VALÈNCIA. La última semana ha reflejado un capítulo más del conflicto entre el Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera y la Presidencia de la Generalitat que ostenta su compañero de partido, el socialista Ximo Puig. En esta ocasión, el rifirrafe se ha concentrado en una de las discrepancias que venía arrastrándose desde tiempo atrás: el trasvase Tajo-Segura. Pero en lo que llevamos de legislatura varios han sido los desencuentros del Consell con el departamento de la también vicepresidenta tercera del Gobierno central, a la que dirigentes del PSPV le achacan "poca sensibilidad estratégica" con el Ejecutivo autonómico.
Bien es cierto que, posiblemente, por el asunto en cuestión y la problemática estratégica que supone para Puig, este último desacuerdo ha sido el más ruidoso. Desde Transición Ecológica se acometió por la puerta de atrás una modificación del acuerdo alcanzado en el Consejo del Agua que abría la puerta al recorte del trasvase Tajo-Segura, una transferencia hídrica fundamental para los regantes alicantinos. Las protestas valencianas no se hicieron esperar y la ministra salió al cruce con palabras que disgustaron notablemente en el Palau de la Generalitat y a los afectados: "Sus demandas no son compatibles con el interés general".
Durante los siguientes días, la Administración valenciana trató de tender puentes bajo amenaza de recurso pero el Gobierno, aunque suavizó algunas cuestiones, terminó por sacar adelante un plan de cuenca que mandaba a un segundo plano las posiciones valencianas. Aunque se harán revisiones anuales, sí se recortará el trasvase. Como venda tras la herida, Ribera anunció una rebaja del precio del agua desalada y lisonjeó al presidente Puig en su intervención tras el Consejo de Ministros.
Un balance insuficiente para los socialistas valencianos, que saben que se juegan en Alicante muchas de sus opciones de continuar gobernando tras las elecciones autonómicas del próximo 28 de mayo. Para mayor estupor, en el PSPV circulaba este jueves la información publicada por el diario El Mundo con la conversación que habría mantenido el presidente manchego, Emiliano García-Page -con quien Puig ha tenido varios roces-, con la ministra y en la que se cerró el acuerdo para el recorte del trasvase.