable. Verles trabajar es volver a ver una de esas películas que recrean las condiciones de trabajo casi inhumano desde nuestra perspectiva occidental.

Lo que más me gusta, según me cuenta Jonshon, el guía que me ha hecho el recorrido por todo este poblado, es que hace unos años una extranjera de visita en el poblado les ofreció comprarles una grúa y una máquina para facilitarles el trabajo diario pero los propios trabajadores lo rechazaron.

Jonshon me dice que lo tuvieron claro, y que si llegaba esa máquina quitaría puestos de trabajo. Así que decidieron seguir en esas condiciones laborales y que el trabajo con el coral diera de comer a muchas familias. 

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